V e i n t i d o s .

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He escrito mil letras sobre el amor,
Vuelves locos mis sentidos,
Y el latir del corazón.

26 de octubre de 2018

«Heather», escribí, al ver que estaba en línea.

«Hola»

«¿Hola? ¿Por qué no has venido hoy a clase? Faltaste el martes también»

«No me encontraba bien...»

«¿Qué pasa?»

«Tonterías mías»

«Si hacen que no puedas ir a clase no son tonterías, Heather»

No hubo respuesta.

«Cómo sea, no hagas planes para el domingo», tecleé. «Tu. Yo. Sesión de fotos. No sé, piénsalo ;)»

Ella envió emojis riendo y después escribió «Ok. Gracias, Kate», acompañado de un corazón.

No quería presionarla, así que pensé que una sesión de fotos era de más ayuda que un montón de preguntas. Seguía sin saber la razón por la que estaba así, pero quería verla motivada. Últimamente estaba de todo menos eso.

Mi madre abrió mi puerta de golpe, sin avisar ni nada. Sin embargo, ya me lo veía venir, había escuchado sus pasos dirigiéndose hacia mi habitación.

—Kate, limpia un poco tu habitación —dijo—. Van a venir Soraya y Nerea con los tíos para pasar el fin de semana aquí.

Mi boca se abrió ligeramente.

No, no, no. Este fin de semana no.

—¿Qué? ¿Por qué? —pregunté.

—¿Cómo qué por qué? Para veros y estar con vosotros. No los vemos desde las Navidades del año pasado.

—Pero mamá, este finde tengo planes —me quejé—. Ethan y yo teníamos planeado ir a Cantille mañana y he quedado con Heather el domingo.

—Podéis ir a Cantille otro fin de semana. A tus primos no los tienes aquí otro día —puntualizó—. Puedes quedar con Heather un rato el domingo por la tarde cuando se vayan.

Bufé y ella me reprendió con la mirada.

Mi fin de semana a la mierda.

El viaje a Cantille era justo lo que necesitaba para reponer fuerzas y positivismo para el resto de la semana.

Mi maravilloso viaje con Ethan había sido sustituido por dos días haciendo de niñera y guía turística. Fabuloso.

Soraya y Nerea eran mis primas de diecisiete y once años. No es que nos lleváramos mal, simplemente no teníamos una relación demasiado estrecha. Ellas vivían en otra ciudad y tan solo las veíamos un par de veces al año.

La mirada de mi madre me había dejado claro que no merecía la pena discutir. Solo conseguiría cabrearla y entonces sí que sería una pesadilla de fin de semana.

Maldecí en cuanto mi madre dejó la habitación.

Por suerte, habíamos decidido comprar los billetes de tren en la estación en vez de comprarlos con antelación por internet.

Ethan y Jake no estaban en casa y no volverían hasta la madrugada, así que le mandé un mensaje avisándole de que el viaje se cancelaba.

Probablemente tardaría en verlo, así que no esperé a que me respondiese.

Kate & Ethan ✔️ | YA EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora