19- Sin Cordura

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Osaka, Japón.






—¿Y si es una emboscada —Chenle susurra mirando el rostro de los otros dos a su lado, una vez intenta abrir la puerta y la llave no cede. —¿Y si el quería que tu vinieras sólo?

Sicheng y YuQi lo miran con una mueca de asco hasta que el mayor de ellos rapa la llave de sus manos. Él lo intenta también, lucha unos segundos con ella y en una sacudida el contacto gira y la puerta se abre.

Los dos chicos entran detrás de Sicheng sigilosos y algo precavidos. Pasan un pequeño pasillo con un perchero y una puerta que supone es el almacén para luego  sorprenderse ante el espacioso salón que se abre frente a ellos. Sicheng alza una ceja bastante interesado en el lugar. Podría llegar a compararlo con alguno en los donde práctico en la universidad.

La madera del suelo se desliza perfecto bajo sus pasos. Los espejos ocupan el lado más largo de la sala y van de techo a piso tan relucientes que hacen parecer que la habitación no haya sido abandona varios años atrás. Las paredes libres son color crema y se ven mucho mas iluminadas gracias a la cálida luz que viene de las balas del techo. Camina con pasos más fuertes y reconoce fácilmente que toda la habitación esta insonorizada.

Por el reflejo de los espejos, ve a Chenle y a YuQi rebotar en los acolchados bancos de al fondo probando el material. Sicheng vuelve la vista a las barras paralelas colocadas a cada altura ideal y desliza sus manos sobre ellas entendiendo que la extravagancia del japonés viene de familia. El sitio parece estar construido para una academia de baile profesional y no para complacer el capricho de una niña de quizá diez o doce años.

Los chicos empiezan a hablarle fascinados de distintas cosas a la vez, hasta que de repente se acomodan para empezar a estirar con una rutina de calentamiento cualquiera. Sicheng sonríe fingiendo que les presta atención porque hay algo que sigue taladrando su cabeza.

Confiesa que estuvo algo ansioso desde que el japonés puso la llave en sus manos y salió por el pasillo sin decir nada más. La curiosidad por como todo había pasado no le dejó dormir del todo y muy temprano en la mañana despertó al par de traidores que lo habían puesto en esa situación. Por como terminó esa noche, supuso que no le había agradado nada la pequeña e insignificante conversación que tuvo con el hijo del dueño del lugar. Quizá soltó cosas de demás como su pasión por el baile o lo mucho que extrañaba practicarlo. Y aunque fueran ciertas, en sus planes no estaba que Yuta de alguna u otra forma se enterara.

No le sorprendió que tomara la actitud de maldito usando su poder para hacerlo sentir el dueño de todo solo porque alguien le robó el foco de atención. Lo que si logró inquietarlo fue que en vez de ignorarlo como se había mantenido haciéndolo, le puso a su disposición todo un enorme salón para que Sicheng hiciera con él lo que quisiera.

Mira nuevamente a su alrededor y se recuerda que lo mejor es que Yuta no sepa que le ha dado su número a aquel tipo, porque tiene la sospecha que él está esperando cualquier excusa para poder matarlo.

Y que Lin Yanjun tenga su teléfono, sería la excusa perfecta.






Tres días son suficientes para que Sicheng tome de rutina pasar la mayoría del tiempo encerrado en ese salón y también lo suficientes para que se pregunte donde jodidos se ha metido Yuta.

No le interesa en absoluto, pero ver que no llega a las cortas reuniones que tiene con Jurina lo desconcentra. Lo poco que recuerda de lo que ella habla, es lo que repite en las noches cuando Yukhei lo bombardea a preguntas y afortunadamente el tema de negocios entre ambas mafias ha vuelto a aparecer porque sin rastros de EXO-M por Japón se le agotarían las razones para calmar a su hermano y las ganas que tiene de sacarlos de allí.

ENDGAME [YUWIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora