N u e v e .

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Eres mi mejor canción.
Eres mi escudo y mi dolor,
Eres mi tentación.
Mi más fuerte deseo,
Y mi más grande temor.


Una de las ventajas de que la persona que te gusta sea también tu amigo de la infancia es que cuando su madre te enseña fotos antiguas de él, puedes sentirte nostálgica e incluso apareces en muchas de ellas.

Y eso es exactamente a lo que Louise y yo nos dedicábamos mientras Jake enseñaba matemáticas a Zoe e Ethan preparaba la cena junto a sus otros dos padres.

—Mira, ¿te acuerdas de esto? —Sonrió Louise mientras me mostraba una foto de hace por lo menos diez años en la que aparecíamos los cuatro dormidos.

—Es la casa de la abuela Mary, ¿no?

Mary era la abuela de Ethan y Zoe. Vivía en una casa situada en el bosque a las afueras de la ciudad, junto a un lago enorme al que solíamos ir a bañarnos.

Louise asintió con la cabeza sin dejar de sonreír. Era una mujer increíblemente guapa. A veces me preguntaba cómo serían Zoe e Ethan si hubiesen heredado alguno de sus rasgos, como su cabellera rubia o sus ojos color miel. Desde luego, habría sido gracioso ver a un Ethan con esas características. Aunque creo que tampoco me disgustaría.

—Érais tan pequeñitos. —Suspiró para luego mirarme—. Y mírate ahora, eres casi una mujer.

Le dediqué una sonrisa cálida que ella me devolvió.

—Da pena veros crecer, pero lo cierto es que me siento orgullosa de ver las increíbles personas en las que os habéis convertido.

Louise era una madre realmente cariñosa, sobre todo si la comparabas a mi madre. Ella aún conservaba un espíritu joven y lleno de energía.

—Es genial poder observar lo diferentes que sois y que a pesar de ello sigáis llevándoos igual de bien —prosiguió—. Me acuerdo lo tímida que solías ser alrededor de Ethan y lo nerviosa que te ponías cuando alguien lo comentaba.

Sentí como mis mejillas comenzaban a cambiar el color y se tornaban ligeramente más rosadas. La madre de Zoe reía a mi lado, creo que mi reacción le estaba pareciendo divertida.

—No te avergüences mujer, que Ethan no se quedaba atrás. Hay cosas que solo una madre puede notar, como que era muchísimo más cuidadoso cuando te pintaba a ti en los dibujos que hacía de los cuatro juntos —aseguró—. Ni siquiera se daba cuenta por aquel entonces, pero le tienes maravillado desde que eras pequeña. Claro que, no es de extrañar; eres hermosa y talentosa, cualquiera puede verlo.

—No creo que sea así. —Negué con la cabeza—. Ethan ha crecido rodeado de mujeres increíbles como tú, Edith o Zoe. No es tan fácil maravillar a alguien así.

—Yo creo que es precisamente eso lo que le llamaba tu atención. Siempre has sido una niña soñadora y romántica. Eres muy diferente a nosotras y eso te hace única para él —dijo.

Parecía como si estuviera dando por hecho que yo le gustaba a su hijo. Mentiría si dijese que no me encantaba escuchar eso, pero yo sabía mejor que nadie que Ethan nunca había estado tan consciente de mí como yo de él.

Si tuviese que elegir un momento de nuestras vidas en las que él ha parecido interesarse en mí, sería ahora, pero no quería darle alas a mi imaginación. Probablemente la razón por la que estaba así era porque sospechaba que me gustaba.

Kate & Ethan ✔️ | YA EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora