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Lo primero que hice al llegar fue decirle a Carla que no me preparase comida, que no tenía hambre, y subí a mi habitación para llamar a mi padre.

-Papá – me contestó al primer tono – que haces?

-Hola princesa. Pues aquí estoy, en casa con Elisa.

-Oye, podemos hablar un momento ¿ - Elisa era mi madrastra y aunque siempre se ha portado bien conmigo nunca llegue a tener la confianza que tenia con mi madre.

-Si claro. Dime hija – escuche sus pasos como se apartaba de ella y yo le comencé a contar todo lo que me pasó.

-Por que no me lo dijiste antes?

-No lo sé papá. Lo siento.

-No hija, no es tu culpa. Por favor no te disculpes. Ahora solo recupérate y por favor cuando estés recuperada haznos una visita.

Escuché unos consejos más de mi padre hasta que vi como Massimo irrumpía en la habitación. Segui hablando unos segundos más con mi padre y le dije que mañana le volvería a llamar.

-Carla me ha dicho que no quieres comer – me habló Massimo

-Espera – tenía una llamada de mi buffet donde por desgracia me despedían debido a mis continuas bajas por enfermedad. – me han despedido – me eché las manos a la cabeza y volvi a llorar. Joder, mierda de vida – dije cabreada

-Para – dijo Massimo – por favor para – me sujetó firme entre sus brazos – yo te puedo ofrecer trabajo

-Nunca he creido en Dios pero a ti te ha enviado alguien, eres como un ángel

-Nadie te daría la razón pero gracias – sonrió. – en media hora te espero en mi despacho, tendré los contratos hechos.

Sentía la necesidad de hablar con alguien pero nunca pude hacer amigos, no aquí, no con Jorge que era timido y no quería nunca relacionarse con nadie. Asi que apague el móvil y después de media hora fui al despacho donde Massimo estaba tras su mesa.

-Ya estoy aquí – dije esta vez más contenta y me senté en los sillones de frente de su mesa.

-Debemos hablar. Aquí esta tu contrato y el de confidencialidad – los firme con los ojos cerrados sin leer – pero que haces?

-Confiar en ti. – le dije

-Te explico – apoyo los codos en la mesa – soy el dueño de una bodega internacional. Vendo vino aquí, Europa y América. Tu puesto no será el de un abogado y lo siento, pero es el de mi secretaria. Esta mañana presentó su renuncia, se marcha a Japón ya que a su marido le han enviado ahí.

-Da igual que no sea de abogada, el caso es tener trabajo y supongo que si te echan del mejor buffet de abogados va a ser difícil encontrar trabajo en otro.

-Nunca pierdas la esperanza. Tu sueldo es de 3000 euros al mes, eso si, creo que no tendrás vida propia. Debes ir conmigo a cualquier viaje, reunión y si hace falta hasta nos quedaremos trabajando por la noche para que todo salga bien.

-No lo dudes.

-Muy bien.

-Oye, me ayudarías a encontrar piso? – el asintió – ahora? – me miró sorprendido pero aceptó

Subimos en el audi y fuimos a una inmobiliaria de todo el centro de Roma. Massimo aparcó y me ayudó a bajar del coche.Entramos en la inmobiliaria y una pelirroja nos atendió encantada.

-Bueno pues te va a encantar el piso. Está muy cerca a la empresa donde vas a trabajar. La fianza son 1000€ que si no provoca usted ningún desperfecto se te devolverán. Tendrás que pagar aparte el primer mes que son otros 600€.

-Perfecto – le dije a la pelirroja que no se callaba y le tendí mi tarjeta.

-Denegada.

-No puede ser la ultima vez que miré mi cuenta que fue antes de ayer había 6000 euros

-Denegada – lo dijo después de volverla a pasar.

-Le puedo traer el dinero en efectivo? Quizás haya un problema con la tarjeta. – ella asintió y nosotros nos dirigimos al primer banco que había

-No señora, ayer extrajo todo su dinero de la cuenta y la cerró.

-No, eso es mentira yo no vine aquí.

-No, usted no pero un tal Jorge si, nos dijo que usted estaba enferma y no podía venir.

Sali de la sucursal cabreada, si no fuera por que tenia las costillas rotas había ido a buscarle y a pegarle la paliza de su vida.

-Ada, lo puedo pagar yo o puedes quedarte en mi casa todo el tiempo que necesites – me dijo Massimo una vez en el coche de camino a su casa.

-Pero no me puedo aprovechar de ti, joder. Me has protegido y me has abierto las puertas de tu casa, aparte de darme trabajo.

-Ada, te puedes quedar en mi casa, de verdad.

-Vale, pero te pagaré un alquiler en cuanto cobre.

-Solo aceptarás así?

-Si, solo aceptaré así.

-Esta noche tengo una cena de negocios, llegaré tarde asi que supongo que te veré mañana.

-Vale – dije antes de bajarme del coche – fui a la cocina a por algo de comer y subi a mi habitación. Me metí en Facebook y ahí estuve durante horas viendo videos y escuchando chistes.

Pasó una semana de entonces y el médico me había dicho que estaba recuperada aunque no hiciera refuerzos. Al llegar a casa me miré por fin al espejo y solo quedaban unas pequeñas marcas de aquella paliza.

-Cada dia te vez mejor – Massimo estaba apoyado en la puerta de mi baño – estoy pensando en secuestrarte y no dejar que nadie más vea esa carita de angel que tienes.

-No digas tonterías – me reí

-Quería hablar contigo – se sentó en la cama - me gustaría que me dieras una oportunidad.

-Una oportunidad de que? – me asomé por la puerta del baño

-Ten una cita conmigo – yo me quedé sin habla y el decidió seguir - desde que te vi aquel dia en la cafetería, antes de que ese desgraciado llegue, quería pedirte el número de teléfono. Cuando vi todo lo que pasó tuve la necesidad de protegerte y de tenerte a mi lado, y la verdad es que – yo me acerqué a el y me quedé de pie delante suya – desde que estás en casa parece que incluso duermo mejor y tengo ilusión por llegar aquí y verte.

Me acerqué a el, cogi su cara entre mis manos y besé sus labios.

-Eso es un si? Quieres salir conmigo? – se quedó pensativo – joder parezco un adolescente – me reí

-Si – dije

-Después de escuchar todo lo que te voy a decir, alomejor te vas a echar atrás. No solo me encargo de una bodega, soy narcotraficante.

-Como? – me senté en el suelo, esto no podía escucharlo de pie.

-Soy el jefe de la mafia Ada. Desde el primer momento que aceptes no podrás hacer nada sin ir acompañada de varios hombres. Estas segura de que quieres conocerme?

-Necesito pensarlo – el asintió y dolido se fue de la habitación.

Eres mía y de la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora