Unbreakable [GerFra |R18]

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«Joven» o «viejo», eran dos acepciones que poco podían ser adecuadas para describirlos a ellos. Era tan simple como comprender que ellos no tenían una niñez; una adolescencia; o una vejez, en el sentido que un humano lo hacía.

Pero eso no los exime de ser llamados viejos, o jóvenes entre sus congéneres (otras naciones). Francis no era muy feliz con la idea de ser llamado «viejo»; sin embargo, no podía negarlo, era del grupo de naciones que podían considerar antiguas. Además, si el galo observaba con atención a su alrededor, estaba rodeado de naciones «jóvenes». Vivir en negación no le servía.

Por otra parte, el tener como compañero en varios aspectos de su vida a Alemania no hacía más fácil negar lo viejo que era. El germano bien puede ostentar el poder y equilibrio de Europa; al mismo tiempo que lucir como un chiquillo cuando Francia llegaba con alguna sorpresa, o le hablaba del amor con palabras cuidadosas.

Alemania era una nación joven comparado con él. Por eso mismo comprendía que los arrepentimientos y miedos de un pasado todavía reciente, mostraran tener peso. El mismo recordaba ciertas cosas con los sentimientos a flor de piel, pero había aprendido a no dejar que sus memorias dictan el rumbo de su vida y acciones: no así con el Germano.

Ver a Ludwig fruncir el ceño cuando estaba con él; apretar los labios frustrado y contenido, era una escena dolorosa para él. Podía incluso ser consciente, las primeras veces, como esos ojos claros permanecían en alguna marca que dejara en su cuerpo; con un: «¿No te lastime?» en los labios.

—Si quieres ser más rudo, Monsieur, no tengo problema —le dijo una vez, un poco cansado de esa rutina; le dolía pensar que esa era una forma de autocastigo, de mostrar que no podía confiar en sí mismo.

—No es...estoy bien —contestaría él con una sonrisa.

En aquel momento su almuerzo continuó en silencio. Francis tomó una decisión: haría que Ludwig confiara en sí mismo, y se permitiera disfrutar todos los momentos que pasaban juntos.

Durante una cena, cuando los temas de trabajo y banalidades dejaron la conversación, Francis interrumpió el cómodo silencio entre ambos:

—Allemagne, es un poco fuera de tema esto, pero... —dejó sus cubiertos en la mesa, y tomó la mano del Germano al otro lado de la mesa; la brisa cálida de París en primavera le ayudó a juntar valor—, confío en ti en cualquier momento, o circunstancia.

—¿Frankreich, porque dices eso? —murmuró avergonzado.

—Tenía que decirlo, oui? —guiñó un ojo.

Francis cambió el tema en la primera oportunidad. No quería presionarlo; tenía que asegurarse que Ludwig no se abrumara, y lograr ver porque confiaba en él.

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A veces, cuando veían a la velada derivar en algo más, conversaban un poco hasta que simplemente optan por dejar la conversación de lado, y concentrarse en otros asuntos menos convencionales que hablar de su día. Francis decidió tomar esas conversaciones para hacer que Ludwig se relajara, y pudiera dejarse llevar.

—¿Qué tal si jugamos un poco? —propuso Francia.

—¿Jugar...? No estoy muy seguro Frankreich —dudó Alemania, dejando de lado la cerveza que sostenía en la mano; Francia, como era usual, prefirió pedir Vino, que el germano siempre tenía para sus visitas.

Francis sonrió, se inclinó un poco hacia Alemania, colocando suavemente su mano sobre su hombro.

—Claro, ¡es bueno animar las cosas, Louis! —Aseguró el galo—. Es algo sencillos y divertido. Veras que lo vas a disfrutar; y te daré una recompensa por darme el gusto, si te sientes con ánimo, oui?

Stories, Fate, & Etc [Hetalia] [Oneshots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora