Clave #22

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Los días siguientes fueron muy, muy tranquilos. Tanto que en comparación al tiempo anterior, casi se sentía como estar de vacaciones. Pero ver a Jeonghan repentinamente tan amable y calmado no hacía más que ponerlos nerviosos; el hombre era un jodido psicópata, siguiendo con su vida con alegría y serenidad luego de haber matado a dos hombres a los que muy probablemente había tratado de amigos no mucho tiempo atrás.

En general no cambiaron muchas cosas, pero se fijó en que todos eran mucho más cautelosos con sus palabras o con quiénes hablaban, temerosos de ser la siguiente víctima, seguramente. Namjoon permanecía siempre en su habitación decodificando mientras Seokjin había sido delegado a hacer cuentas y buscar nuevos clientes o socios. El CEO lo mantenía lo suficientemente cerca pero también alejado de los negocios en sí.

Para evitar más encontronazos con Jeonghoon, el hacker se aseguraba de cerrar la puerta con llave y nunca abría a menos de que la persona se identificara primero, pero para su sorpresa, el muchacho ya no había intentado nada, tal vez por miedo a las represalias de Seokjin.

Faltaban minutos para la cena cuando Seokjin volvió exhausto.

—Esto no va a ningún lado. No podemos seguir así —zanjó deshaciéndose de su corbata con rabia, como si la prenda tuviera la culpa de algo—. Debemos hacer algo.

—No pienso filtrar más información. No desde lo que pasó hace unos días.

—No iba a pedirte que lo hicieras, pero necesitamos que Jeonghan escupa una confesión lo antes posible o terminaremos enloqueciendo en esta casa —Seokjin caminó hasta la única ventana de la habitación y observó hacia afuera: incluso en el patio trasero había un montón de guardias.

—¿Y qué pretendes que hagamos para que confiese? ¿Preguntarle? Obviamente no es que confíe lo suficiente en ti —le recordó Namjoon suspirando. Hasta el momento el CEO había sido lo suficientemente cauteloso para no decir nada en concreto, al menos no frente a ellos—. Realmente no hay mucho que podamos hacer y tampoco es viable filtrar más datos, a menos de que quieras que todos terminemos muertos.

—De hecho solo necesito tu ayuda para algo.

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A la mañana siguiente, siendo ya casi tres semanas desde que se habían mudado a la mansión Lee, llevaron a cabo el plan de Seokjin, del cual obviamente no estaba demasiado seguro, pero del que tampoco podía quejarse demasiado. Seokjin no lo había dicho, pero había entendido claramente el mensaje: si no tienes una idea mejor, no te quejes. Por lo menos tenía el presentimiento de que las cosas no terminarían tan sangrientas como la última vez.

Conectó el teléfono del NIS a su computadora y ejecutó rápidamente uno de su software; tras vincular el celular con la laptop y accionar algunos códigos, Namjoon tomó el teléfono (sin desconectarlo) y marcó al número que Seokjin le había dicho. El mayor estaba parado en la puerta, vigilando por si alguien se acercaba o estuviera espiándolos al otro lado.

Después del segundo timbre, una voz monótona le contestó.

Estación de policía de Gangnam, ¿quién habla?

—Err, hola. Quiero hacer una denuncia anónima —en la cama junto a los aparatos tenía abierta una libreta con información que Seokjin había anotado para que dijera—. Es sobre Lee Jeonghan, CEO de Importaciones Jeong.

Hubo un silencio algo largo.

¿Señor? ¿Cuál es su denuncia? —apremió el oficial que sonaba cansado. No pensó que estuviera esperando a que siguiera hablando.

OPERATION: Decode | JinNam {Binary Code #2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora