13- Rehén

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Directo a Busan, Corea.





Sicheng sale del baño acomodándose la ropa. La camiseta que le proporcionó Sana esa mañana y que en algún tiempo atrás fue blanca, ahora tiene salpicaduras de semen. No podría asegurar si era de él o de Yuta. Aunque de todos modos daba igual, no es que fuera a resaltar entre todas las desgastadas manchas de la tela. Y ni hablar de pantalón que seguramente había visto mejores tiempos.

Era gracioso hasta cierto punto, Wong Sicheng, segundo al mando de la triada China ¿Vistiendo como un indigente? Nadie lo creería hasta verlo.

Sicheng llega hasta su cubículo y toma asiento sintiendo la mirada de dos pares de ojos sobre él que lo miran entre interrogantes y burlones. Él simplemente se acomoda haciendo como si nada hubiera pasado mientras los observa aburrido, los dos menores sin poder aguantar más sueltan una carcajada.

—Imagínate que diría nuestro querido Yukhei al enterarse de las cochinadas que hace su hermanito en el baño de un avión —Chenle vuelve a estallar en risas —Y como cereza del pastel, en compañía de un líder Yakuza— el rostro de Chenle obtiene una coloración rojiza ante sus intentos de contener la risa.

YuQi suelta de nuevo una carcajada ante lo último e intenta tomar algo de aire antes de hablar.

—Joder, Lele— El que YuQi llame a Chenle "Lele" solo es indicio de que esos dos se aliaron para hacerle la vida imposible a Sicheng —¿Te imaginas la cara de Yukhei al enterarse en como Sicheng saltó al regazo de Nakamoto solo para comerle la boca? Va a estallar— La risa incontrolable de esos dos de vuelve cada vez las ruidosa, sus cuerpos rebotando en los asientos y sus manos golpeando los reposa vasos como señal de lo bien que la están pasando a costa de Sicheng.

—Si ustedes dos llegan a abrir la boca y le cuentan a Yukhei algo de lo que acaba de pasar... —de repente el tono de voz de Sicheng se torna profundo causando que los dos adolescentes frente a él detengan sus risas de inmediato. —... Él se podría enterar por algún pajarito acerca del verdadero paradero del Lamborghini que le regaló el Jeque esa vez que fuimos a Abu Dhabi— el rostro de Chenle pierde todo rastro de color, las carcajadas que escapaban de sus labios hace cinco segundos convirtiéndose en pequeños jadeos nerviosos —O mejor aún— ahora el objetivo de la mirada seria de Sicheng es YuQi —Quizá se pueda enterar de las pequeñas aventuras de YuQi en Tailandia— un quejido lastimero escapa de los labios de la China, su mirada burlona siendo sustituida por una temerosa al mismo tiempo que un puchero se forma en sus labios.

—Winko hermanito, por favor— La chica se levanta de su asiento y ocupa el que está libre al lado de Sicheng, agarra las manos del rubio entre las suyas y le dedica esa mirada de perrito apaleado que sólo funciona con Yukhei —Sabes que es una broma ¿cierto? Yukhei no se va a enterar de nada ¿No es así, Chenle?— La chica patea al pelirrosa que solo asiente repetidas veces con la cabeza casi desesperado por hacer entender que no dirá nada al respecto.

—De absolutamente nada, YuQi y yo somos unas tumbas— Dice al momento de pasar los dedos por sus labios como si estuviera cerrando una cremallera invisible. 

El semblante serio de Sicheng está a punto de quebrarse ante la desesperación de esos dos, por lo que asiente una vez con su cabeza y se acomoda nuevamente sobre el asiento, cerrando sus ojos.



Una hora más tarde están aterrizando en una pista privada en Busan. El piloto lo anuncia, ocasionando que YuQi despierte exaltada de su pequeña siesta. Los tres son dirigidos a desembarcar el avión junto con el personal japonés.

El día está demasiado nublado y una brisa fría hace que Sicheng tiemble en el lugar. Jodida mierda, estaban en pleno invierno y Sicheng con una camiseta blanca llena de agujeros y un par de jeans en las mismas condiciones, a este paso se le iban a congelar hasta las bolas antes de llegar al auto.

ENDGAME [YUWIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora