El Camino Hacía La Paz (Naruto Fanfic) (PAUSADA)

Capítulo 19 "Shakuton: El Kekkei Genkai De Pakura Y El Final De Can"

Can dio un bufido desafiante al presenciar tal acto de valentía de la kunoichi de nombre Pakura.

— ¿Qué no me dejaras pasar, dices? Interesante... —Las fuertes pisadas de Can no se detuvieron en ningún momento. Pakura logró conservar la calma, así como también se puso en guardia, planeaba detener a Can pasara lo que pasara.

Al estar frente a la peliverde engullo una sonrisa de lado, mientras esta fruncía el ceño y empuñaba sus manos.

— ¿Qué sucede? ¿No que ibas a detenerme? —Decía cada palabra con burla.

Pakura no lo dudo más, y fue la primera en lanzar un golpe, seguido de dos, tres, cuatro y cinco puñetazos. Can sólo reía mientras esquivaba con agilidad los golpes de Pakura.

—Ahora es mi turno. —hablo el pelinegro.

La extraña espada que había creado con el Mizu No Yashi, la dirigió contra Pakura con rapidez. Para la sorpresa de éste, ella lo había bloqueado con facilidad con un kunai ensangrentado.

— ¡¿Qué?!

La mirada fría de la mujer lo hizo ver el infierno en 3 segundos. Sin embargo Can volvió a atacar con la espada pero fue bloqueado nuevamente por el kunai de Pakura.

Ambos se miraban con odio en sus ojos, cualquiera que diera un paso en falso seguramente acabaría muerto. Pakura sin despegarle los ojos de encima movió sus labios.

—Te estas volviendo lento.

Un pequeño gruñido soltó el mayor, para alejarse de un salto de la mujer. Ella tenía razón, y Can lo sabía perfectamente, probablemente sean los efectos secundarios del agua sagrada que tomó hace un rato. Sin embargo él todavía no sentía que los efectos hubieran hecho acto de presencia aún. Por lo que tendría que acabar con esto rápido, sino esto se puede poner feo para él.

Can mordió su labio inferior, se estaba cabreando nuevamente a pesar de que tenía la batalla controlada, esa mujer de nombre Pakura lograba inquietarlo aún más que el muchacho rubio.

Cuando la sangre brotó del labio del pelinegro, éste mostró una pequeña sonrisa de malicia. Pakura se vio asombrada al notar como la herida menor comenzaba a sanar por sí sola, por lo que soltó un quejido de molestia al ver a Can.

Sus vistas no se separaron ni un milímetro, hasta que de un momento a otro Can desapareció en un destello azulino. La kunoichi no bajo su guardia por ningún motivo, estaba alerta ante cualquier ruido o movimiento que proviniera del pelinegro. El destello apareció frente a Pakura, pero volvió a desaparecer como si nada, ¿Acaso estaba jugando con ella? postró su vista hacia el frente, mantuvo su kunai cerca de su pecho, y se decidió a cerrar los ojos lentamente.

Todo se mantuvo en calma, hasta que comenzaron a aparecer cortes en la piel de la mujer, y aunque daba algunos quejidos del dolor, mantenía su postura como si nada.

Karin ya no quería seguir viendo más esto. Odiaba con toda su alma ver sangre derramada, removió su mirada del combate y abrazo con aun más fuerza a la pequeña. Naruto apenas y podía mantener la compostura, sin embargo de alguna forma logro levantarse y mantenerse sobre su rodilla derecha, su mano derecha le dolía bastante pero no era momento para preocuparse por ello, su compañera Pakura necesitaba ayuda.

Después de mantenerse quieta por un rato y recibir unos cuantos cortes, abrió los ojos al máximo, su reacción dejo atónitos a sus compañeros ya que había lanzado una patada al aire, sin embargo en apenas unos instantes el destello regreso dejando ver a Can sin aire por la patada recibida.

Pakura sonrió gloriosa para después aplicar el sello del tigre y mirar con recelo a Can.

— ¡Katon: Honō No Kabe! —Un poderoso torbellino cubrió a Pakura por completo, estuvo a centímetros de atrapar a Can, pero este logro escapar con suerte.

—Rayos, estuvo cerca... —Susurro la peliverde.

Can ya comenzaba a cansarse los efectos del agua sagrada ya estaban haciendo efecto, fue tanto así, que la espada creada por el Mizu No Yashi se deshizo en cuestión de segundos, además de que vomito un poco de sangre. Karin y Naruto al observar a Can se quedaron impresionados, eso significa que Can también tiene un límite.

Pakura engullo nuevamente una sonrisa de triunfo, sus compañeros le siguieron la acción y también sonrieron.

— ¡Es hora de terminar con esto! ¡Observa... mi propio estilo de combate! —Las llamas comenzaron a brotar del suelo y bailaban alrededor de ella. —Esto acaba aquí... —Un fuerte viento hizo acto de presencia para unirse a las llamas de Pakura, ambos elementos se desvanecieron en segundos.

Can no sabía qué demonios pasaba aquí. Pero parece ser que su fin ya estaba por caer, si no era por Pakura, sería por el agua sagrada, una de las dos cosas terminaría por matarlo definitivamente.

—Solo déjame decirte una última cosa. —Can la observo con dificultad mientras comenzaba un sangramiento interno por la nariz, ojos y boca.

—Que las llamas consuman tus pecados... y el viento se lleve tus cenizas. —Can sintió un vuelco en su pecho, definitivamente no quería morir, pero ya era tarde para eso. Cerró sus ojos y engulló una sonrisa esperando su inevitable final.

— ¡SHAKUTON: KAJŌSATSU! —Una esfera de llamas apareció frente a la mano derecha de Pakura.

Naruto tenía la quijada en el suelo, nunca había escuchado del elemento Shakuton, y por otra parte Karin si había oído de dicho elemento, pero era casi imposible que alguien lo obtuviera.

— ¡CONVIÉRTETE EN POLVO! —Lanzó la esfera con fuerza, esta al tocar el cuerpo de Can se convirtió en una manta de llamas por todo su cuerpo, en apenas 5 segundos su cuerpo se comenzó a evaporar como si fuera jalea.

Naruto y Karin estaban impresionados ante la técnica de Pakura, sin embargo el cansancio y las heridas le pasaron la cuenta a la heroína del grupo. Se desmayó sin siquiera rechistar, Sus compañeros no dudaron en socorrerla lo más rápido posible.

Esto había acabado al fin... Can había muerto y ya no había necesidad de que la aldea Takigakure siguiera sufriendo los acosos y destrozos de Can. Naruto reflejo una sonrisa, su compañera de equipo trajo paz a una aldea completa.

El camino de estos ninjas no ha hecho más que comenzar.

Continuará.