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Aún me acuerdo de aquel día que me besaste, Renjun. Fue un sueño hecho realidad.

Sin embargo, giraste la cabeza según nos separamos y susurraste que lo olvidara, te diste la vuelta y te marchaste con la cabeza gacha, dejándome allí parada como una tonta.

Era una tonta por ti, lo sé. Esperaba que mi mejor amigo desde la infancia sintiera algo por mi, como si eso fuera si quiera posible.

A día de hoy, viéndote acostado en mi sofá, con tu cabeza apoyada en mis piernas y acariciándote el pelo, sigo pensando que quizá algún día te darás cuenta de que esa chica a la que tu llamas novia, no te quiere ni la mitad de lo que yo lo he hecho, hago y haré, probablemente para el resto de mi vida.

Has sido mi primer y último amor. El único que he querido y necesitado. Y sin embargo, diez años después de que me dejaras sola, sigo esperándote.

Incluso sigo escribiendo un diario para ti, sabiendo que nunca lo leerás.

-¿Estás escribiendo algo bonito?- preguntaste.

-Estoy escribiendo sobre algo precioso e inalcanzable, Renjun.

Me levanté del sofá sustituyendo mis piernas por un cojín, no quería que le doliera el cuello.

Te pregunté si querías algo de comer y tu negaste. Irías a cenar con ella. Me dejarías sola otra vez.

Asentí y te acompañé a la puerta, te alcancé la chaqueta y los zapatos. Te arreglé el pelo y sonreíste.

Volviste a mostrarme esa preciosa sonrisa de la que llevaba más de la mitad de mi vida enamorada y me hiciste sonreír a mi también.

Sé que ella no te trata como yo, nunca te ayuda a hacer nada, no te mima. Debería hacerlo porque, con ese tipo de detalles, tus ojos brillan con cariño y sonríes como un pequeño niño. No has cambiado nada.

Siento mariposas en el estomago cuando, como de costumbre, me das un beso en la frente y me abrazas antes de darte la vuelta para salir.

Pero las mariposas se convierten en celos y tristeza cuando, aún desde la puerta, veo cómo caminas hasta el ascensor sin mirar atrás mientras sacas las llaves de tu coche.

Me gusta verte feliz, Renjun, porque lo eres todo para mi. Eres mi mejor amigo, mi hermano, confidente y el amor de mi vida.

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Acababa de meterme en la cama, sobre las dos de la mañana, y estaba a punto de dormirme.

El timbre de mi apartamento sonó como un loco, me levanté con cansancio y fui a abrir la puerta.

-¿Qué haces aquí? Se supone que tenías una cita.

-La he dejado.

Se formó un silencio abrumador mientras yo buscaba signos de tristeza en su rostro. Le abrazaría y preguntaría la razón.

Cogió mi mano y tiró de mi dentro del apartamento, cerrando la puerta cuando entré. Se quitó los zapatos y le ayudé a colgar su chaqueta en el armario de la entrada.

No habló, se sentó en el sofá, en su sitio de siempre y volvió a tirar de mi mano hasta que estuve sentada a horcajadas encima de él, como solíamos hacer. Me abrazó fuerte y jugó con mi pelo mientras escondía la cabeza en el hueco de mi cuello.

Estaba más que preparada para lo que estabas a punto de decirme, Renjun, pero me tomó con la guardia baja.

-Desde aquel día no he podido dejar de pensar en qué podría haber pasado con nuestra amistad si algo se torcía. No debí haberte besado- su voz era un susurro, pero podía escucharla perfectamente-. No la quiero, no la quise nunca. Por eso la dejé, si es lo que te preguntabas.

-Está bien, Ren. No siempre se acierta al...

Me besaste y tus labios seguían siendo tan dulces como recordaba. Quizá incluso más.

Sus manos habían viajado hasta mis mejillas y sus pulgares las habían acariciado con tanto cariño como siempre.

Se sentía diferente, era igual y distinto de aquellas veces que besabas mi frente. Las mismas mariposas aparecían y aún así el sentimiento era tremendamente diferente.

-No llores, por favor. No quiero verte llorar- ahora sus pulgares limpiaban mis lágrimas.

-No sé por qué estoy llorando- dije riendo levemente-. No sé si estoy feliz porque estás conmigo ahora o triste porque puede que te vuelvas a arrepentir.

-No me arrepentiré de esto nunca, ¿vale? Ni si quiera me arrepentí la primera vez que lo hice. Te amo.

NCT One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora