Los favores de una dama [UkxMonaco]

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Francia no sabía que hacer de esto, pero tampoco iba a negar el deleite de tener de vez en vez las riendas de la situación, más aún tratándose de Inglaterra.

—Vaya, entonces es cosa de política, el conocerla mejor para una relación más prospera —dijo Francia cuidando la entonación de cada palabra; deleitándose con la frustración que bien evidente nacía por su redundancia con la inquietud del bretón.

—Sí, Monaco es una nación que mi jefe me gustaría hablara en mejores términos —La voz de Inglaterra era baja, saliendo con dificultad de sus dientes apretados por la irritación que sentía con Francia.

—Entiendo, entiendo —asintió, guardando un silencio malintencionado y se enfocaba en beber con toda lentitud ah café. Era su casa, podía darse esos caprichos, ¿no?

—Entonces... —presionó Inglaterra.

—¿Entonces? —Francia sonrió con gentileza, disimulando su diversión. El rostro de bretón estaba enrojecido por el enojo; bien se había entretenido desde que Arthur llegó a su casa con la incomodidad de alguien apenado llegando a términos de pedir cómo conquistar a la hermana de su rival.

Quién diría que Arthur se vería agitado por el encanto de la bella Mónaco.

—Ah es verdad. ¿Cómo ganarse a una dama? Podría decirte muchas cosas Arthur; muchos muy útiles consejos que bien en falta te hacen —comenzó su discurso, no pudiendo evitar molestarlo un poco más—. Pero Mónaco, mi querida Mónaco, es única, una doncella que no flores o galantería británica la atraen. Diría la astucia, la astucia es lo que ella mira con entusiasmo.

—Pues...he sido más que buen estratega militar, podría interesarle... 

—No, no así. ¿Sabes lo que ella hace casa vez que alguien la invita a salir? —Interrumpió Francis con una pregunta, mirando al otro con paciente sonrisa—. Los invita a un juego de cartas: si ganan, ella accede a darles una cita.

Arthur pareció palidecer un poco; Mónaco era famosa por ganar cada uno de sus juegos, y que él supiera, pocas naciones me hacían competencia.

—Francis. Desde hoy...¿Podemos practicar un par de veces a la semana los juegos que le gustan a Mónaco?

Francia sentía compasión por Inglaterra. Mónaco era una mujer muy inteligente, que jamás cedería un poco de terreno cuando de juegos de trataba; poco la impresionaba. Quizá podría intentar ganar su favor con comida, sugeriría si fuera otra persona, pero el bretón poco más que quemar una tostada sabía.

—Por supuesto, podemos jugar un par de veces a la semana durante un mes. Conozco un poco su manera de jugar, más no puedo garantizar que tú podrás con ella —dijo el galo sonriendo compasivo; pobre Inglaterra, le daba un poco de pena el futuro resultado.

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N/A: Un regalo de cumpleaños para una encantadora señorita. No quedó como me gustaría, pero se hizo con cariño.

Bueno, de esta pareja no tengo una opinión concreta, pero me gustan los dos personajes xD.

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