OPERATION: Decode | JinNam {Binary Code #2}

Clave #9

Era viernes de madrugada, lo que quería decir que faltaban nada más horas para que finalmente comenzara la verdadera operación y Namjoon no podía dormirse por más cansado que se sintiera.

Él mismo estaba sorprendido por la razón, si era completamente honesto; su yo del pasado (o yo normal, más bien) hubiera estado en el mismo estado pero por los nervios o el miedo, mientras que él se encontraba así por la triste situación en la que se encontraba con su pareja de un poco más de dos años. Desde las cosas que se dijeron unos días atrás, con suerte Seokjin le había dirigido la palabra.

Hablaba solo necesario y cuando lo hacía, ni siquiera lo miraba a la cara, casi como si le molestara su presencia. Desde entonces tampoco habían vuelto a dormir juntos, cada uno estaba en su propia habitación haciendo como si el otro no existiera, cuando para Namjoon eso era totalmente ilógico.

La habitación era pequeña y tanto la decoración como el color de las paredes eran cálidos, pero no podía evitar pensar que se sentía solo en medio de la nada, flotando incluso, sin control absoluto de su rumbo. Varado sin Kim Seokjin. Qué triste que todo tuviera que darse por un estúpido comentario suyo.

Sabía perfectamente que Seokjin no era como era por gusto, lo habían forzado y torturado a base de mentiras y quién sabe qué tipo de actividades que lo habían dañado tanto física como psicológicamente. Cuando había dicho que él no era como Jin, le había recordado todo y se había cagado en todo el esfuerzo que llevaba años haciendo por ser una persona normal; para finalmente arreglarse a sí mismo.

Dio unas vueltas en la cama.

De verdad que había sido un maldito insensible. Lo peor de todo era que podría disculparse, pero Seokjin no tenía ganas de disculparlo, al menos por el momento. La mente del ex agente estaba demasiado metida en la misión y en probablemente entre todos sus jodidos demonios de los que no sabía nada aún.

Un grito desgarró el silencio e hizo eco en el apartamento.

—¡¿Jin?! —llamó Namjoon apartando la sábana de un tirón y saltando de la cama.

El terror lo consumió, ¿Y si alguien los había encontrado y habían atacado a Seokjin? No tenía ninguna maldita oportunidad de ganar contra nadie, mucho menos contra alguien que fuera capaz de hacerle daño a Jin con tanta facilidad.

Tomó la pistola escondida debajo del colchón con las manos temblorosas; quizás no podría hacerle mucho daño a nadie con sus dedos de manteca o su horrible puntería, pero podría conseguirles tiempo para huir de ser necesario. Así que salió de su habitación caminando en puntas de pie, en ropa interior y una camiseta vieja y desteñida. Mucho no importaría su apariencia si había un intruso en el apartamento.

La puerta de la entrada estaba perfectamente cerrada, en la oscuridad no había señales de intrusión o destrozos, todo estaba en su lugar. Seokjin ya no gritaba, pero lo oía gruñir y hacer ruidos raros en su cama, como si estuviera peleando contra alguien. Era terrorífico tener que caminar desde un extremo del piso al otro para encontrarlo, mucho más en las sombras, pero tenía que hacerlo.

Quería volver a llamar su nombre para ver si recibía una respuesta, pero no quería tampoco advertir a ningún potencial intruso, así que prefirió mantenerse callado y caminar con cuidado de no tirar nada; ya tenía suficientes malas experiencias con eso.

Estaba tan nervioso y alerta que el sonido de sus propios pasos le aceleraba el corazón. Al alcanzar la puerta de la habitación del muchacho, sus ganas de ser cauteloso no pudieron con él y abrió la puerta bruscamente, levantando el arma para apuntarla a absolutamente nadie. El único en aquel cuarto era Jin, retorciéndose en su cama de forma extraña, como si una fuerza invisible tratara de mantenerlo clavado al colchón y él no quisiera permitírselo.