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—Me ha dicho Rian que estás abandonando el trabajo por irte con amigos— dice papá desde el otro lado de la mesa.

—Es mucho trabajo para mi, hago lo que puedo— juego con el tenedor en el plato.

—Necesito que hagas lo que él te dice y nada más. Que no se vuelva a hablar del tema y no quiero más quejas— es lo último que dice para luego todos continuar comiendo.

Opto por no cambiarme el uniforme del instituto e ir tal como estoy al trabajo en la oficina.

—No me lo puedo creer— digo en tanto lo veo y ruedo mis ojos.

—¿Pasa algo?— pregunta "inocente"

—¿Necesitas contarle todo a mi papá? Ve pendiente a tus asuntos Rian que de mi vida me encargo yo— me siento de mala gana junto a su escritorio, mi lugar de trabajo.

—Pues resulta que eres menor de edad Annie y tú padre me encargó que te enseñara, no que te fueras a dormir con amiguitos— eleva el tono de voz empezando una discusión.

—Resulta que ahora te importa mi edad, en Argentina eso no te importó— enarco una ceja.

—¿Qué estás diciendo? Lo que hicimos en Argentina fue con tu consentimiento Annie Collins— no se notaba preocupado, más bien su enojo parecía por celos y no por mis palabras.

—¿Crees que mi papá opine lo mismo?— sonrío de lado ante su silencio.

Ratos de silencio después se digna a decirme algo.

—Puedes decirle lo que se te antoje a tu papá, ya estoy mayorcito cómo para tus amenazas. Te aviso que si Gael pisa mi oficina o te toca un pelo delante de mi otra vez lo mato— parece desahogarse al decir estas palabras, calla por unos segundos pero luego vuelve a hablar —Y te informo Annie Collins que no dependo de tú padre, tú padre depende de mi. Ve y dile, dile que abusé de ti sabiendo que todo lo que te hice fue con tu consentimiento— y era cierto, Rian era incapaz de hacer algo que yo no quisiera.

—Cállate Rian, te dije que no me dirijas la palabra–

—Cuando te falten argumentos házmelo saber, chiquita— me toma fuerte del cuello y me besa rudamente pero no le sigo el beso y me separo.

—Que no se te olvide que eres mía— me susurra al oído sin soltar su agarre.

—No soy de nadie— me separo y sigo con el trabajo que me había asignado.

—Si me das la oportunidad te demuestro de quien eres— me guiña sonriendo de lado.

El día de hoy si terminé mi trabajo correctamente y decido irme a casa.

—No creerás quien está aquí— mamá me sonríe inmediatamente llego a casa y su felicidad era increíble.

Un tipo alto, muy parecido a mi pero de tez más clara se acercó hasta ella.

—¿Qué tal hermanita?— dice Dereck abriendo sus brazos para envolverme en ellos.

—¡Dereck!— grito de emoción.

—Por lo menos hay personas que se alegran de verme aquí— sabía que se refería a papá, ellos no terminaron en buenas condiciones con todo el asunto de la empresa.

Narra Rian:

Cuando estoy recogiendo mis cosas para irme a casa Gael veo a Gael entrar, supongo que buscando a Annie pero ya se había ido.

—No te quiero aquí dentro— es lo primero que digo

—¿Qué es lo qué te pasa conmigo?— floja la corbata de su uniforme del instituto.

No puedo creer que alguien que repita curso corteje a mi Annie.

—Contigo no me pasa nada, pero si a ti te pasan cosas con Annie capaz y si— suspiro agotado.

—Hay cosas que no logro entender, sabes Rian— toma asiento sin yo invitarle —porque Annie es una niña comparado contigo— saca a flote el tema que tanto detesto, el de la diferencia de edad.

—¿Niña? Annie es mi mujer. Puede que ahora por despecho se refugie en ti pero hablando claro siempre será mía, y no voy a negártelo esa pequeña me tiene loco y no voy a dejar de luchar por ella. Piénsalo dos veces si quieres hacerme competencia— tomé mis cosas para salir pero me devuelvo a dejar en claro algo que he repetido varías veces.

—Aaaa y Gael... no te quiero en mi oficina— es lo último que digo y me retiro.

Camino a casa abundaron los recuerdos con mi pequeña, la extrañaba bastante pero ella no quiere tener nada conmigo o eso decía.

Hay cosas que Annie no vio con claridad, Julieta me besó pero la aparté. Annie solo sacó sus propias conclusiones de algo que nunca terminó de ver.

Por enojo le dije muchas cosas hirientes, pero vamos, ella también me dijo muchas cosas como si no tengo sentimientos y reaccioné de la peor manera posible, aunque ahora esté totalmente arrepentido.

Cuando llego a casa veo justo a quien estaba esperando en frente, una suerte que haya llegado a tiempo, pensé.

—Un día no muy lejano Annie me matará por ayudarte a estas cosas— rueda sus ojos mientras abro la puerta para darnos entrada.

—Recuerda que me debes un favor Allan— cuando abro se sienta confiadamente en el sofá. Hay que ver que estos amigos de Annie.

—¿Qué es lo que quieres Rian?— hace una fallida imitación de mi voz.

—Lo que quiero es simple, no quiero que Gael se le acerque a mi pequeña— doy vueltas por la sala rodeando el lugar desesperado.

—Eso no está en mis manos— la simpleza de sus palabras me hace enfurecer.

—¿No me entiendes?— respiro profundo tratando de calmarme —Qué no lo quiero cerca de mi niña joder—

—A ver si te vas calmando. Tú fuiste quien causó todo esto. Al final es cierto, ella no tiene derecho en ti ni tú en ella— observa sus uñas con cuidado tomándose las cosas con más calma de la que a mi me gustaría.

—¿Qué estás tratando de decirme?—

—Qué si tanto te gusta Annie, si tanto quieres que sea tuya, digo que si quieres evitar verla feliz al lado de otro es una simple ecuación Rian, dense el derecho mutuo que ambos desean poseer— Allan dice estas últimas palabras y parece estar listo para marcharse.

"El derecho mutuo" ¿Será que si quiero tenerla de novia?

My daddy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora