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–Hola, enana– escuché a Taeil decir por teléfono.

–¿Qué necesitas? Tu nunca me llamas.

–Siempre hay una primera vez para todo, muchacha. ¿Y si sólo quiero saber qué tal estás e invitarte a cenar como un buen amigo que se preocupa por ti?

Me quedé en silencio, esperando a que soltara lo que fuera que necesitaba. Taeil no era precisamente el más cercano a mi en ningún sentido, no solíamos hablar demasiado. Así que, cuando vi su nombre en el identificador de llamadas, incluso dudé en cogérselo por un segundo.

–Vale, tienes razón, quiero algo- reconoció con un suspiro.

–Suelta por esa boquita, a ver qué puedo hacer por ti.

–Puede que quizá, sólo quizá, la clave de la puerta de los dormitorios no funcione porque el aparato del demonio se ha quedado sin pilas. Y puede que, quizá y sólo quizá, los chicos no vayan a venir a dormir aquí y no tenga dónde quedarme a dormir.

De nuevo, un silencio se formó entre las dos líneas. Me podía imaginar su cara de desesperación porque probablemente yo era su última opción antes de tener que dormir en su coche.

–Llevaré la cena. Venga, por favor...

–Vale, anda. Trae lo que sea, pero rápido. Me muero de hambre.



Llegó a mi apartamento casi una hora más tarde. Llevaba cuatro bolsas blancas en las manos, con comida para alimentar a un escuadrón entero.

–No sabía qué querías... A si que he comprado un poco de todo. Y bebidas, por si te hacía falta algo...  Para no tener que salir otra vez ahora.

Pasó como Pedro por su casa tras darme un beso en la mejilla totalmente inesperado, apurándome para poner unos cuencos pequeños y unos vasos en la pequeña mesita de café del salón. 

–¿Vemos una película? O algo en Netflix o lo que sea.

–Pon lo que quieras, realmente no me importa siempre que comamos.

Asintió y se sentó a mi lado, alcanzándome unos palillos. 

Comimos en silencio, con el sonido de un Kdrama de fondo. La protagonista, una chica con un gran corazón, se dejaba aplastar por su espectacular novio. 

Solté una risa burlona y suspiré a continuación.

–¿Qué pasa? ¿No te convence?

–No entiendo para qué se deja pisar por ese imbécil cuando ese amigo suyo se preocupa por ella constantemente. Por no hablar del de la tienda de la esquina, que no hace más que ponerle ojitos y tratarla como a una reina. 

–Bueno, por lo menos es realista. A todos nos ha pasado eso. O nos sigue pasando. 

NCT One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora