Kate & Ethan ✔️ | YA EN FÍSICO

V e i n t i o c h o .

Somos todo y nada
Porque empezamos de cero
Y nuestra historia nunca acaba.

✩

8 de noviembre de 2018

Tres días. Tres días era lo que había necesitado para que mi vida pasase de ser increíble a una mierda. Zoe seguía sin hablarme y yo seguía pensando que lo mejor era darle espacio.

Ethan había recibido el primer premio en el concurso de retratos, y yo estaba demasiado decepcionada con él cómo para alegrarme tanto como debería.

Y ahora me sentía una mierda, porque echaba de menos a los dos. Porque mis decisiones habían jodido mi amistad con ellos y yo no estaba preparada para eso.

Con lo único que acerté fue en que las cosas no iban a ser igual si Ethan y yo nos separábamos. Porque lo veía, y mis ojos bajaban hasta sus labios casi instintivamente, obligándome a recordar el sabor de sus besos. Porque si me rozaba, mi piel se erizaba incluso más que antes de que nada pasase entre nosotros.

Mentiría si dijese que no me arrepentía de haber acabado con lo nuestro. Lo quería más que a nada y deseaba con todas mis fuerzas que todo volviese a ser como en esas semanas en las que habíamos estado juntos. Pero al mismo tiempo, sabía que nuestra relación no iría a ningún lado si él tenía dudas, porque entonces también me sentiría insegura yo. Y mientras se sintiese culpable, esas dudas no desaparecerían.

Miré mi escritorio, lleno de hojas desordenadas llenas de palabras sin sentido. Inspiración no me faltaba. Los corazones rotos son bastante útiles a la hora de escribir poemas y canciones. El problema era que no lograba juntar las palabras. No lograba transmitir el mensaje de lo que sentía en mis escritos.

Llenaba las hojas con palabras vacías que carecían de valor.

Y cada vez me frustraba más.

Suspiré y salí de mi habitación. Me dirigí a la de mi hermano, sin saber muy bien porqué. Estaba aburrida y quería hablar con alguien.

Nada más entrar a su habitación, Jake maldijo. No lo hizo por mí, estaba frente a su ordenador, probablemente jugando a algún juego estresante.

Con los cascos puestos y la mirada fija en la pantalla, ni siquiera se percató de que había entrado. Yo no tenía intención de molestarle en medio de la partida, así que simplemente me tumbé en su cama y esperé a que terminase.

Minutos después, finalmente acabó de jugar. Apagó el ordenador, se quitó los cascos y se levantó de su silla. En cuanto se giró y me vio, soltó un grito ahogado y yo reí.

—Joder, Kate, que susto. —Frunció el ceño—. ¿Qué coño haces en mi habitación?

—No sé. No tengo nada que hacer y me aburro. —Me encogí de hombros—. Me apetecía hablar contigo.

Él alzó una ceja, extrañado.

—¿Qué quieres? —preguntó.

—Nada. ¿Qué, no puedo venir a ver cómo está mi hermano?

—Claro, pero no así. Desde que lo dejaste con Ethan parecéis dos almas en pena. —Bufó—. Vaya coñazo.