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—¿Falta mucho para llegar papi?— pregunté algo cansada, era incómodo caminar sobre la arena de la playa.

—No pequeña, ya casi llegamos— me tomó en brazos para cargarme. Es un lindo.

—Eso me dijiste hace media hora, tengo sueño y frío— protesté algo molesta.

—Es que no te lo creo Annie, estamos aquí porque tenías calor—

—Misión completada, regresémonos a casa— hice un puchero.

—Mira, ya llegamos— señaló una casa un tanto grande, pero bastante bella, se respiraba un ambiente de paz. Rápidamente me baje de los brazos de Rian y corrí hasta la casa para esperar que abriera.

—Al parecer te gustó mucho la casa que ya descartaste la loca idea de regresarnos pequeña— dijo y abrió la casa.

Era igualmente bella por dentro, tan acogedora. Este lugar inspiraba amor.

—¿Qué haremos aquí?— pregunté

Me miró con cara de pervertido que luego desapareció poco a poco con una sonrisa tierna acomodando mi pelo húmedo detrás de mi oreja.

—Conocernos más, desvelarnos hablando, tal vez me digas tus miedos y yo te confiese los míos, que me digas lo que te gusta y lo que no. Tú sabes, esas cosas.

—Me parece un plan perfecto, pero primero muéstrame el baño, me urge sacarme la arena— Rian me llevó hasta el baño tal y como se lo pedí.

Me encontraba sacándome la arena de todo el cuerpo cuando su silueta se dibujó tras de mi.

—Supongo que necesitarás ayuda para esto— señaló mi cabello y sonrió.

—Y yo supongo que si— sonreí también.

Tomó el shampoo que tenía un rico olor a coco y lo depositó en mi cabellera, luego con suaves movimientos fue frotando hasta todo el pelo y sentí un cosquilleo en todo mi cuerpo por el simple hecho de tocar mi cabello.

—¿Te gusta cuando lavo tu cabello princesa?— pregunta y yo asiento. —Annie quiero palabras—

—Si, me gusta papi— digo y me voltea quedando frente a él.

Me toma de la barbilla fuerte y me besa con salvajismo pero al mismo tiempo de una manera dulce.

—De rodillas— ordena. Lo miré de una manera tierna y luego hice lo que me pidió. —Ya sabes que hacer.

Empecé a masturbarlo despacio y luego un poco más rápido, su cara de excitación mientras maldecís era realmente increíble, entonces me tomó del pelo y por medio de este condujo mi boca hasta su miembro haciéndolo quedar cubierto completamente por mi boca; mis ojos se llenaron de lágrimas y apenas podía respirar. Creo que mi rostro en este momento está más que rojo.

—Papi ama cuando su bebé se porta tan bien, y chupa toda su paletita— dice mordiéndose los labios para luego venirse en mi boca.

—Sabe muy rico papi— relamí todo el exterior de mi boca con cierta picardía.

Rian me tomó del pelo nueva vez y bruscamente me colocó contra la pared.

—Hay que seguir lavando este pelito— me dio una nalgada y luego continuó lavando mi pelo.

*****
—Tan chiquita y lo chupas tan bien— dijo acariciando mi pelo a lo que se reproducía una película en Netflix la cual no estábamos prestando mucha atención.

—Papi— tapé mi rostro con una de las almohadas realmente avergonzada.

—Annie por Dios, no puedo creer que sientas pena de mi— tomó mi cintura y besó mi cuello repetidas veces.

—No es pena— le di un leve golpecito en el hombro.

—¿Sabes cómo me gusta sacarle la vergüenza a niñas traviesas?— negué —déjame mostrarte— sacó los shorts que llevaba y lo miré un tanto asustada.

—¿Si recuerdas que no haré nada que no quieras verdad pequeña?— dijo jugando con la tela de mis bragas, depositó un pequeño beso sobre mis bragas por lo que no pude evitar un leve gemido.

Besó mi estómago, lo mordisqueaba de vez en cuando levemente y luego retiró mis bragas por completo. Con su dedo empezó a jugar con mi centro suavemente y luego aumentaba la velocidad y yo gemía cada vez más. Por un momento sacó sus dedos para ser reemplazados por su boca y lengua haciendo retorcerme del placer.

—¿Te gusta princesa?—

—Sssssi papi mu-mucho— dije entre gemidos agitada.

Cuando terminé Rian me envolvió en sus brazos y me empezó a hacer una serie de preguntas sobre mi.

—¿Qué es lo que más te gusta para comer?— acaricia mi pelo de una manera tierna.

—A mi me encantan las hamburguesas, papi ¿A ti que te gusta comer?— esta vez preguntaba yo y me miró de una forma tan perversa.

—Bueno, aparte de eso me gusta mucho la pasta— rió

—Entonces podría cocinar una pasta especialmente para ti— di un toquecito en su perfilada nariz.

—La esperare con ansias bebé.

My daddy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora