Un triste regreso

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Con Renae y los duendes de los cuatro reinos como guardias inseparables de Amice y Margery, las viajeras atraviesan aquel bosque donde fueron sorprendidas por Alcides y sus guerreros en el que por fortuna ninguna de ellas salió herida. Asegurándose por el bienestar de Amice y apoyándose de la vista aérea de los pequeños duendes grises, la mirada de Renae se mantenía puesta en ella y en los alrededores asegurándose que nada ni nadie se le acercara.

Después de algunas horas de cabalgata la mujer de temperamento fuerte, Margery, le preguntó:

— ¿Qué hacías con ellos?, ¿En realidad, qué es lo que querían? — Le preguntó a Renae.

— Iba con ellos en busca del medallón que el hijo del guardián del norte portaba.

Extrañada Amice Preguntó: — ¿Iban por mi hermano?

— Realmente lo siento. — Respondió el joven. — Pero desde que Liam nos envió a capturarlo yo no le veía sentido apoderarse de tu hermano.

— Y ¿Por qué lo hiciste si no estabas seguro de capturar a Aland? — Peguntó Margery.

— Yo solo seguía órdenes de Liam. — Respondió el joven muy apenado.

Mientras Amice solo escuchaba, Margery continuó con el interrogatorio: — ¿Cómo dieron con nosotras?

— En realidad fue un error. — Dijo Renae explicando lo sucedido. — No esperábamos encontrarlas a ustedes, desde que el duende me encontró en el río del bosque de la planicie...

En ese momento Renae fue abruptamente interrumpido por Amice quien le preguntó: — ¿Estuvieron en la planicie?, ¿En mi hogar?

— Si... y lamento lo que el demonio Arioch le hizo a tus padres. — Dijo Renae.

Con la mirada triste de Amice, Margery le dijo: — Continúa... ¿A que fueron a la planicie?, ¿Qué hicieron después de allí?

— Yo creía que Alcides buscaba el medallón como me había dicho pero en realidad buscaba una daga. — Dijo Renae.

Nuevamente Amice preguntó: — ¿Una daga?, ¿Qué daga?

— No lo sé, Alcides lo dijo de una forma muy particular que se me quedó grabado en la cabeza: "una daga con una hermosa empuñadura y una fina hoja que jamás pierde su filo, una hoja con una inscripción grabada en ella".

Asustada Amice dijo: — ¡Margery!, van a ir por mi hermano... ¡Debemos ir a advertirle!

— Lo que debemos hacer es ir a Niiveth... ¡Eso es lo que vamos a hacer! — Dijo la guerrera mientras cabalgan.

— ¡Pero...!

— Y... ¡Niiveth es a donde iremos! — Replicó la guerrera de Percival.

— ¡Pero es mi hermano! — Insistió Amice.

— ¡Lo sé! Y ¡Si quieres que él viva iremos a Niiveth!

— ¡Pero tú no entiendes...!

— ¿Entender qué Amice? — Preguntó Margery en tono molesto.

— ¡Se lo llevarán esos criminales! — Dijo Amice sujetándose de la cintura de Margery. — ¡Si lo atrapan le harán daño!

Mientras el caballo continuaba avanzando Margery simplemente le respondió: — Recuerda lo que dijo Percival, cada uno de ustedes debe cumplir con su destino para que la profecía se realice, de lo contrario no solo a tu hermano le harán daño, el resto de la raza del hombre y el resto de las razas morirá y todo esto sería en vano, tu hermano es muy importante... al igual que tú lo eres también, él está siendo protegido por Galwin, al igual que yo lo hago contigo.

La Espada NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora