Narra Rian:
Observaba a Annie mientras bailaba alocadamente frente a la piscina, se notaba que el alcohol ya le estaba pegando. El chico español había salido de la piscina creo que por más bebidas, en ese momento me dirigí hasta el y le quité un vaso de los que llevaba en mano.
—Perdóname pero a Annie no le das más bebida ya— tomo del vaso que le había quitado.
—¿Pero qué te crees? Si ella decide beber o no consúltalo con ella. Yo solo hago un favor— se encoge de hombros.
—Si tan hombrecito y todo, ¿No ves que está borracha? Como te vea dandole más bebida, a ti y a Allan por más bien que me caiga les parto la cara— digo la última palabra antes de meterme a la piscina, no lo había hecho y era un buen momento, ya había oscurecido un poco y el ambiente se había descontrolado.
—Rian pensé que no te ibas a meter nunca a la pileta— Allan me da unas palmadas en el hombro y se ríe sin razón.
—No puedo creerlo, si vienes conduciendo— retiro su mano de mi hombro para ver el espectáculo que estaba dando Annie frente a la piscina, haciendo twerk y moviéndose de una manera exótica. Al verla así solo me provoca querer tenerla rebotando de esa forma encima mío.
Hannah se une esta vez a las locuras y al baile de Annie hasta que el Español las tira a ambas a la piscina dándoles lo que parecía ser un regaño. Tenía ganas de meterle un puñetazo porque el culpable de emborracharlas era él con su idea equivocada de diversión. Cómo se nota que es un niño.
Salí de la piscina nueva vez en busca de la madre de Annie cuando la encontré pedí un momento para hablar con ella.
—¿Donde está la habitación más cercana? Su hija está que no puede más de la borrachera que se carga— digo con rabia, no me gusta que tome.
—¿Qué le pasa a mi cielo?— pregunta preocupada —En el segundo piso hay una habitación a la derecha, ¿Puedes resolverlo?—
—Si puedo, no se preocupe— doy un beso en su pelo en forma de agradecimiento, cambio mi ropa a una seca y luego voy por Annie.
—Vámonos chiquita— extiendo mi mano para sacarla de la piscina.
—No voy a ningún lado contigo— sacó su lengua y cruzó sus brazos.
—Annie sal de la piscina— le ordeno.
—Papi no— eleva el tono de voz.
—Baja la voz y no me llames papi en público— susurro y la tomo de la mano para sacarla de la piscina. Estaba que no podía ni estar de pie y yo no podía llevarla en brazos frente a todo el mundo así que la agarré fuerte de la cintura para servirle de agarre.
Entramos a la casa y cuando ya no había gente la tomé en brazos empapándome todo para llevarla a la habitación.
—¿Qué me vas a hacer?— pregunta con miedo en sus ojos.
—A esperar que se te pase esa borrachera— digo abriendo la puerta del baño y la meto a la regadera dejando que le pegue el agua fría. Cuando me alejo a buscar una toalla me toma de la mano.
—Aunque seas un papi malo, no te vayas— dice y coloca mi mano en su cara mientras se adormecía en ella.
—Voy por una toalla y por tu ropa no te muevas de aquí amor— doy un beso en su mejilla y bajo a buscar las llaves del auto entre las cosas de Allan, cuando por fin la tengo voy y busco sus pertenencias.
—¿A donde la llevaste?— se cruza una silueta en mi camino, el español.
—Que te importa, métete en tus asuntos— sigo caminando ignorando sus palabras.
—Te hice una pregunta, ¿Donde está Annie?— llegó al límite donde había colmado mi paciencia y le metí un puñetazo en la cara.
—Y yo te respondí por las buenas que te metas en tus asuntos— por la impresión o quizás por miedo el chico no devolvió el golpe y se quedó rabiando en el mismo sitio.
Subí donde la pequeña quien había hecho justo lo que le dije que no hiciera, dormirse en la regadera.
—Ay chiquita— se me derritió el corazón cuando la vi ahí tirada y la levanté cuan pronto pude para ejecutar el siguiente paso que siempre se me dificulta en momentos como este, desnudarla.
Le quité la parte de arriba del bikini dejando ver sus senos pequeños y firmes, cuando iba a quitarle la otra parte ella tomó mis manos y puso cada una en sus senos.
—Bebé no, tú no quieres eso. Solo estás borracha— quité mis manos y seguí a bañarla.
—Papi, házmelo aquí, ya— me pidió con unos ojitos que era imposible resistirse pero no podía, ella y yo no éramos nada.
—Me había olvidado lo atrevida que te pones cuando bebes. No puedo hacerlo porque me matas cuando se te pase la borrachera— la envolví en la toalla y la tiré en la cama como una bebé para vestirla.
—Tú no dejas de ser malo— dice y se voltea poniéndose en cuatro justo frente a mis ojos. Yo volteé mi cara para evitar tentarme aunque ya era tarde.
—Annie por favor acuéstate que te voy a vestir. No te voy a hacer nada—
—Está bien papi— entonces me volteo y la veo acostada normal pero no dejaba de lucir sexy, la vestí y se durmió por un ratito mientras yo la veía dormir plácidamente agarrada a mi brazo.
Cuando despertó ya estaba más lúcida, pero seguía borracha.
—Vamos— La tomé del brazo para bajar con los demás y llevarla a casa conmigo.
—Yo no voy a ningún lado contigo— habla entre bostezos.
Ignoré sus palabras y seguí caminando, cuando vi a su madre me le acerqué.
—Me llevo a su hija, tenemos cosas que aclarar— le aviso.
—Annie, ¿Tú quieres ir con él?— le pregunta y ella niega rotundamente entre bostezos.
—Por favor, necesito hablar con ella. Y no está sobria— suplico.
—lo lamento Rian, pero si Annie no quiere no puedo hacer nada— se encoge de brazos. —Será en otro momento— me arregla el cabello en forma de consuelo.
—Por favor chiquita, necesito hablar contigo— tomo su cara entre mis manos e insisto hasta que veo que su expresión va cambiando.
—Está bien mamá, me voy con él— dice y me alegro.
—¿Estás segura hija?— pregunta y nueva vez ella asiente.
La subí al auto, ella durmió todo el camino hasta llegar a casa.
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My daddy
Romance❝Los ángeles no conocen el infierno, el infierno implora por los ángeles ❞