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Jaemin

Allí estaba aquella joven de nuevo. La recordaba perfectamente, había ido a clase conmigo desde siempre.

Últimamente había ido a menudo al restaurante de su marido, donde ella trabajaba.

Era una pena que siendo una de las mejores alumnas del centro hubiera acabado en una situación como aquella. No podía evitar imaginarla en un puesto de mando en alguna empresa importante. Sonriendo a sus empleados amablemente y sabiendo dirigirlos a la perfección.

— Buenas noches, ¿que desea tomar hoy?

Aquella era la sonrisa de la que hablaba. Preciosa, aunque algo tímida. 

— Lo de siempre, por favor— le contesté sonriendo de vuelta—. ¿Cómo has estado, Hannie?

— No me puedo quejar— dijo encogiéndose de hombros.

— ¡Hansook! Entra en la cocina ya.

Siempre era la misma historia. Su marido era tremendamente duro con ella.

— Si llego a saber que ibas a venir a ligar con otros delante de mi como la puta que eres, te habría dejado encerrada en casa— le escuché decirle una vez cerró la puerta de la cocina—. Bastante tengo ya con encargarme de este asqueroso antro que me han encasquetado los viejos de tus padres. 

Me partía el corazón escuchar a aquel hombre hablarle de aquella manera. Se suponía que, como su marido, tendría que al menos tratarla como a un ser humano.

Había sido una noticia que nunca nos habríamos esperado. Un día, de la nada, Hansook dejó de venir al instituto. Nadie sabía nada de ella, ni si quiera sus amigas. Se hacía raro no ver a la presidenta del consejo de estudiantes por los pasillos. 

No fue hasta una tarde en la que tuve que volver a una reunión con el director que la volví a ver. Llevaba un carrito, recuerdo que lo primero que hice fue rezar porque no fuera su hijo. Había caminado hacia ella lentamente, mientras me sonreía con aquellos ojos tan bonitos llenos de tristeza y me enseñaba el certificado que acreditaba que había acabado sus estudios secundarios.

Comí en silencio recordando lo radiante que estaba hacía apenas un par de años. Ahora parecía haber envejecido de sopetón. Con el pelo recogido torpemente, ojeras y aquel delantal; la belleza que la caracterizaba estaba carcomida por el agotamiento. Incluso podía notar lo mucho que había adelgazado: sus mejillas ya no eran redondas y no tenían su típico color rosado. 

Si tan solo me hubiera armado de valor y le hubiera dicho lo que sentía por ella... Podría haber tenido un futuro mejor. Quizá estaría estudiando en la universidad o podría haber sido bailarina, como ella quería. Quizá sus ojos no habrían perdido su brillo y su sonrisa no estaría vacía. 

Me di un momento para  buscarla con la mirada cuando me encontré frente al restaurante por segunda vez aquel día, antes de volver a casa.

Allí estaba, sentada en una mesa a altas horas de la noche, comiendo si ganas y con su pequeño hijo sentado en su regazo. 

Él jugaba con su camiseta, muy entretenido, consiguiendo sacar una sonrisa triste a su madre. 

Vi cómo Hannie le acariciaba la mejilla con ternura y le besaba la frente antes de abrazarlo contra su pecho. Suspiró pesadamente mientras las lágrimas empezaban a empapar sus mejillas y no pude evitar que mis ojos se aguaran también. 

Todo aquello había sido mi culpa.

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Hello, humans!

He vuelto con una petición que llevaba en mi libreta unos cuantos meses. 

Este es para Las_nalgas_de_Renjun, siento haber tardado tanto <3.

NCT One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora