Era de noche y mi bebé estaba dormido en su cuna, al lado de mi cama. Massimo entró en la habitación sin hacer ruido.
-Estas feliz? – me preguntó una vez que se tumbó a mi lado en la cama.
-Si, ahora si.
-Pero tenemos que hablar Ada – noté un tono de preocupación y molestia en su voz.
-Dime , que sucede?
-Estos meses han sido difíciles Ada, para los dos – hubo una pausa – entiendo todo tu sufrimiento al no tener a nuestro pequeño en casa, yo también pasé por el, pero yo sentí que te perdí y esa sensación la sigo notando.
-Sigo aquí – le dije sin entender lo que me quería decir.
-Si, pero no eres tu. No eres aquella mujer que ha estado a mi lado siempre, no eres aquella que me echaba la bronca por no tomarme la medicación y no eres aquella que cogió el toro por los cuernos y arrasaba con quien se le ponía delante. Estos meses te has encerrado en ti misma y no me has dejado entrar ni a mi.
-Massimo sabes por lo que hemos pasado y que no estaba tranquila, no teniendo al pequeño lejos de mi.
-Lo se y lo entiendo pero algo ha cambiado.
-No, no ha cambiado nada cariño – no quería levantar la voz ya que el pequeño estaba con nosotros – que sucede?
-Que he aplazado un viaje a Los Angeles todo este tiempo y no me puedo ir tranquilo.
-Yo me ocuparé de todo. Haberlo dicho antes.
-Estás segura? – asentí – tendrás una cena como días antes de noche buena y reuniones de todo tipo tanto legales como ilegales.
-Yo me ocupo. Cuando te vas?
-Pasado mañana.
Volvia del aeropuerto de despedirme de Massimo. Vestia unos vaqueros oscuros y unos tacones con una camiseta y una chaqueta de traje. Era Agosto y el calor era infernal en Roma. Subí al Bentley para marcharme a la bodega. Ayer solo nos quedamos en casa jugando con nuestro bebé o viéndole dormir más de una vez.
-Buenos días señora – me saludaron los trabajadores
-Llevamos mucho tiempo sin verla – habló la nueva secretaria de Massimo, era una chiquilla – enhorabuena por su bebé – me tendieron una caja grande envuelta con papel de regalo.
-Muchas gracias pero no era necesario – sonreí dentro encontré pañales, biberones, juguetes y ropa. – Como agradecimiento me vais a dejar que os invite al almuerzo – ellos sonrieron y John fue a encargarse de traerlo. Trajo café y todo tipo de dulces, desde tarta, bizcocho y chocolate. – Esto es una bomba calórica.
Hoy fue un dia normal en la oficina, solo me encargue de firmar algunos contratos y también de organizar la agenda con Diana.Me contó que era una joven de 18 años que estaba estudiando biología en la universidad y que necesitaba el trabajo.
-John necesito que me lleves a un gimnasio.
-Jefa, si quiere hacer ejercicio yo la puedo ayudar. Practicamente mi trabajo consiste en enseñar a los nuevos a pelearse y defenderse.
-Como?
-Kick boxing señora.
La llamada de Massimo interrumpió nuestra conversación y también
retraso mi llegada a casa. Llegué a la nave donde varios hombres estaban rodeando a uno.
-Que sucede? – le pregunté al ruso que había ahí
-Lo pillamos hablando con la Policia señora, les estaba dando la dirección de su casa entre otras cosas.
-John, mi hijo necesita salir de ahí cuanto antes.
-Ya está a salvo señora. – atendió otra llamada mientras yo miraba a aquel desgraciado – la casa está siendo registrada pero no han encontrado nada que la puedan incriminar, todas las armas y el dinero se llevaron junto a su hijo.
-Bueno, dime por que lo hiciste?
-Necesitaba poner a mi familia en un sitio seguro. – yo me reí
-Que les dijiste? Contesta
-Donde vivían y de que el jefe estaba en Los Angeles.
-Eso es traición. Sabes que decidiste tu futuro y el de tu familia? – el negó y yo hice una señal donde trajeron a su hermana, padres y a una niña de un año.
-Jefa – lloró – por favor no les haga nada, me equivoqué.
-Lo siento mucho pero tu serás la cabeza de turco. Todos sabrán que si me traicionan a mi o a mi marido terminarán así. – me acerqué a el – verás morir a tu familia por tu estupidez y luego morirás tu,después de suplicarlo. Despediros de la niña – los miré – se vendrá conmigo.
Llegué al coche con una bebé rubia y pelo rizado en brazos.
-Llevame con mi hijo.
-El señor ha llegado también.
-Joder, pues menudo día lleva entonces – no acabaría ni de llegar a los angeles cuando decidió dar la vuelta y volverse.
Una hora de coche donde la bebé se durmió llegamos a un chalé en las afueras de Roma. No estaba rodeado de viñedos, solo de una valla. No llevaba la inscripción de sus iniciales en la verja. Llegamos al pequeño patio y John entró el coche en el garaje.
-Señora, la niña lo va a enfadar mucho.
-Lo sé pero no puedo matar a un bebé. Podrá ponerse como quiera, ella se queda.
Entré en una cocina rústica, nada que ver con la blanca y perfecta de mi casa. Clara estaba preparando el biberón de Massimo Junior y mi marido estaba con el en brazos. Su cara se iluminó cuando me vio pero cambió cuando vio a aquella preciosa niña en mis brazos.
-Al despacho, ya – y le seguí cerrando la puerta detrás – quien cojones es esa niña?
-La hermana del que nos traicionó.
-Que hace aquí?
-Pues que no podía matar a una niña ni siquiera dar la orden.
-Aquí no se puede quedar.
-Por que no? Es una bebé, no tendrá más de un año.
-Vamos a ver Ada, que coño decimos, ha aparecido aquí por arte de magia? Es que no te das cuenta del error que has cometido, es que no tenemos bastante con un niño?
-Pero vamos a ver Massimo, no puedo dejarla. Por culpa de su hermano se ha quedado sin padres, sin nadie en el mundo. Por favor vamos a quedárnosla.
-No maldita sea, ya bastante tenemos con un bebé como para tener otro. Ahora vienen tiempos difíciles y te necesito, no tenemos tiempo para otro bebé.
Me fui del despacho que estaba al lado del salón y volví a la cocina donde Clara se encargaba de darle de comer a los dos. Yo la ayudé para luego bañarlos y cambiarles el pañal. Cuando bañé a la niña vi para mi horror que su cuerpo estaba lleno de cardenales, joder, por que habrá pasado esta niña?
-No tiene familia, ni abuelos, nada – dijo Massimo al entrar en el único baño que teníamos en esta casa – tendremos que decirle a la policía que la encontramos en la carretera abandonada.
-Tiene el cuerpo lleno de cardenales, deberíamos llamar a un médico.
-No, no todavía. Ponle la misma ropa que llevaba, coge a Max y vamos a comisaria.
-No nos detendrán? – el negó
Entramos por la puerta de la comisaria y vi como todos actuaban con normalidad, nadie se inmutaba ni intentaba detener al gran mafioso de Italia. Nos hicieron pasar con el comisario.
-Nos encontramos a esta bebé en la carretera, mi mujer y yo íbamos de vuelta a casa de comprar varias cosas para nuestro hijo y la vimos en un lado de la carretera.
Esperamos varias horas hasta que un médico examinó a la pequeña y una asistenta social llegó a la comisaria.
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Eres mía y de la mafia
Romance-Después de escuchar todo lo que te voy a decir, alomejor te vas a echar atrás. No solo me encargo de una bodega, soy narcotraficante. -Como? - me senté en el suelo, esto no podía escucharlo de pie. -Soy el jefe de la mafia Ada. Desde el primer mome...