Capítulo 13 "Mi Nombre... es Can"

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La mujer de nombre Satina se hallaba a unas cuantas cuadras de su casa, ésta era acompañada de los ninjas que la habían ayudado con anterioridad. Las presentaciones entre ellos ya estaban hechas, así que ya había confianza entre los presentes.

La mujer sacó una llave y la introdujo en la puerta, esta al girarla abrió de inmediato. Tras aquella puerta se vieron dos pequeños que fueron a recibir a su madre.

Los niños se hicieron reconocer en un instante, tanto el pequeño de cabello marrón y el Uzumaki, dejaron soltar un pequeño grito de impresión mientras ambos se apuntaban con su dedo índice.

— ¡Tú eres el de esta mañana! —Dijo el pequeño niño.

—Vaya, que sorpresa me has dado pequeño. No pensé que te volvería a ver. —Habló el rubio quien se inclinó en su rodilla, para desordenar el cabello de aquel chico.

El menor soltó un bufido de molestia y alejo la mano de aquel ninja. Sin embargo la pequeña que se encontraba justo ahí, regaño a su hermano mayor por ser tan antipático con aquel rubio ninja que los había salvado en aquella ocasión.

La madre no entendía mucho de que iba todo esto, ¿Acaso se conocían? Era la gran pregunta que rondaba en su cabeza. Miró de reojo a sus hijos y les exigió una explicación de que era lo que pasaba.

Rápidamente Naruto y compañía, le explicaron la situación ocurrida a la madre. Ella mostró gran preocupación por lo que le había pasado a sus hijos, pero estaba muy agradecida de que ellos aparecieran en el momento exacto para detener lo que podría haber sido una horrible tragedia.

La señora de gran corazón hizo pasar a los ninjas, que gustosamente aceptaron. Los tres se pusieron cómodos en la pequeña sala que había al centro de la casa.

Naruto no dudo más y se sentó en un sofá con toda confianza, Pakura y Karin solo lo observaban con una gota recorriendo la sien de ambas. La pequeña de nombre Haruka, no dudo en sentarse al lado de aquel shinobi, completamente ruborizada le pidió al rubio que le contara historias de sus misiones como ninja. Naruto rió con nerviosismo, no era bueno contando historias, pero aun así intentaría hacer algo.

El pequeño de nombre Tyson se hallaba recargado en la pared, su vista la tenía puesta en Naruto, no lo odiaba, sólo lo encontraba algo raro. Karin y Pakura fueron ayudar a la señora Satina, pero ésta les dijo que no necesitaba ayuda, así que las dos volvieron a la sala y se sorprendieron de lo que escucharon.

—Y ahí estaba yo, totalmente rodeado de ninjas desertores que querían llevarse a la princesa. —Explicaba el rubio. —Pero no los dejé.

La pequeña Haruka lo miraba con admiración mientras sonreía. — ¡Y que más pasó! Oni-Chan. ¿Pudiste salvar a la princesa?

—Por supuesto. La lleve hasta su castillo, y la deje al cuidado de sus padres. —Respondió con una sonrisa.

Tyson, Karin y Pakura estaban casi seguros de que se inventó esa historia solo para mantener entretenida a Haruka.

Los minutos fueron pasando, hasta que la madre de los niños llegó hacia donde estaban los jóvenes y les pidió un pequeño favor.

—Lo siento por la tardanza, pero me faltan unos cuántos víveres por comprar. Podrían ir ustedes, por favor.

Naruto fue el primero en levantarse y aceptar el recado de Satina. Ella le pasó el dinero que necesitaba y una pequeña lista con las cosas que tenía que traer. Pakura se ofreció para acompañar a Naruto, así que Karin tuvo que quedarse en la casa, para entretener a Haruka.

Una vez hechas las compras se disponían a volver a casa después de media hora.

—Vaya historia la tuya, eh. —Rompió el silencio la chica.

Naruto se sonrojo por lo que dijo Pakura, sabía perfectamente a que era lo que se refería. —No tuve más elección. Fue lo único que se me ocurrió inventar. —Dijo el Uzumaki.

La risa de Pakura hizo sentir más avergonzado a Naruto, por lo que no dudo en apresurar más su caminata para tomar la delantera.

Pasaron unos cuántos minutos antes de llegar a la casa; pero algo andaba mal. Las ventanas estaban rotas y la puerta se encontraba totalmente arrancada de su sitio. Naruto y Pakura se miraron de reojo con seriedad, así que no dudaron más y corrieron hasta la entrada. Al llegar estaba todo destrozado, las sillas, los utensilios de hogar, cuadros, todo.

Naruto buscó por todos lados hasta que en la sala, vio a la señora en el suelo. Este no dudo ni un segundo en sostenerla entre sus brazos y preguntarle qué era lo que había pasado.

— ¡¿Qué sucedió?! ¡¿Qué demonios fue lo que pasó?!

— Ellos... fueron ellos... —Hablaba con dificultad la mujer que derramaba unas cuántas lágrimas. —Se la llevaron... Haru-ka... se llevaron... a mi hija.

— ¡¿Quién se la llevó?! ¡No se desmaye! ¡Por favor, responda! —Habló con ira él rubio.

En ese momento llegó Pakura junto al pequeño Tyson, este al parecer había recibido unos cuantos golpes.

—Can... Él fue... Quien se llevó a tu compañera y a mi hermana. —Decía Tyson con esfuerzo.

Naruto no podía creer lo que había escuchado. ¿Se llevó a Karin también? ¿Por qué lo haría? ¿Cuál es su objetivo? Él Uzumaki cargó entre sus brazos a la señora y la dejó sobre el sofá.

—Pakura, quédate aquí, y espera hasta que yo regrese. —La nombrada estaba impresionada al percatarse de tal cambio de Naruto. —Tyson, cuida de tu madre. Te prometo que volveré con Haruka.

Él niño solo soltó unas lágrimas y asintió. Pakura iba a detener a Naruto, pero ya era muy tarde; el shinobi se había ido con gran rapidez.

Al salir, notó un camino con pequeñas manchas de sangre, esto no era bueno; al parecer habían dejado un rastro. Ellos sabían que el rubio los buscaría, por eso decidieron hacer que el camino le sea más fácil de encontrar.

La velocidad del rubio se podía notar por cada rama que pisaba con fiereza, las marcas continuaban con sangre. Hasta que llegó a un campo abierto, por el costado había una cascada pequeña y todo estaba rodeado de vegetación.

— Así que tú eres el ninja que se ha metido con mis plebeyos. —Habló una voz ronca.

Naruto observó en todos lados pero no había nadie.

— ¡Quién anda ahí!

— Vaya, lo siento por ser tan descortés. —Dijo el tipo, que se mostró atrás de Naruto.

— (En que momento apareció detrás de mí) —Él rubio se alejó de un gran salto hacia atrás.

— Me presentaré, Mi nombre es Can. Dueño absoluto de la aldea Takigakure No Sato. —Exhibió una horrible sonrisa.

Naruto se sorprendió un poco al escuchar las palabras de aquel tipo. —Entonces... tú eres "ese" tal Can.

Él tipo no respondió a las palabras del rubio, sólo se limitó a correr de frente hacia Naruto.

Continuará.

El Camino Hacía La Paz (Naruto Fanfic) (PAUSADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora