Kate & Ethan ✔️ | YA EN FÍSICO

V e i n t i n u e v e .

Desde que me perdí en el gris de tus ojos,
Ya no temo a las tormentas.

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14 de noviembre de 2018

Tener clases antes de un evento tan importante como el festival de otoño debería estar prohibido. Lo digo en serio.

Me encontraba tomando apuntes de cada cosa que Blanca decía. La historia de la literatura nunca había sido un tema que me emocionase, pero ella conseguía que me pareciera hasta interesante. Sin embargo, ese día estaba tan nerviosa por el concierto que ni siquiera prestaba una atención real. Las palabras se colaban en mi cabeza el suficiente tiempo como para poder escribirlas en mi libreta, pero luego se esfumaban.

Heather estaba a mi lado, tomando apuntes mucho más ligeros, escribiendo tan solo las palabras más importantes y garabateando la libreta de vez en cuando. Me quedé observándola sin darme cuenta. Tenía mejor aspecto que las últimas semanas y había asistido a clase todos los días de esta.

Llevábamos siendo amigas durante poco más de un año y hasta octubre yo sentía que la conocía perfectamente. Ella siempre estaba de buen humor, siempre era la divertida, espontánea y alegre de las dos. Pensaba que era como un libro abierto, que dejaba que el mundo la viese tal y como era. Ahora la observaba y, aunque trataba de actuar alegre y positiva conmigo, yo la sentía más lejana; y desde luego, mucho más cerrada. Me había dado cuenta de que en realidad sabía muy poco de ella y de su vida.

Negué con la cabeza, tratando de concentrarme de nuevo en la clase. Quedaban ya tan solo diez minutos, solo tenía que esforzarme un poco más.

Anoté cada cosa que Blanca decía hasta el final de la clase. Cuándo acabó, me sentí algo orgullosa de mi, de haber logrado ser productiva aun estando tan nerviosa por el concierto.

Mientras recogía mi estuche y mis libros, la profesora se acercó al asiento donde estaba sentada.

—Mucha suerte con el concierto esta tarde, Katherine —dijo.

—Gracias. —Sonreí—. Espero que todo vaya bien.

—Seguro que sí —aseguró—. Por cierto, he echado un vistazo a los últimos poemas que me enviaste y me ha entrado algo de curiosidad. ¿Ha pasado algo?

—No, nada. Estoy perfectamente —respondí.

—No digo que sea algo necesariamente malo. Simplemente he notado que tu estilo ha cambiado un poco y que tus últimos poemas parecen hablar de algo diferente a los anteriores.

¿Tan obvia soy?, me pregunté, avergonzada.

—¿Recuerdas de lo que te hablé? ¿Del amor no correspondido que sentía por un chico? —Blanca asintió con la cabeza—. Bueno, pues... pasaron cosas entre nosotros. Comenzamos a salir, iba todo genial, cada día con él era el mejor de mi vida. Pero pasó algo que me hizo darme cuenta de que él aún no estaba seguro sobre lo nuestro.

—¿Y lo mandaste a la mierda? —preguntó.

—No exactamente. Simplemente dije que lo nuestro no funcionaba y que sería mejor dejarlo.

—Golpe bajo, Katie. —Rio—. ¿Te arrepientes de haberlo dejado con él?

—No lo sé. Ese es el problema: que sigo queriendo estar con él más que nada, pero también sigo pensando que igual no es el momento. No quiero estar con él si tiene dudas.