Oh, Dios Santo. Qué hombre.
Ahí estaba, de pie al final de las escaleras, con ese jersey fino y ajustado y unos vaqueros que se apretaban alrededor de sus grandes muslos.
Esperaba a a mi prima, que bajaba detrás de mi después de habernos estado preparando juntas para ir a una cena familiar.
No podía evitar sentirme celosa. Esperar a que estirara su mano para que yo la cogiera y que sujetara mi cintura mientras me besaba. Que me dijera que estaba hermosa y me devorara con los ojos justo como yo hacía con él.
Odiaba a mi madre en aquel momento. A ella se le había ocurrido la brillante idea de alquilar una serie de chalets para que se hospedara mi gigantesca familia. Ella lo había llamado "vacaciones familiares".
Desde que le había conocido apenas un año antes, no había podido sacármelo de la cabeza. Estaba terriblemente mal, pero se sentía tremendamente bien.
En el camino hacia el restaurante, Cassie se sentó en el asiento delantero con mi otro primo, lo que me dejó como única opción sentarme al lado de Johnny.
–Me rindo, no puedo escuchar bien lo que dicen, la música se escucha demasiado alta aquí atrás– me dijo, echándose hacia atrás en el asiento y mirándome de reojo.
–No sé por qué pero a mi también me pasa eso. Pensaba que estaba perdiendo la cabeza– le dije riendo suavemente, girándome hacia él–. Por lo menos ahora sé que no soy sólo yo.
–Tu familia habla mucho de ti– soltó de repente.
–¿De qué estás hablando?
–De que todos hablan mucho de ti. Y muy bien además. Sin embargo debes de ser la que menos se deja ver por reuniones de este tipo. Es una pena.
Ví cómo se acercaba a mi con cada palabra que decía. Le brillaban los labios porque acababa de lamérselos y yo necesitaba un poco más de autocontrol.
–Debe de ser precisamente por eso– contesté con cierta dificultad, se me había secado la boca–. Me ven poco, por eso tienen una buena impresión de mi. No te dejes engañar.
Para entonces, el coche ya estaba aparcado y mis primos estaban saliendo de él.
–No estoy seguro de eso, quizá estaría bien conocerte más en profundidad para poder desmentir tu teoría.
Si bien anteriormente se me había secado la boca, en aquel momento, empecé a salivar como si hubiera visto un manjar pasar por delante de mi.
La manera susurró aquellas palabras tan cerca de mi, con su voz grave, me había vuelto loca.
Salí del coche cuando Oli abrió la puerta de golpe.
–Si no disimulas un poco más te vas a ganar una paliza– me dijo en un susurro mientras caminábamos lentamente para que la pareja no nos escuchara.
–Lo siento, pero es que estoy segura de que lo hace a propósito. Se acerca a mi y me susurra con esa voz grave. Llegados a este punto todo tiene doble sentido, Oli.
–Creo que además de mi, nadie se ha dado cuenta de cómo le desnudas con la mirada, así que... Simplemente ten cuidado. Cassie es tu prima, ¿recuerdas?
–Que si... Ya lo sé. Lo intentaré. Pero ¿tú le has visto?
Se encogió de hombros y tiró de mi hasta la entrada, donde estaban esperando por nosotros para acompañarnos hasta el reservado.
Una vez allí, me senté en el extremo. Oli se sentó en frente de mi y Cassie a su lado. Lo que, de nuevo, me dejaba sentada al lado del apuesto novio de mi prima.
No tuvimos que esperar demasiado para que se llenara la mesa, pues todos habíamos salido de la urbanización más o menos al mismo tiempo.
Me había encerrado en mi propio pequeño mundo, picoteando de los entrantes aquí y allá, cuando sentí su mano posándose lentamente en mi pierna. Se inclinó hacia mi de la misma manera.
–¿No tienes hambre?
Aunque calmada y algo preocupada por la mísera cantidad de comida que estaba ingiriendo, su voz me había parecido de lo más sensual en aquel susurro.
Posé mi mano en la suya discretamente, intentando apartar sus dedos de mi piel expuesta. Sólo conseguí que aplicara presión a su agarre.
–Necesito un cigarro– dije en voz alta como disculpa mientras me levantaba de mi silla–. John, ¿me das uno?
Palpó los bolsillos de su abrigo y frunció el ceño.
–Oli, ¿me dejas las llaves del coche? Me los he debido dejar allí– dijo levantándose también y estirando la mano para recoger las llaves-. Vamos, así no estás sola si pasa algún imbécil.
Asentí suavemente, sin creerme que realmente fuera a venir conmigo. Vi el paquete de tabaco en su bolsillo izquierdo cuando deslizó los brazos por las mangas de su abrigo e inmediatamente desvié la mirada hacia mi primo, que sólo me advertía con la mirada.
Caminamos en silencio hasta el coche. Con una distancia de un metro entre nosotros.
Una vez llegamos, caminé hacia él y le empujé bruscamente.
–He visto la maldita cajetilla en tu bolsillo, imbécil. ¿Qué es lo que quieres?
Estampé mi mano contra su pecho, pero a pesar de haber utilizado una buena cantidad de fuerza, no se movió en absoluto. Volví a empujarle, desesperada por la manera en que me confundía.
–Para, nena.
–¡No me llames así! Yo no soy tu nena– le empujé de nuevo sólo para conseguir que cogiera mis manos entre las suyas.
Me empujó contra la puerta del coche, apresándome entre él y la fría caja de metal.
–Por favor, para. No sé por qué haces todo esto, pero no está bien. Me confundes, John Seo.
–¿Te confundo? ¿A caso te sientes atraída por mi y por eso te incomoda la cercanía?
Se acercaba más y más a mi, cambiando el agarre de mis manos por uno en mi cintura. Sentí mi cuerpo relajarse en contra de mi voluntad cuando se relamió los labios y ladeó la cabeza.
-Si me vas a besar– le dije en un susurro tembloroso, subiendo mis manos por sus brazos hasta descansarlas en sus bíceps–, no me hagas arrepentirme de traicionar a mi prima y no te arrepientas tu después.
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Johnny me tiene suplicando por él. En serio, podría ser un problema.
He roto el roto mi propia programación al escribir esto, pero necesitaba sacar esto de mi cabeza. El próximo shot será de mi lista de encargos, lo prometo.
De todas las maneras, espero que os haya gustado.
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NCT One Shots
FanfictionDonde me imagino cosas que pasarían con los chicos de NCT y las escribo para todos los NCTzens (y otr@s).