[FrUk]Parsley, Sage, Rosemary and Thyme

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El viento húmedo cargaba el aroma de la lluvia pasajera y el verdor de los prados al viajar. Aún se percibía la humedad en la brisa, como a la suavidad de la tierra mojada.

Un hombre noble de ojos verdes, y carácter de contradicciones, recorría los concurridos caminos a aquel famoso punto de su país, donde mercaderes e historias se juntaban.

— ¿Va a la feria de Scarborough, señor? —preguntó un sirviente extrañado del súbito capricho de ese perfecto caballero inglés, como muchos opinaban.

—Sí, deseo ir solo —fueron las escuetas palabras, antes de tomar su caballo preparado por la servidumbre.

—¿Seguro que no desea ir acompañado, señor? —insistió el viejo sirviente, y uno de los que lo había visto crecer desde niño.

—Sólo iré a pasar unos días, si extendiera mi estancia confió en que cuides la propiedad —refutó Arthur el ofrecimiento—. Traeré algo de lo que haga falta en cuanto a alimento y especias.

Arthur Kirkland era un conde inglés, y miembro de la corte real. Asediado de opulencia y apariencias, no tenía realmente una vida fuera de eso, ni experiencias que sostuviera con afecto.

En realidad aquello era más bien un capricho, quizás un gesto impulsivo sumamente extraño en el carácter precavido y un tanto impersonal de Arthur, conocido por sus perfectas maneras, como gran talento diplomático.

En alguna de esas comidillas un tanto vulgares para Arthur, que se organizaban después de alguna reunión de la corte con el rey, se escuchaban diversas historias de Inglaterra, como los andares personales de los nobles reunidos.

Por supuesto Arthur debía mantener una imagen de cordialidad, y poner atención a los rumores que algunos miembros de la corte pudieran traer de interés para el rey. Generalmente eran conversaciones de lo más frívolas, sobre el desvergonzado despilfarros de algunos de los presentes.

—Conde Kirkland —le llamó un conocido suyo de la corte, con el que solía conversar de vez en vez, sin embargo Arthur no lo consideraba de ninguna forma alguien de confianza, o digno de su amistad—. Lo veo un poco ausente de nuestros altos ánimos —recalcó el noble, que comenzó una habladuría de sus últimos viajes por Europa.

La atención de Arthur se centró en algunos asuntos políticos que pudiera escuchar alrededor, hasta que en algunas de esas anécdotas de ese hombre, escucho la mención de un lugar muy peculiar, que rara vez escuchaba de los labios de las vidas de alcurnia que muchos se daban.

—¿No ha ido a la feria de Scarborough? —cuestionó alegre el noble—. Es un lugar donde se observa todo tipo de personas, diversas anécdotas y nos regala la vista de apreciar de muchas bellas mujeres de Europa. Se puede encontrar especias de lo más exóticas.

Arthur era un hombre que viajaba a otras partes de Europa por asuntos de la corona; conocía a Inglaterra como el más recóndito rincón de su morada; no obstante, las partes más humildes, o que no fueran de interés para quienes regían El Reino Unido, con vergüenza, le eran desconocidas.

—Me parece de lo más curioso que visitara ese lugar —fue la opinión de Arthur.

—En efecto, he de reconocer sus palabras —admitió el hombre—. Sin embargo, debo decir que es un lugar de lo más curioso, sin mencionar que los mares y costas que le reciben al llegar a Scarborough son de lo más serenos, ofreciendo una gran vista.

La cosa que más llamo la atención a Arthur, fue la descripción de la bastante famosa feria que dio el hombre, como la fascinación con que se dio la descripción del tipo de personas que se podían encontrar.

Stories, Fate, & Etc [Hetalia] [Oneshots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora