Al entrar a la oficina del profesor, él se acercó a su cafetera y puso dos tazas mientras que yo me sentaba en una silla frente a su escritorio. Observé la pequeña oficina vacía, sin fotos, sin premios, sin color en las paredes.
-Todavía estoy personalizándola… Ya sabes, no llevo tanto aquí- dijo tendiéndome una taza y sentándose en la silla del otro lado del escritorio.
-Se nota- dije tomando del café el cual estaba bastante dulce pero igual rico.
-¿De verdad estás bien?- preguntó seriamente.
-¿Por qué me ayudas? Eres del Oeste, se supone que me odian allí- pregunté y suspiró.
-Debe ser difícil estar en tu lugar, la gente del Oeste no es mala, solo está furiosa por la injusticia- dijo echándose en el asiento- Tu eres la hija de quien controla el dinero así que… No les agradas mucho… Igual, volviendo a tu pregunta- aclaró su garganta- No debe ser fácil ser tu, es decir, murió tu madre, no entiendes nada de lo que sucede y ahora te atacan tres hombres de los que tu creías buenos ¿me equivoco?
-Está olvidando la parte en la que usted me invita a su oficina a tomar café, eso también es extraño- dije y rió.
-Ser un poco humano no es extraño- dijo jugando con sus nudillos- ¿Está todo bien en tu casa?- preguntó y yo recordé a aquella chica con la que papá andaba.
-Si- dije luego de unos segundos.
-¿Segura?- preguntó.
-¿Acaso le interesa?- pregunté ante tantas preguntas. El profesor puso dos manos a dos lados de su cabeza y rió.
-Solamente me preocupo por ti ¿No puedo?- preguntó y en eso la puerta se abre dándole paso a Blackly.
-Horan- llamó frío y me miró- ¿Qué hace ella aquí?- preguntó casi que furioso.
-Estábamos hablando de mis notas Sr.Blackly pues, últimamente con todo lo que sucede en casa no eh tenido tiempo de estudiar…- dije defendiendo al profesor Horan.
-Más le vale- dijo mirando al profesor- Vine a anunciar que tengo una nueva secretaria, ahora cuando no me encuentres puedes dejarle mis cosas a ella- dijo Blackly al profesor y salió unos segundos para llamar a la chica. Se trataba de una rubia, alta con tacones, una pollera elegante de color negra y una camisa por dentro que por más de que tenga los botones cerrados se notaban unos pechos de goma.
-Buenos días señor Horan- dijo en un sensual y británico acento el que dejo por completo atrapado al profesor Horan- Soy Marie- dijo y le sonrió.
-Un placer- dijo el profesor y enseguida que mire bien a esa chica la reconocí, era la que estaba ayer, en la… Oficina de papá. Mi boca cayó al suelo al ver que estaba ahí, trabajando para Blackly.
Una vez que se fueron, el profesor Horan volvió a sus cuerdas y me dirigió la palabra.
-Te preguntaba Cas- dijo tranquilamente.
-No me digas Cas- supliqué cerrando los ojos y me miró triste.
-¿Qué no puedo llamarte así cariñosamente?- preguntó- ¿No me aceptas… Por ser del Oeste?
-No, no, no- dije mirándolo- es solo que… La gente que me dice Cas es por decir “Tonta Cas”- dije y asintió entendiéndolo.
-Entonces ¿Te llamo Casey?- preguntó y asentí energéticamente.
-¿A usted le atrajo… Marie?- pregunté y rió.
-No mentiré, esa mujer le puede a cualquiera pero no seré un puerco- dijo sonriendo- ¿La conoces?- preguntó y negué.