Los cuatro reinos

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— Hace más de mil años... — Les cuenta Percival a los hijos de Everard y Beatrice quienes están sentados tomando una taza de té en compañía de Margery y Galwin. — Existieron varios reinos alrededor de este mundo, las peleas territoriales existieron desde antaño y se prolongaron de generación en generación, la avaricia por el poder de algunos reyes llevó a sus pueblos hacia la extinción, otros decidieron enfrentar su destino peleando y defendiendo sus tierras que por derecho de reinado les pertenecían y algunos pocos protegieron a sus pueblos de una aniquilación segura refugiándose en lugares inhóspitos y remotos dejando atrás sus tierras y castillos para así alejarse del resto de los reinos y de las guerras que azotaban en esa época.

— Entre aquellos que dejaron sus tierras está el reino de Niiveth quienes emigraron junto con su Rey hacia islas remotas en medio de los océanos donde les permitían observar a distancia que o quienes se aproximan hacia ellos; El Rey de Oxzorm llevó a su pueblo hacia las cumbres de las montañas más peligrosas de todos los reinos, desde las alturas lograron tener una vista majestuosa de todo lo que les rodeaba, aprendieron a aprovechar las ráfagas de viento para impedir el acceso a todo aquel que intentara acercarse; Por otro lado el Rey de Gurond decidió llevar a su pueblo hacia las profundidades de la tierra, fuera del alcance de los otros reinos para así iniciar una nueva vida; Pero hubo un Rey que decidió desafiar todo sentido común y junto con su pueblo se postró en las cercanías del lugar más temido por todos los reinos en donde el fuego y criaturas extrañas eran parte de la vida existente de esos territorios, éste Rey lo conquistó y lo llamó el reino de Abuliot.

— Mientras la humanidad se destruía entre sí por el poder y la conquista de nuevas tierras, se creía que una fuerza desconocida emergía desde las mismas entrañas de los ensangrentados campos de batalla, se dice que existió un portal al infierno mismo y, que desde él, salieron las criaturas más mortíferas y sanguinarias que cualquier ojo humano pudo ver, los Makhai eran los espíritus guerreros que conformaban las tropas terrestres del averno, tan solo su aspecto a muerte y carne podrida provocaban un miedo profundo sobre cualquier persona que intentara enfrentarlos, eso sin mencionar que en sus más de dos brazos empuñaban en cada mano sus hachas y espadas mal afiladas las cuales habían sido forjadas con el mismo odio del Dios Negro.

— Los compañeros de los Makhai son una especie de perros enormes llamados Aziux de grandes garras tan afiladas que con ellas son capaces de partir a cualquier hombre por la mitad, sus colmillos de hasta treinta centímetros de largo son perfectos para triturar todo tipo de huesos que se les atraviese y en sus espaldas tienen una especie de espinas tan gruesas y fuertes que con ellas pueden moler cualquier ser vivo, son tan rápidos que difícilmente alguien pueda correr para escapar de ellos.

— Por si fuera poco, existen los Ramshar con sus cuerpos extremadamente musculosos, son demonios carentes de toda facción, no tienen vista, olfato ni gusto y son sumamente sigilosos, pero lo que sí tienen es un excelente sentido del oído que les permite detectar cualquier objeto que esté cerca de ellos, incluso pueden detectar a sus enemigos a decenas de metros de distancia, se alimentan de la sangre que cae en sus cuerpos, sangre de sus enemigos que hacen salpicar mientras los despedazan con sus hachas de tres hojas

Mientras los chicos están atentos, Percival continuaba con la historia...

— Todos estaban tan concentrados en las batallas y en sus diferentes escenarios que nadie se dio cuenta de la existencia de estos y otros seres oscuros, no fue sino hasta que la tierra comenzó a estremecerse por la cantidad de sangre derramada en sus suelos que la presencia de estos seres se hizo visible ante ellos.

— Durante años que duró la gran guerra, el Dios Negro y todas sus fuerzas del mal salían a reclamar lo que por sangre les pertenecía, todas aquellas almas envueltas en el caos y la avaricia fueron las primeras en caer: guerreros, soldados y cualquier persona participe de la guerra eran masacrados por estos los monstruos y demonios.

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