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Me desperté por la mañana, eran las 7 asi que podía dormir un poco más pero un dolor en mis partes no me dejaba dormir. Joder con las hormonas pensé. Me acerqué a Massimo que tenía un brazo encima de sus ojos y su respiración era relajada.

-Ahora no – dijo asustándome – me duele la cabeza.

-Por favor – le rogué restregándome – lo siento pero son las hormonas que no me dejan en paz.

-Te voy a hacer daño, ahora no – volvió a decir acercándome a su cuerpo y manteniendo los ojos cerrados.

-No te preocupes – cerré los ojos intentando dormir.

-No cierres ni un segundo los ojos – me voy a correr nada mas escuchar esa frase y sentir su mano en mi clítoris.

Terminé de vestirme viendo como Massimo seguía de malhumor debido a su dolor de cabeza. Nos encontramos con Valeria en recepción y cada uno subió a su coche para irse a su casa. Cuando llegamos todos estaban ya en sus puestos de trabajo.

-Jefe, hay un problema

-Ahora no Frank.

-Valentina está aquí – Massimo se quedó parado en su sitio para mirar hacia el salón y entrar dentro. Frank y yo nos quedamos en la puerta observándolo todo.

-Quiero venganza Massimo – le dijo esta que estaba en una silla de ruedas.

-No voy a hacerle nada a tu padre Valentina, lo siento pero estás buscando ayuda en el sitio equivocado.

- Pero mató a Adam, al único hombre que de verdad amé en toda mi vida – el rostro de Massimo se desencajo completamente.

-No es mi problema Valentina, yo no te ayudaré.

-Entonces eres tu – lo apuntó con un arma – o mi padre.

-Valentina, baja el arma.

-Nooo – gritó ella – mató al hombre que amaba y ahora a mi me ha pegado un tiro en cada pierna. Quiero que muera – estaba llorando y Massimo lo aprovechó para desarmarla en un forcejeo.

-Frank – intervine yo – ante cualquier movimiento le pegas un tiro.

Cogí el teléfono de la cocina y le llamé.

-Feliz Navidad señora de Luca – aquel hombre me contestó.

-Tienes 10 minutos para venir a mi casa y sacar a tu hija de aquí o no respondo. – colgué

Miraba a Massimo que estaba sentado en el taburete de la barra de la cocina con las manos apoyadas en su cabeza.

-Que es lo que quería de mi si amaba a Adam?

-Preguntale Massimo, antes de que venga su padre.

Hizo caso a lo que dije y volvió al salón.

-Entonces no me amaste no?

-No Massimo, para que nos vamos a engañar. Odiaba hasta tu manera de hacerme el amor,tan posesiva, con tanta seguridad en ti mismo.

-Por que el?

-Por que fue el único que me ayudó y estuvo a mi lado en la clínica de aborto. No me fui de vacaciones con mis amigas, ni siquiera Adam se fue a ver a sus padres a España. Me acompañó a Nueva York donde aborté y ahí empezó todo.

-Mataste a mi hijo?

-Si y no me arrepiento de ello, nadie quisiera tener un hijo de un narcotraficante menos la loca de tu mujer – me miró

Eres mía y de la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora