15- Traidor

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Jeju, Corea




Sicheng ve como el cuerpo de Yuta cae rendido sobre el cemento. Su torso encorvado hacia adelante y el cuchillo con el cual apuñaló repetidas veces a ZiTao a un lado del cuerpo.

El charco de sangre se hace cada vez más grande y Yuta sigue sin moverse de la posición en la que está. 

Sicheng mira a HyunAh. La mujer se encoje de hombros, descruza sus piernas y camina hacia el japonés. Se inclina lo suficiente para posar una mano sobre su hombro y llamar su atención. Yuta se tensa y se remueve bruscamente del contacto de la rubia volviendo así a su estado letárgico.

HyunAh bufa ante la acción del japonés y retira su mano, da media vuelta y le dedica una mirada cargada de fastidio a Sicheng.

—Que se joda —es lo único que dice la mujer antes de salir hecha una furia de la habitación, cierra la puerta de un portazo que resuena por todo el lugar.

Sicheng dirige su mirada hacia el cuerpo de Yuta, esperando ver una reacción a causa del estruendo, pero aun así el japonés no se mueve del lugar.

Al ver que no va reaccionar, Sicheng se levanta de su silla, rodea la mesa y con pasos lentos se encamina hacia él. La suela de sus zapatos se mancha de sangre al llegar a su lado.

El chino coloca una mano sobre el hombro de Yuta esperando una reacción similar a la que tuvo con HyunAh, pero eso no sucede. Lo intenta zarandear levemente esperando algo del pelinegro, pero sigue sin inmutarse.

Lo vuelve a intentar. Nada.

Yuta sigue sin reaccionar, por lo que avanza más, quedando frente a él, se agacha a su altura e intenta buscar los ojos del hombre.

Cuando logra conectar su mirada con la de Yuta, nota como sus pupilas están completamente dilatadas. Sus ojos se ven mucho mas oscuros y mas profundos. Su mirada esta totalmente perdida y Sicheng se comienza a preocupar un poco.

Mira más detalladamente el rostro del japonés, salpicaduras de sangre esparcidas por todas sus facciones, su entrecejo fruncido al igual que las comisuras de sus labios.

No sabe que lo motivo a llevar su mano hasta la parte interna de la chaqueta que está usando y sacar un pañuelo del bolsillo derecho de esta, así como tampoco sabe porque está pasándolo sobre el rostro del japonés. Con una mano sostienen su barbilla y con la otra sigue pasando delicadamente el material que se empieza a teñir de rojo al entrar en contacto con las gotas de sangre.

Cuando el rostro de Yuta ha quedado sin rastros de sangre, Sicheng se dice a si mismo que ya es suficiente, que no tiene que seguir preocupándose si el japonés está bañado en sangre ajena o no. Sin embargo, al bajar su mirada hasta las manos de Yuta, no puede evitar el impulso de tomarlas entre las suyas y limpiarlas como lo ha hecho con su rostro. Realiza la tarea en un sordo silencio ignorando sus mejillas que empiezan a enrojecerse. Es una estupidez lo que esta haciendo, pero aún así no se separa de él hasta que están parcialmente limpias.

Sicheng se vuelve a repetir que es suficiente. Esta vez si se coloca de pie con la clara intención de ir a buscar a alguien que arrastre a Yuta hasta una de las habitaciones para que Sana lo revise o algo que lo haga salir del maldito estado mental en el que se encuentra fundido.

Un fuerte agarre sobre su muñeca lo detiene.

Yuta levanta su mirada y la conecta con la del chino, con algo de esfuerzo se coloca de pie. Los ojos del japonés aún se siguen viendo más oscuros que de costumbre, y Sicheng puede notar que hay algo vacío en la mirada del contrario. No hay rastro alguno del brillo confiado que los caracteriza.

ENDGAME [YUWIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora