Kate & Ethan ✔️ | YA EN FÍSICO

E x t r a 2 .

Capítulo 6

Ethan

29 de septiembre de 2018

Nos encontrábamos en el sofá viendo el segundo capítulo de American Horror Story. Kate tenía la mirada fija en la serie, tenía toda su concentración puesta en ella.

Yo, sin embargo, no podía concentrarme. No teniéndola tan cerca.

Había un poco de distancia entre nosotros, pero la idea de acortarla y aproximarme a ella me parecía tan tentadora que no podía dejar de pensar en ello.

Solo unos centímetros y mi piel rozaría la suya.

Realmente podía hacerlo. Al volver de la cocina, podría sentarme a su lado. Podría tomar su mano y dejar que apoyara su cabeza contra mi hombro, dejar mi mano sobre su muslo y trazar pequeñas caricias en este con mis dedos. Podría dejarle claro que me volvía loco y que llevaba años queriendo probar sus labios. Podría hacer todo eso, lo único que me lo impedía era la corta distancia entre nosotros... y todas las consecuencias que eso traería.

Me las recordé. No arruines tu amistad con Jake ni la suya con Zoe.

Solté un suspiro pero Kate ni siquiera se inmutó. La serie le había enganchado por completo. Estaba totalmente sumergida en ella, con los hombros tensos y los ojos bien abiertos.

Justo entonces, el microondas sonó y ella pegó un salto del susto. No pude evitar reír.

—¿Estás segura de que podrás dormir sola esta noche? —me burlé.

Kate puso los ojos en blanco mientras se levantaba del sofá.

—Pues claro —dijo —, soy una mujer fuerte e independiente.

—¿Acaso he dicho yo que no lo seas? —respondí. Eres la más asombrosa que conozco, quise añadir —. Ahora eres fuerte e independiente pero de pequeña eras muy miedosa, y hay cosas que nunca cambian.

Mi mente viajó al verano en el que alquilamos una cabaña en la playa con nuestras familias. Yo tenía catorce años en aquel entonces y ella tenía trece.

Ella nunca había temido a los ruidos fuertes, pero aquella noche sujetó mi mano con fuerza mientras las luces de los cohetes artificiales iluminaban nuestros rostros. El recuerdo estaba grabado en mi mente y podía sentirlo incluso ahora.

Su mano, pequeña y suave, agarrando la mía. Yo observaba los cohetes y ella de vez en cuando me miraba a mí, con las mejillas sonrojadas y los ojos brillantes.

Algo se revolvía en mi interior al recordarlo. Había pasado tanto tiempo, y aún así...

—Solo me he asustado porque la escena era tensa —aseguró, cruzada de brazos. Solté una carcajada. Sabía que lo decía en serio, la serie no daba miedo en realidad, pero me hacía gracia ver cómo se defendía.

—Lo que tu digas —sonreí divertido —. Luego no vengas llorando a mi cama a mitad de la noche porque tienes miedo.

—Y tú no te mees en la cama de mis padres —contraatacó.

Y entonces, sin pensarlo demasiado, dije:

—Mira, como he venido a demostrar que soy mejor hermano que Jake, voy a dejar que duermas conmigo para que no tengas miedo.