Karin se hallaba frente a la posada, se mantenía callada y anonadada por la persona que conoció esta mañana. Aferraba con fuerza el collar que compro, no sabía si era buena idea dárselo a él. Su mente estaba en shock, necesitaba respuestas, pero estaba casi segura que preguntándole a Naruto no obtendría nada. Por el momento lo mejor sería guardar el secreto, hasta saber alguna pista en el futuro.Levantó su vista, mientras acomodaba sus lentes y avanzó a paso lento pero seguro. Entró en la posada, saludó a la encargada y se dirigió a hacia su habitación, la cual era compartida con Pakura. Al llegar dio un suspiro de cansancio y se sentó cerca de una pequeña mesa que se encontraba ahí.
La peliverde notó el suspiro de su compañera y se dejó asomar desde el baño con una simple toalla cubriendo sus voluptuosos atributos, que por cierto Karin sentía un poco de envidia hacia ella al verla con la toalla ajustada a su cuerpo.
—Vaya, sí que volviste rápido. —Habló Pakura. Karin no respondió nada, solo corrió la mirada hacia el otro lado de la habitación.
Pakura la quedó observando con curiosidad. — ¿Sucedió algo? ¿Pudiste comprarle algo? —Preguntó la mayor algo extrañada por la actitud de Karin.
Ésta le mostró un collar anaranjado en forma de remolino, con una cadena de plata. Pakura se sorprendió en un principio, la joya estaba bastante bonita. La tomó entre sus manos y se quedó viéndola por un rato.
—Oye, Pakura… —La pelirroja estaba dudando si debía contarle lo que vio esta mañana. —Tú crees… que… le vaya a gustar. —Definitivamente no podía decirlo. Su semblante mostró un poco de tristeza.
La nombrada observó a Karin y notó miedo en su voz, algo raro estaba pasando con ella, pero supuestamente Pakura ya se “imaginaba” lo que podía ser. Por lo que tomó del brazo de la joven y la saco de la habitación, planeaba llevarla hacia donde se encontraba él.
— ¡¿Qué crees que haces?! —Exclamó Karin, que era llevada por Pakura hacia la habitación de Naruto.
—Ahora mismo le darás ese collar. —Habló con seriedad. —Si dudas aunque sea un poco, jamás serás capaz de acercarte a él. —La velocidad de los pasos de la mujer habían aumentado.
Karin no podía hacer nada al respecto, ella la tomo con demasiada fuerza y eso la impedía soltarse. — ¡Espera un poco! ¡Al menos podrías ponerte algo de ropa! —Reclamaba Karin en contra de Pakura.
Sin embargo ésta hizo caso omiso de las palabras dichas por la pelirroja. Hasta que de una patada se abrió una puerta cuyo rubio quedo sorprendido al ver a Karin y Pakura frente a este. El sonrojo en Naruto no pasaba desapercibido y no era para menos, pues ver a Pakura en esas pintas cualquiera quedaría sin palabras. La peliverde dejó a Karin en la habitación y cerró la puerta para apoyarse contra el muro de esta misma.
Esta vez el sonrojo se lo llevaba Karin, pues había sido traída en contra de su voluntad hacia la pieza del rubio. El Uzumaki se levantó desde su posición y con la ceja arqueada se acercó a Karin.
— ¿Pasa algo, Karin?
Esta solo desvió la mirada avergonzada que se hallaba en su rostro. —Sólo quiero… devolverte el favor… —Respondió con su voz entrecortada.
Naruto ladeo su cabeza sin entender a lo que su compañera se refería.
—No entiendo.
Karin se llenó de valor y le mostró el collar que había comprado para él. Naruto seguía sin entender la situación, miraba el collar con extrañes.
—Etto… Es un bonito collar, Karin. —No sabía que decir al respecto, solo se rascaba la sien.
—Qué esperas para recibirlo. —El susurro fue suficiente para que Naruto lo escuchara y se sorprendiera.
Ahora si comprendía que Karin le estaba dando ese objeto como regalo. Aun así con lentitud tomó el collar y lo quedó observando por unos cuantos segundos.
—Esto es por lo de antes. —Dijo la chica, mientras le mostraba el collar que le había regalado Naruto.
Naruto se había sorprendido de nuevo, ahora entendía el por qué Karin le estaba obsequiando aquel collar. Así que no dudo en colocarse con cuidado la reliquia sobre su cuello, Y con una amplia sonrisa se acercó a Karin para sumirla en un abrazo fraternal.
La pelirroja no quería creer lo que estaba sucediendo, estaba siendo abrazada por Naruto, su color carmesí volvió con rapidez, de tanta vergüenza que tuvo escondió su rostro en el hombro del joven, mientras le correspondía lentamente el abrazo.
Del otro lado de la puerta Pakura sabía perfectamente lo que acontecía con sus compañeros por lo que soltó una suave risa mientras se cruzaba de brazos.
Y así paso la mañana con rapidez, los jóvenes ninjas planeaban dejar la posada en unos cuantos minutos más. Sin embargo…
— ¿Están listas? —Pregunto el rubio con una sonrisa.
—Sí. —Respondieron ellas al unísono. Llevaban típicas capas de viajeros con la bandana ninja reluciendo sobre sus frentes.
—Entonces, continuaremos con el viaje. —Naruto estaba ya listo para salir de la posada, pero en ese momento la reconocida voz de la encargada lo detuvo.
—Deberían quedarse un poco más de tiempo. ¿Saben? Esta noche habrá un festival en el pueblo, y como se ve que son buenos chicos, me gustaría que disfrutaran del lugar. —La sonrisa de la señora demostraba conformidad hacia sus inquilinos.
—Gracias per- —Fue interrumpido el Uzumaki por la kunoichi de Suna.
— ¡Aceptamos! —Dijo con entusiasmo. —Naruto la veía con la ceja arqueada.
— ¿Y eso?
—Tomémoslo como un último relajo. —Explico la peliverde, guiñándole un ojo a su compañero.
Karin solo rió entre dientes al ver como Naruto tenía que aceptar lo que Pakura le decía. Y la tarde inicio a paso rápido, la señora encargada de la posada se había llevado a Karin y a Pakura hacia una habitación en la cual a él se le prohibió el ingreso.
Después de unos minutos sale la señora con un kimono negro con detalles en dorado en la zona del cuello y las mangas.
—No estará hablando en serio ¿Verdad? —Al rubio no le gustaban mucho esas prendas, pero al final las acepto de buena forma.
—Te veraz todo un galán. —Naruto solo suspiro por las palabras de la señora.
La noche golpeo en apenas unas horas, el pueblo era iluminado por luces de cada tienda que se hallaba en el festival, la gente iba y venía de todas las direcciones posibles. El rubio se hallaba fuera de la posada, vestido con el kimono que le habían pasado, su cara estaba toda roja, y no es para menos, ya que la mujer que pasara se le quedaba viendo.
Sus pensamientos fueron interrumpidos al ver a dos siluetas femeninas caminando hacia él. La quijada de Naruto estaba por los suelos, ver llegar a Karin y Pakura con esos kimonos lo dejaron totalmente anonadado.
—Llegamos Naruto. —Hablo la peliverde, que poseía un kimono celeste con detalles en negro, su “impetuoso” cuerpo la hacía ver perfecta, llevaba el pelo amarrado en un moño.
—Na- Naruto no nos veas de esa forma. —Dijo la pelirroja que tenía puesto un kimono rojo carmesí con detalles de flores amarillas y azules. Su pelo suelto la hacía ver más bella.
El rubio no sabía que decir al respecto, es la primera vez que se siente tan nervioso al estar junto a alguien.
—Muy bien. —Pakura tomó del brazo del Uzumaki y lo atrajo hacia ella. —Es hora de ir a divertirnos.
—No es justo. —Respondió con enojo Karin. Ella también tomó del otro brazo del rubio y lo atrajo hacia ella.
—La noche es joven ¿Cierto, Karin? —Su tono de voz mostraba felicidad.
— ¡SI! —Gritó La joven con euforia.
— (Díganme que esto es una pesadilla) —Lloraba el pobre Uzumaki al ser arrastrado por sus compañeras hacia la tan ansiada fiesta del pueblo.
Continuará.
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El Camino Hacía La Paz (Naruto Fanfic) (PAUSADA)
FanfictionTras el ataque del kyubi a konoha, un bebé rubio es separado de sus padres, el cual es encontrado por una pareja de extranjeros de la aldea de la lluvia. Con el pasar de los años el joven chico experimentara lo que es el dolor y sufrimiento, así que...