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En nuestra nube de felicidad pasamos la Noche Vieja y el Año Nuevo. A la vuelta de vacaciones, de repente nuestro teléfono no dejó de sonar. Teníamos una cita con su médico y mi ginecólogo el mismo día. Estábamos en el coche llegando al hospital.

-Podemos ir a ver antes al ginecólogo?

-No cariño – sonreí – vamos a ver antes a tu médico.

Esperamos dos minutos en la sala hasta que nos hicieron pasar. Después de varias pruebas el médico nos dio su resultado.

-Debemos operar. No te estás tomando la medicación verdad?

-Massimo, di la verdad – me estaba enfadando.

-No, no me la he tomado.

-Los dolores han aumentado y con ello las náuseas – asintió – pues hay que operar de urgencia.

-Mire, mi mujer está embarazada y dentro de diez minutos tenemos la ecografía. Podría ir con ella y luego me operan?

-No puede ser Massimo – le dije enfadada al salir de la consulta – como puedes dejar de tomarte la maldita medicación, es que de verdad quieres quedarte ciego y no poder ver nunca la cara de tu hijo?

-No, lo siento.

Llevaba dos meses ocupándome de todo. Dos meses en los que Massimo tuvo que llevar los ojos vendados y venir cada semana a la consulta. Hoy teníamos otra cita con el ginecólogo y nos diría el sexo del bebé.

-Estate quieto Max, deja ya la puta venda donde está o paro el coche en el arcén y te pego una paliza.

-Lo que podrías hacer es parar en el arcén y subir encima mio.

-Massimo – le advertí.

-Joder, llevo tres semanas sin un beso tuyo.

-Massimo llego reventada y el embarazo me cansa más de lo normal.

-Cariño, ayer dormiste 18 horas seguidas.

-Aproveché que era domingo – sonreí – y aún así estoy cansada.

-Joder, lo único que le estoy pidiendo a mi mujer es que me eche un polvo por que mi mano ya no me sirve.

-Joder que asco Massimo – me reí para mis adentros , sabia perfectamente que se tocaba pero es que a mi no me quedaban fuerzas al salir del despacho o al volver de la bodega y realmente era eso o dormir y preferia dormir.

-Que quieres que haga? Necesito a mi mujer

-Te estás portando igual que un niño pequeño.

-Para el coche.

-No voy a parar el coche por que tenemos a la seguridad delante y detrás y que les vamos a decir, oye Frank, he parado por que mi marido quiere echar un polvo?

No volvió a decir nada mas durante todo el viaje. De hecho solo habló en la consulta.

-Como es? – preguntó emocionado.

-Recuerdas la película de los gremlis ¿ - el asintió – pues es igual a ellos pero antes de mojarlos.

-Joder, menuda comparación.

-Massimo – dije entre risas – es un bebé pequeño, no te preocupes cariño que yo me llevo una copia para que la puedas ver.

-La copia se la puedo imprimir – dijo la médica – pero usted saldrá de esta consulta después del parto.

Eres mía y de la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora