Non sarà mai un addio [SIR/Italia]

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—Not Gonna Be it Ever A Goodbye—

—No va a ser nunca un adiós—

Con mucho cuidado, con cándido cariño trazó otra línea, y remarcó con carboncillo las partes sombreadas. Su rostro enrojecido y su pulso tembloroso eran los únicos elementos que dificultaban su tarea.

Italia, con su sonrisa dulce y sus rasgos infantiles, lo miraban, tan nervioso como el que estudiaba su expresión para pintarla.

—¿Sacro Imperio Romano...? —Italia estaba comenzando a ponerse ansioso, la otra nación tenía una expresión que se estaba tornando aterradora.

Sacro Imperio se dio cuenta de la pequeña figura de Italia que se estremecía, y concluyó que, nuevamente, estaba logrando aterrarla de alguna manera.

Le había tomado días juntar el valor suficiente para pedirle aquello; el pintarla era una excusa si tenía que ser honesto: podía pasar el tiempo que quisiera con ella, intentando pintarla, y verla sonreír.

Las artes e Italia se movían en encantadora sincronía, y su sonrisa cambiaba sus preocupaciones a simples momentos de amargura.

—Lo siento, estoy bien —dijo Sacro Imperio con la mayor calma que le era posible—. Sólo me siento un poco tenso de arruinar la pintura, quizás no sea tan buena como las tuyas, pero...

Era una pintura importante .

Cuando Italia le enseñó a pintar, ese era un recuerdo importante.

Además la guerra se acercaba con sus garras despiadadas, y probablemente no tendría mucho de Italia con él cuando marchará al campo de batalla.

La pintura incompleta frente a él, tenía el tamaño más compacto que pudo encontrar para el canvas, deseaba llevarselo, como lo único que sabía conservaría de sus días felices.

—Claro que no, Sacro Imperio —dijo Italia con dulzura—, te has esforzado mucho, y a mi me gustan tus pinturas.

Sacro Imperio había enrojecido tanto con esas palabras, que Italia se acercó a ver si el otro estaba bien.

Sacro Imperio dejó de respirar lo suficiente para realmente asustar a Italia cuando éste se acercó a él.

Italia fue por Austria en busca de ayuda, cuando Sacro de desmayó.

La falta de oxígeno lo dejó inconsciente, y el agotamiento por los conflictos internos en su territorio, terminaron por dejarlo en un profundo sueño por un par de horas.

Cuando despertó, pensó que era de esos dulces sueños que estaba teniendo últimamente, o más bien desde que conoció a Italia.

Ella estaba a lado de su cama, inclinada con lo que parecía un paño húmedo sobre su frente.

Estaba perdiendo el aliento otra vez.

—¡Despertaste, Sacro Imperio! —exclamó "ella" con notable alegría—. Me asuste mucho cuando quedaste inconsciente.

"¿Está preocupada por mi?" Pensó muy emocionado Sacro Imperio, al punto de marearse un poco por la euforia que comenzaba a sentir.

Pero su línea de pensamiento se detuvo cuando pensó en que volvió a asustar a Italia.

—Siento siempre asustarte —murmuró un poco triste Sacro Imperio.

Italia negó rápidamente con su cabeza, e inquieto decidió ser sincero con lo que veía de Sacro Imperio:

—Lo que pasa es que a veces siento que estas enojado conmigo —confesó Italia, bajando sus ojos al suelo y apretando el paño húmedo en sus manos ligeramente.

Sacro Imperio se sorprendió ante eso, y se sentó repentinamente en la cama para mirar a Italia.

—¡Nunca podría estar enojado contigo! —declaró con tanta pasión, que Italia se sobresaltó—. Lo siento, es... Parte de mi personalidad poner una cara estricta.

—Entonces... —comenzó tentativamente Italia—, ¿nunca has estado enojado conmigo?

—No —intentó sonreír a pesar de sus nervios—, nunca podría.

—Estoy muy feliz de saber eso, Sacro Imperio —admitió sonriendo sin ese típico temor con que ella lo miraba normalmente.

Después de eso, Italia salió un momento de la habitación, y regresó con una bandeja de color plateado cubierta con postres muy diversos.

—¿Qué es...eso? —preguntó sin pista alguna de las acciones de Italia.

—Mientras dormías, pensé en recibirte cuando despertaras con postres —indicó levantando un poco la bandeja con sus manos.

Y a pesar de que Sacro Imperio siempre estaba nervioso cerca de Italia, se volvió una costumbre de ellos pintar juntos, para disfrutar las tardes con algunos postres.

Los días después de ese incidente, fueron los más felices para Sacro Imperio Romano, y no cambiaría de ninguna forma los eventos, ni la forma en que ocurrieron las cosas en ese tiempo, que componían sus más preciosas memorias.

Sacro Imperio jamás fue tan bueno en la pintura como Italia, pero poder estar junto a ella fueron los momentos más dichosos, y que le trajeron paz en su muerte.

"Jamás podría estar enojado contigo, Italia."

Debajo de sus ropas, en todo momento, y siempre protejido como un secreto, estaba aquel retrato que pintó de Italia, el cuál sacó con manos temblorosas, para admirarlo antes de dejar de estar consciente.

Sus manos lo doblaron nuevamente, aunque esta vez quedó acomodado bajo sus ropas.

Ese no era un adiós, porque fuera a donde fuera, y en cualquier destino en que pudieran encontraste, jamás la olvidaría.

Ese no fue nunca un adiós, porque quería poder volver a verla.

Y no sería un adiós, porque quería pensar que podían volver a encontrarse.


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Stories, Fate, & Etc [Hetalia] [Oneshots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora