Capítulo 26 "Confianza"

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— ¡Haku escúchame! ¡No es necesario que llegues a este extremo! —Le gritaba el azulado para que lo escuchara y recapacitara.

—Hyōton... Mmm. Ése elemento me resulta familiar, pero creo estar equivocada. —Su mirada se postró en Kisame. —Ella posee un kekkei genkai ¿Cierto?

—Así es... —Sonaba con preocupación en sus palabras. —Ella es especial, al poseer el elemento hielo.

— (Increíble, cada vez nos encontramos con gente más y más fuerte) —Fue el pensamiento de la pelirroja.

—Si esto sigue así... Naruto podría salir lastimado. —Volteó la mirada, sentía frustración al ver cómo Haku se dejaba llevar por la ira.

—No te preocupes. —Habló la mujer mayor. —Si esto se saliera de control, intervendré inmediatamente.

Kisame asintió de manera tranquila, ahora sabía que podía contar con ella. Karin sonrió levemente al ver como se tranquilizaba Kisame. Ella lo entendía perfectamente, a nadie le gustaría que su persona especial saliera lastimada.

—Prepárate. Porque esta vez voy en serio.

Naruto observaba por cada rincón posible, pero sólo veía espejos de hielo a su alrededor. Y en cada uno de ellos se reflejaba la dueña de aquel jutsu, Haku.

—Admito que estoy impresionado. —Hablaba mientras su pulso iba en aumento. —Pero esto no me hará redimirme de mis palabras, Haku. Después de todo siento bondad en tu corazón... Al final no eres una persona sanguinaria. Aunque dijiste que ibas a matarme, estoy seguro que no lo harás.

—Eres bueno con las palabras... Pero eso no te salvará. —Respondió la joven, con tres senbon en cada mano.

Naruto cruzó sus brazos y se cubrió el rostro, sabía que esto iba a doler.

Haku al ver al rubio cubrirse dio un bufido de superioridad, para acto seguido lanzar las senbon.

Estas se incrustaron en la pierna derecha del Uzumaki. Naruto soltó un quejido que le hizo levantar la mirada hacía el espejo. Sin embargo las demás senbon se lanzaron contra el.

Sus brazos, ambas piernas, la espalda, los hombros y algunos cerca del estómago. En todos estos puntos se hallaban las senbon enterradas con delicadeza sobre el cuerpo de Naruto.

—Todavía no es suficiente para que caiga. —Voceó el rubio con provocación.

Al levantar la mirada, nuevamente las senbon acecharon al chico que las volvió a recibir en un instante.

— ¿Qué es lo gracioso? —Preguntó comenzando a enfadarse. Las facciones en el rostro de Naruto mostraban tranquilidad y armonía.

— ¿Por qué no atacas en serio? —Llamó la atención de la pelinegra que soltó un pequeño suspiro de nerviosismo.

—Con todas estás senbon que lanzaste, podrías haberme dado en algún signo vital. —Decía el muchacho que retiraba las senbon de su cuerpo lentamente. —Pero no lo hiciste.

—Insinúas que quieres morir... —Habló con dudas.

—Tu voz me lo acaba de demostrar. La fémina abrió grandemente los ojos por la sorpresa de escuchar esas palabras.

—Albergas dudas de poder matarme, Kisame tenía razón... eres una gran persona en realidad. —Los labios del rubio engulleron una suave sonrisa, cosa que a Haku le molestó.

Está estaba preparada para lanzar otro ataque a quema ropa, sin embargo poco pudo hacer al presenciar esos ojos con gran poder.

—Lo siento por esto...

Fue lo último en escucharse mientras un manto blanco cegó a los presentes, los espejos que yacían en la zona de batalla fueron finalmente resquebrajados por una gran fuerza de gravedad.

Al volver el color del paisaje nuevamente, se podían observar dos siluetas una enfrente de la otra. Naruto estaba ofreciendo su mano a Haku que permanecía en el suelo de cuclillas con la rodilla derecha clavada en la nieve.

Karin, Pakura y Kisame mostraban una reconfortante sonrisa en sus rostros.

—Supongo que no me queda otra alternativa... —Aceptó la mano del joven, este con gran facilidad levantó a la pelinegra.

—Si Kisame confía en ti... entonces yo también pondré mi confianza en ti.

El dorado sonrió ante tales palabras de Haku, cada vez era capaz de hacer más aliados en su viaje.

Finalmente se reunieron todos y entraron en la cabaña, debían prepararse para continuar con el largo camino que les espera.

— ¿Y qué planeas ahora, Naruto? —Interrogó el robusto ninja.

—Lo ideal será atravesar el país del fuego.

—Estamos cerca del país de los ríos. —Se unió la peliverde a la charla.

—Entonces, ese será nuestro próximo destino. —Promulgó el joven amarillo.

Todos asintieron con determinación. Sin embargo hubo algo que llamó la atención del Uzumaki.

— ¿Qué es eso, Kisame? —Preguntó con curiosidad.

Todos podían observar como el ninja tomaba un gran bulto desde un mango para luego colocarlo en su espalda.

— ¿Te refieres a mi espada? —Tomó la voluptuosa arma y la colocó a su lado remarcando el gran tamaño que tenía esta.

—Se llama Samehada. —Informó a los presentes que quedaron impresionados con aquella arma.

—Interesante... Jamás imaginé estar frente a uno de los siete espadachines de la niebla. —Las palabras de Pakura hicieron un gran eco en Kisame, mientras los demás no tenían ni idea de que eran esos siete espadachines.

—Eso fue hace bastante tiempo... Ya no pertenezco a ese grupo...

Pakura fijó su vista seriamente hacia Kisame. —Eres un renegado verdad.

Este sólo asintió con lentitud, los demás guardaron un silencio al notar la respuesta de Kisame. De seguro que estaría en el libro bingo de las grandes aldeas shinobis, eso podría ser un problema, pero a cierto rubio parecía no importarle.

—Da igual si eres un renegado o no... —Rompió el silencio incómodo de la sala.

—Ahora eres un compañero más... No dejaré que te hagan daño, por que estoy seguro que eres una buena persona. —Tales palabras del rubio dejaron anonadados a los presentes, especialmente a Kisame.

Este en respuesta volvió a asentir con una pequeña sonrisa. Los demás repitieron el gesto del Hoshigaki y sonrieron de igual manera.

—Rayos... si no fueras tan pequeño te juro que me casaría contigo. —Dijo con tono burlesco la peliverde, mientras le guiñaba el ojo picarescamente.

Naruto se sonrojo ante lo dicho por su compañera, sin embargo Karin explotó de celos, Haku se mantenía al margen con una suave sonrisa de lado y Kisame reía con cautela ante tal situación.

—Que les parece si hoy descansamos aquí y mañana salimos temprano. —Habló el azulado.

A todos les pareció un buena idea, así que decidieron quedarse por esa noche y mañana saldrían lo más temprano posible.

Continuará.

El Camino Hacía La Paz (Naruto Fanfic) (PAUSADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora