El profesor Horan me acompañó no solo a la salida, sino hasta el limo donde antes de subir, abrió la puerta por mi y dentro no estaba Herb, él ya estaba en casa prbablemente.
-Muchas gracias Profesor- dije entrando al auto y él, antes de cerrar la puerta, apoyó sus manos en el techo del auto.
-No lo olvides... Es un secreto ¿De acuerdo?- asentí y me sonrió- Ah y... No me llames más "profesor" Dime Niall- pidió y me confundió.
-Está bien... Hasta luego... Niall- me sonrió y cerró la puerta dejándome en el limo el cual arrancó.
Al llegar a la mansión, estaba papá en su oficina la cual quedaba de pasada a mi cuarto y de allí dentro, se escuchaban unos gemidos brutales, me llamó demasiado la atención ya que, esa voz no era la de mamá. Me asomé a la puerta y la entre abrí encontrándome con la peor imagen de mi vida, estaba papá con sus pantalones bajos y una mujer muy joven abrazando su cintura con sus piernas gimiendo del placer. Al ver eso, enseguida me eché hacia atrás tapando mi boca, eso de verdad me asqueó por completo. Salí casi que corriendo a mi habitación donde me senté contra mi cama en el suelo y comencé a llorar. Simplemente lo necesitaba. Pues, por más de que no parezca, es verdad, soy una perdedora, es decir, en el instituto soy una idiota y nunca hice nada para que me lastimen, simplemente me discriminan porque mi familia es la más rica y yo no soy un buen ejemplo, solo soy una idiota con justos un tanto más infantiles. Mi familia no me presta atención y resulta que ahora, mi padre engaña a mi madre ¿Qué esto no puede ir peor? ¿Tan difícil es tener una amiga que me escuche? Para nada, antes, las cosas eran más fáciles, tan solo cuando Jasmine murió todo cambió para mí. Ella era mi mejor amiga y fue mandada matar ya que intento entrar en la zona Oeste llevándole dinero a la gente.
Esto era demasiado para mi, el miedo de estar sola, el aburrimiento y la estúpida voz en mi cabeza que a cada rato me llamaba idiota.
Sin dudarlo, de mi cajón de noche, tome una navaja que Herb me dio por si debía defenderme. La apoyé contra mi brazo soltando lágrimas pero no podía hacerlo, no podía dejarme caer, debía de ser fuerte y soportarlo todo. Simplemente lancé la navaja lejos y abracé mis piernas para seguir llorando,
-________- sonó mamá del otro lado y abrió la puerta- Hija...- dijo dulcemente entrando y sentándose a mi lado- ¿Estás bien?
-Si- dije limpiando mis lágrimas- Es solo que... Murió Edward- dije y asintió.
-Lo sé hija- dijo tranquilamente y se levantó- Pero la vida es así... Siempre puedes salir adelante ¿no es así?- asentí con una sonrisa- Okay... Iré al centro, compraré algo para comer ¿Si?- dijo y besó mi frente.
Una vez que se fue, me quede sola, en mi habitación otra vez, pasaron minutos, horas y yo aún seguía mirando la pared pero cuando quise ver, sonó el timbre de la casa y en eso, entra Herb a mi habitación esta vez llorando.
-¿Qué sucede?- pregunté y tragó fuertemente.
-Es mamá- dijo y yo reí.
-No caeré esta vez- dije y Herb no dijo nada, solo mojó su labio inferior.
-Es en serio ________- dijo firme y me levanté para salir corriendo. En la sala, estaban todos, incluyendo a las criadas.
-¿Qué sucedió?- pregunté y papá habló.
-Alguien del oeste... Atacó a Leticia- dijo firme con lágrimas en los ojos.
-¿Cómo sabes que es alguien del Oeste?- pregunté y me fulminó con la mirada al igual que todos.
-¿Estás defendiendo al Oeste _____?- preguntó papá- ¡Acaban de mutilar a tu madre!- chilló frustrado.
-Lo siento- dije parándome detrás de Herb quien tomó mi mano.
