Mi nombre es Annie, tengo dieciséis años vivo con mis padres en LA, aunque se podría decir que vivo sola, puesto a que ellos siempre están trabajando en la empresa familiar, tengo un hermano mayor pero vive en Japón por un tiempo buscándose a sí mismo, ha renunciado a la herencia de la empresa quedando entonces la misma en mis manos, mi hermano solo tiene veinte y ocho y tiene una linda novia japonesa, realmente me alegra que mi hermano esté rehaciendo su vida.
—Annie Collins, no se te ocurra bajar a la fiesta en pijama, eres la heredera de la juguetería así que por favor no nos hagas pasar otra de esas, no quiero siquiera recordarlo. Vas a bajar, lucirás un lindo vestido y te presentarás ante el nuevo socio que recién llega de su viaje a Italia— me regaña mi madre por décima vez.
Me harta tener que hacer el papel de educada frente a los amigos y colegas de mis padres, solo tengo dieciséis y no soy precisamente un angelito como mis padres me presentan ante otros.
Tomé el vestido azul corto que mi madre había puesto antes en mí cama, me lo coloqué rápidamente y acto seguido me maquillé, solté mi larga cabellera y bajé las escaleras com dificultad, odiaba usar tacones.
Dentro de casa no había nadie, la fiesta era en el patio por lo que nadie me vería haciendo el ridiculo en tacones. Una pequeña risita me distrajo de mi dificultosa caminata.
—¿Necesita ayuda señorita?— preguntó cuando cesó su risa. Era un hombre muy apuesto, demasiado, tiene cara de unos veinte y tantos y unos ojos marrones claros, tan alto como buscaría yo un hombre. Me quedé mirándolo fija como tonta, no había visto más que viejos en este tipo de reuniones. Perfecto como un daddy.
—S-si por favor— sonrió y fue hasta a mi siendo mi pilar para bajar las escaleras.
—Vine para calentarme un poco afuera hace mucho frío, te veo afuera— y salió sin más, agradecí que mi abrigo era de mangas largas, gracias madre.
Salí y había mucha gente ahí fuera, saludaba a todos de una manera educada con una sonrisa en mi rostro bastante fingida.
—Oh, aquí está— oí a lo lejos la voz de mamá —Annie cariño, acércate por favor— dijo mamá al compás del jazz que estaba sonando en ese momento.
Caminé hacia ella.
—Te presentó al nuevo socio de la empresa, Rian Connor— me sorprendí al ver de quien se trataba, el dios griego era socio de mi padre.
—Connor ella es Annie, nuestra hija y futura heredera de la juguetería— el sonrío igual de hermoso como lo había hecho antes y me extendió la mano.
—Lamentó no haberme presentado antes, no sabía que éramos socios pequeña— sentí un pequeño espasmo cuando me llamó de esta manera.
—Oh cariño, ya llegó el señor O'conner— dijo mi padre a mi mamá.
—Con permiso— dijo esta y acto seguido se retiraron dejándonos solos a mi y a Rian.
—Tan pequeña y ya llevas responsabilidades— bebió un poco de su copa y me miró.
—Por fin alguien que me entiende— dije cabizbaja y él tomó mi mentón para levantar mi cabeza y solo sonrió.
—¿Qué pasa?— pregunté.
—Los pensamientos me están jugando sucio, usa vestidos más largos— me quedé estática ante su comentario ¿Qué me habrá querido decir?
Mi cara de confusión lo hizo reír como si de un chiste se tratará, me encanta este tipo. Me extendió su copa de vino para que probara del mismo a lo que yo me negué.
—Pruébalo, es mi favorito— lo extendió hacía mi de nuevo y esta vez lo bebí, al probar el sabor agrio arrugué la cara cual pasa.
—Sabe muy agrio da— me quedé a media voz pensando seriamente lo que iba a decir.
—¿Cómo me ibas a llamar?— preguntó.
Estoy en apuros.
—Dyan— dije lo primero que se me ocurrió —Te iba a llamar Dyan y luego recordé que su nombre es Rian— reí falsamente.
Se acercó bastante a mi lo que me hizo poner nerviosa y derramar el vino sobre su traje.
—Oh, lo siento Rian, de verdad no era mi intención, vamos y adentro te limpio este desastre— insistí.
—No hay de que preocuparse, no es la gran cosa pequeña— dijo pero insistí en arruinar el desastre y entramos a la casa. Él estaba sentado en mi cama a lo que yo buscaba los absorbentes que mamá usaba cuando era pequeña para limpiar el desagüe que hacía en mi ropa.
Con el pretexto de limpiar su traje tomé cu cuello y lo acaricié con una de mis manos mientras que con la otra limpiaba el desastre ya hecho.
Generalmente nada en este mundo me ponía nerviosa y ese chico lo había hecho, me caracterizo por ser mala y en este momento destilo bondad.
Odio esto, me estaba tentando.
—Listo ya está limpio— sonreí —¿cómo me piensas agradecer?— mordí mis labios y lo miré.
Él acarició mi pelo.
—No seas tonta, tú lo haz ensuciado, es lo menos que pudiste haber hecho.
En sus ojos se notaba que yo también le atraía, y yo no me ando con rodeos.
Me abalancé encima y me senté a horcajadas sobre él.
—¿Qué estás haciendo pequeña?– reí maliciosamente y lo besé, nuestras bocas chocaron e hicieron magia, él metió su lengua en mi boca sin permiso a lo que no me negué, solté un pequeño gemido cuando sentí su erección rozar mi feminidad.
—Papi— gemí y acaricié su miembro con mi mano.
Se separó por un momento —Sabía que no me habías llamado Dyan bebé, desde ahora soy tu papi.
Nos empezamos a besar nuevamente pero esta vez más intenso hasta que el sonido de la puerta de abajo abriéndose nos interrumpió.
—Sal ya— susurré sin intención de que se fuera.
—¿Me vas a dejar así? Quiero quedarme— dijo y apuntó a su erección.
—Sal rápido, nos reñirán— insistí.
—Por lo menos dame tu número— me extendió su cel y lo anoté, luego de esto salimos de la habitación.
BIENVENIDOS A MI NUEVA HISTORIA❤️
CABE DESTACAR QUE SOY NUEVA ESCRIBIENDO ESTO PERO DECIDÍ INTENTARLO APARTE QUE ME LO ESTABAN PIDIENDO PRIV Y ME ANIMÓ MUCHO MÁS.
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My daddy
Romance❝Los ángeles no conocen el infierno, el infierno implora por los ángeles ❞