OPERATION: Decode | JinNam {Binary Code #2}

Clave #27

Encontrar el cuarto de cámaras no fue muy complicado. Era el único cuarto no vigilado y además vacío de todo el laberinto donde se encontraba. Todos los pasillos eran iguales en apariencia y realmente no había forma de saber por dónde había pasado ya o no, pero para su suerte, la sala de vigilancia no se encontraba demasiado lejos de su posición anterior.

Bloqueó la puerta con una silla y tomó la otra para sentarse frente a las múltiples pantallas que mostraban todo lo que sucedía en aquel lugar. Pensó que encontrar a Seokjin lo aliviaría bastante, pero cuando lo vio en una de las pantallas, cojeando y dejando un rastro de sangre a su paso, fue evidente que no tenía motivo alguno para sentir alivio.

Como si las cosas no pudieran empeorar, fue testigo de cómo uno de los guardias de Jeonghan tiraba la puerta y lo sacaba del cuarto donde lo había dejado encerrado y el CEO salía a toda velocidad probablemente para buscarlo a él. A toda velocidad, Namjoon buscó en los cajones del escritorio hasta encontrar los planos del lugar que además mostraban la posición de las cámaras.

Jeonghan acababa de pasar corriendo por la cámara tres. Seokjin estaba moviéndose lo más rápido posible por la cámara cinco, lo que quería decir que...

El CEO, con una pistola en mano, estaba yendo directo hacia su novio.

Con las manos temblorosas y la adrenalina corriendo por sus venas, Namjoon trazó en el mapa el camino que debía tomar para llegar a Seokjin evitando a todos los guardias posibles. Tras mirarlo un par de veces, memorizó la ruta y con el miedo en una mano y el corazón en la otra, salió del cuarto de cámaras consciente de que quizás no saldrían de esta.

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Mientras caminaba lo más rápido que podía con todas sus heridas y la abundante cantidad de sangre ya perdida, Seokjin empezaba a sentir que todo le daba vueltas. No estaba seguro de si era por la hemorragia o por el estrés post-traumático, pero verdaderamente le costaba discernir la realidad de lo falso mientras más avanzaba.

El lugar donde los tenían atrapados era demasiado parecido a la base subterránea de Noir donde había pasado la mayor parte de su vida. Tal era el nivel de las alucinaciones, que parecía oír las voces de los reclutas y de los militares de alto rango que pasaban por allí. Oía la voz de su padre ordenándole que se quedara quieto y obedeciera. Creía girar hacia la izquierda pero en realidad lo hacía hacia la derecha.

Nada tenía sentido.

Intentaba abrir puertas que no estaban allí. Chocaba con guardias sin siquiera haberlos notado pasos atrás. Estaba tan desorientado que estaba seguro de que estaba perdiendo la cabeza. No recordaba, en lo absoluto, la ruta que se había memorizado antes de que lo metieran al cuarto. Sus posibilidades de hallar a Namjoon en medio de aquel lío mental eran escasas, por no decir inexistentes.

Él era la última esperanza de su novio y allí estaba, incapaz de encontrar un camino para salir de aquel laberinto del demonio, con más sangre afuera que dentro de su cuerpo. Si por su culpa terminaban peor, no podría soportarlo.

Estaba caminando por un largo pasillo tan blanco como todos los demás cuando escuchó unos pasos acercarse a él a toda velocidad. Deseó que fuera Namjoon, pero no se volteó lo suficientemente rápido para comprobar que estaba equivocado.

Jeonghan le disparó en la otra pierna, tumbándolo frente a él con un grito de dolor que desgarró el aire y dejándolo boca arriba a su completa merced. Ya no tenía energías ni para pretender que no le dolía. Estaba agonizando del dolor.

—¿Vas a algún lado? —inquirió el CEO sin bajar el arma—. ¿Dónde está Namjoon?

—Se suponía que estaba contigo —agregó en un hilo de voz. Se obligó a no mirarse la pierna y en cambio, se estiró para tomar la pistola que se le había caído y la apuntó al mayor—. Déjanos ir o lo haremos por la mala.