21. Ella

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Para Sicheng el tiempo que pasó entre llegar al hotel y llegar a la mansión del líder de Tokio se fue volando. Quizá estaba tan concentrado recitando una y otra vez lo que diría en la reunión o tan pendiente de que nadie se viera fuera de lugar, que no prestó atención a que no veía a Yuta desde que bajaron del avión. Y eso fue un alivio.

Caída la tarde Jurina llegó cambiada con un elegante vestido que contrastaba con los ajustados pantalones y las botas altas que normalmente la veía usar. Ella estaba algo 'al tanto' de Sicheng, no se separaba de su lado en ningún momento y aprovechaba cualquier cosa a su alrededor para mantenerlo distraído. Eso también ayudó a no pensar en Yuta y por qué no había viajado con ellos al dichoso evento.

Y allí estaba, entrando a la mansión que por poco superaba a la de Yuta en todos los aspectos. Quizá más seria y más elegante. Lujosa por donde viera y espaciosa, pero un tanto hermética. No como los grandes ventanales que reemplazaban la mayoría de paredes de la mansión del japonés.

Había muchas miradas sobre ellos, sobre el chico que cuidaba de Sicheng y los otros dos hombres que hacían lo mismo con Jurina. Ella durante el camino le recuerda que varias de las personas que encontraría allí, sabían que era chino, de que familia venía y cuál era el motivo de su visita, así que no se deja intimidar por los muchos ojos curiosos o por las escépticas miradas que recibe.

Instalados en su mesa y después de probar una deliciosa champaña, Jurina lo levanta invitándolo a saludar más gente que empieza a llegar. Lo hacen durante unos minutos, asintiendo, sonriendo cortésmente e inclinándose lo suficiente sin pasarse de más.

Jurina habla con sus hombres algo que Sicheng no entiende, así que aprovecha su tiempo para mirar a su alrededor y buscar algo que ha estado perdido por varias horas. Sin embargo, hay alguien que roba por completo su atención.

Una mujer de pie saludando a los invitados y un hombre que le saca medio metro más de estatura la acompaña dos pasos atrás a donde ella vaya, a su lado también una delgada chica de coleta templada con un traje oscuro y simple. Nada que pueda opacar el azul celeste que aquella mujer lleva y tiene a todos encantados.

—Es ella —Jurina susurra llegando su lado. —Shiroma Miru es la líder de Tokio.

Sicheng queda sorprendido, voltea hacia Jurina con clara confusión en su rostro. —Dijiste que ustedes no podían tomar el mando.

—Es una larga historia —Jurina se encoge de hombros, mirando fijamente a la mujer de vestido celeste que ahora ríe delicadamente ante lo que dice un hombre obeso y su acompañante. —En resumen, mató a su hermano y tomó el puesto.

—¿Nadie la detuvo?

Jurina niega y suelta una risa cansada.

—Aquí se hace lo que ella quiera. Incluso antes de que matara a su hermano, ya era así. Si ella quisiese matarnos a todos en este instante, ella lo ordenaría con un chasquido de dedos y sería todo.

Sicheng frunce el ceño. Detalla los rasgos delicados y atractivos de la mujer, su cabello largo, negro y brillante. Los flecos ordenados que le dan cierto aspecto adorable combinando sus ojos grandes y oscuros. Es realmente hermosa.

La mujer le recuerda a YuQi, con ese lindo aspecto tranquilo, radiantes y delicadas. Pero el conoce a YuQi, la ha visto perderse a sí misma con la mirada oscura decidida sin duda al perforar la cabeza de alguien, el contraste con su apariencia incluso volviéndose hipnotizante. Tanto, así como lo es aquella mujer frente a ellos y la corta descripción que ha dado Jurina sobre ella.

—Señora —Jurina voltea cuando uno de los suyos la llama. —El señor Nakamoto acaba de llegar.

Jurina gira los ojos y asiente. El hombre se aleja y ella voltea a mirar a Sicheng sobando el puente de su nariz.

ENDGAME [YUWIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora