17- Recuerdos

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Osaka, Japón.




Han pasado varios minutos y Yuta no sale de su estado.

El repugnante y fuerte olor metálico de la sangre está inundando todo el sitio.

Uno de los hombres que custodia la entrada asoma medio cuerpo para comprobar el estado de su líder. Al hacerlo llama a dos compañeros y todos se miran entre sí al verlo aún de rodillas temblando y murmurando cosas.

Uno de ellos entra cauteloso, arruga la nariz al sentir el olor del ambiente y a penas sus pasos resuenan dentro de la habitación, Yuta con movimientos desesperados y torpes busca su arma en el suelo y en menos de tres segundos le esta apuntando con una mano temblorosa.

—L-largo.

Aquel hombre no duda en obedecer. Yuta suelta el arma como si hubiese cargado una barra de hierro caliente que pesa y quema en sus manos. Sin energía, trata de remover los largos y descuidados mechones de su frente hasta que nota lo caliente y empapada de sudor que se encuentra.

Siente como sus extremidades empiezan a fallar y ceder. El aire le falta y los pensamientos que llegan uno a uno a su mente no son nada coherentes.

Sabe que va a pasar.

Cierra los ojos con fuerza cuando involuntariamente un montón de viejas conocidas voces salen de sus recuerdos, puede escucharlas en su cabeza muy claras durante quizá minutos o quizá horas. Llega un punto en el que se vuelve abrumador e insoportable y su única reacción es gritar con fuerza porque él es más fuerte que eso y sabe que las callará.

—¡Yuta! —alguien cae de rodillas junto a él. Su voz suena tan real, pero ya no sabe qué lo es. Entonces deja de ver el cemento bajo sus manos y vuelve a apretar los ojos hasta que empieza a doler.

Ese alguien acuna su rostro con manos delicadas tratando de subir su cabeza y la caricia si se siente totalmente real. Reconoce esa voz sin abrir sus ojos y respirar por su nariz ya le es imposible.

Escucharla sólo empeora todo.

—V-vete yo me encargare de ella ¡Vete! —implora totalmente ido tomando las muñecas de la persona al frente. No lucha contra ellas, en cambio se aferra como si no quisiera dejarlas ir.

Detrás de sus ojos ve una enorme cantidad de hombres trayendo malas noticias. El recuerdo está tan fresco que parece que lo estuviese viviendo otra vez. Se ve a si mismo gritando buscarla en repetidas ocasiones, pero nadie la encuentra. La sensación tan desgarradora de no volver a su hermana lo hace añicos y otra vez escucha esa voz familiar, burlándose de él. Entre dientes recitándole una y otra vez aquella frase.

Jurina agarra a su hermano por los hombros tratando de detener los temblores de su cuerpo.

—¡Yuta escúchame! —por fin habla tratando de que en su tono no se vea el desespero que le apodera. —Ella ya no está. Estoy aquí contigo... mírame, estoy bien.

Yuta se sacude, sube la mirada con ojos irritados y mandíbula apretada. Decidido y totalmente metido de lleno en sus recuerdos le dice: —T-tengo que buscarte, ella no te volverá a tocar. Lo juro.

Jurina peina el cabello de su hermano y niega tratando de tranquilizarlo.

—Ya estoy acá. Estás conmigo. Estamos juntos.

Será muy tarde cuando la encuentres.

Escucha un susurro detrás de él, pero es solo su mente. Respira hondo y calculador convenciéndose que el origen del sonido es solo su cabeza.

ENDGAME [YUWIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora