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-Joder, nunca había visto una mujer hacer eso – le dijo a mi padre y se sentó en las escaleras a nuestro lado.

-Mi hija no es cualquier mujer, es la mujer de un narcotraficante. Debe estar a la altura.

-Que has dicho papá? – tanto Luca como yo teníamos los ojos igual que platos

-Que piensas hija que no lo investigue? Soy viejo pero no tonto.

-Papá – no sabia que decirle

-No te preocupes, ni tengo pensado llamar a la policía ni hacer nada contra el, no contra alguien que cuida y quiere a mi pequeña.

-Papá – quise decirle algo pero tampoco encontré las palabras adecuadas, ni yo ni Luca.

-Hija, la otra noche me contó como te libró de los brazos de aquel desgraciado – Luca asintió – y sabes que pienso, que la persona más honorable del mundo es el más hijo de puta, mientras que tu marido aunque se dedique a eso aparte de otros negocios que tiene te cuida, te mima y te protege.

-Cuando decidiste investigarlo?

-Cuando escuche lo que le dijisteis a Elisa en la cocina, aquella advertencia suya, aquella protección, me llamo la atención asi que investigue. No te preocupes, nunca nadie dirá que estaba interesado en el mayor narco de Italia – sonreí – estarás bien hija, estarás bien y yo me iré en paz.

Cenamos los cuatro en silencio, delante de Elisa muchas cosas no hablábamos. Luego, una vez recogida la cocina, llené una taza con café caliente y me senté en las escaleras, donde antes habíamos estado sentados los tres.

-Me cae bien su padre, jefa – dijo Luca al sentarse a mi lado

-Donde está?

-El jefe está volviendo de una reunión – miró el reloj – llegarán en diez minutos exactamente.

Diez minutos después varios Bentley pararon delante de casa de mis padres. Bajo aquel magnifico hombre y yo me levanté de las escaleras. Cuando estaba a mi lado, tendí mi mano y el la cogió, quería despedirme de Luca pero en algún momento desapareció de mi lado. Tiré de el hacia las escaleras y cerré la puerta tras entrar en la habitación donde nos quedábamos.

-Te eché de menos – le dije tirándome a sus brazos y el agarrando mi culo, para dejarme asi envolverle la cintura con mis piernas.

-Me enfadaste mucho – habló mientras me besaba el cuello y yo me estremecía.

-No podemos hacer ruido – me apoyó en la pared para quitarme la camiseta y besarme los pechos, dejando yo escapar un gemido – no hagas ruido Ada.

Apoyando mi espalda en la pared, mis brazos alrededor de su cuello y las piernas en su cintura , el entraba en mi una y otra vez, una y otra vez. No podía respirar ya que el atacó mis labios y no me los dejó libre en ningún momento por que asi mis gritos no se escucharían por toda la casa.Cuando llegaba al orgasmo quitó la mano de mi pierna que siguió en su sitio y me tapó la boca.

-Joder – susurró al correrse dentro – te echaba de menos. – conmigo en brazos y sin salir de mi todavía me tumbó en la cama quedando encima mio – como te vuelva a ver en la moto te juro que te voy a castigar.

-Que me hará – me estaba poniendo cachonda otra vez y su miembro estaba creciendo también

-Te ataré a la cama mientras me aprovecharé de tu cuerpo todo lo que yo quiera y más.

Eres mía y de la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora