Caminábamos de la mano por las calles de Tokio. Habíamos decidido que pasaríamos el día libre de Yuta dando un paseo solos y aprovecharíamos que se estaba celebrando el Festival de Tanabata para visitarlo.
–Vamos a la calle Kappabashi, está a un par de manzanas de aquí.
Estaba feliz. Se le notaba incluso sin mirarle. Desprendía buena energía y llevaba una sonrisa gigantesca impresa en la cara.
–¿Me cuentas la leyenda?
Aunque más o menos sabía la historia, decidí preguntarle sobre ella de todas maneras. Así podría ver su sonrisa crecer más.
–La leyenda dice que había dos enamorados que sólo se podían ver una vez al año: el séptimo día del séptimo mes del año. La princesa Orihime y el pastor Hikoboshi estaban separados por el río Amanogawa.
-¿Por qué se podían ver sólo una vez?
–Orihime era una gran tejedora y trabajaba muy duro para darle las telas a su padre. Sin embargo, lo que quería era poder enamorarse. Al ver lo triste que estaba por ello, su padre le concertó una cita con Hikoboshi. Fue amor a primera vista, se casaron y eran muy felices.
–Pero... Tiene que haber algún "pero"- dije parándome de golpe y tirando de su mano.
–Claro que hay un pero, no me has dejado acabar– me contestó riendo suavemente, sosteniendo mi mejilla y besando mi frente–. Ambos empezaron a descuidar sus trabajos, la princesa dejó de tejer para su padre y el pastor perdió su ganado. El rey Tentei los separó, uno a cada lado del río, y les prohibió verse para siempre.
–Eso es muy triste.
–Eso pensaba Orihime también. Estaba desesperada por la pérdida de su marido así que le suplicó a su padre para que les dejara volver a verse. Finalmente les concedió el séptimo del séptimo mes de cada año, pero con una condición: que Orihime hubiera acabado todo su trabajo o tendrían que esperar otro año más para verse.
–Ahora pasa lo de las grullas, ¿no?
–Si, señorita, tienes razón. Sólo tuvieron un problema cuando por fin pudieron reencontrarse. En el río no había ningún puente, no tenían manera de cruzar. Entonces las grullas, que vieron a la princesa llorar tanto, le prometieron que harían un puente con sus alas todos los años para que pudiera cruzar siempre y cuando no lloviera. Hemos llegado, ¿no es precioso?
La calle estaba llena de decoraciones de colores, puestos de comida y gente pululando para atrás y adelante. Niños riendo y gente escribiendo sus deseos en aquellos papeles alargados de colores.
–Lo es, es precioso. Gracias por traerme.
Compramos dos papeles de aquellos para escribir nuestros deseos y ofrecérselos a las estrellas.
–Ahora los colgamos del bambú.
Di un paso hacia atrás cuando cogió mi deseo para colocarlo en una de las ramas más altas junto al suyo. Su piel brillaba con el sol, libre de maquillaje. Tenía las mejillas rosadas por el calor que hacía y sonreía como un niño grande.
–¿Qué has pedido?
Pensé un segundo si sería demasiado serio para decírselo aún, pero me pareció el momento perfecto.
–Quiero ser así de feliz contigo para siempre, Nakamoto Yuta. Por que te amo, ¿sabes?
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He aprendido un montón escribiendo este capítulo -Wolf_Jeno-. De verdad, gracias de todo corazón por pedírmelo.
Moving on... Esta tarde me voy de acampada y no creo que vaya poder subir nada más hasta el jueves (si antes de las siete no he subido el siguiente shot, no podré escribirlo hasta dentro de unos días).
Espero, como siempre, que os haya gustado, encantado, RE-encantado; porque a mi me ha gustado un montón escribirlo. Debe de ser el primero con el que estoy realmente conforme.
Love youuu <3<3<3<3.
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NCT One Shots
FanfictionDonde me imagino cosas que pasarían con los chicos de NCT y las escribo para todos los NCTzens (y otr@s).