Nunca se esperó que su madre terminara por contactarlo alguna vez. Siempre pensó que estaría demasiado ocupada viviendo su vida millonaria como para que le importara un pepino su existencia. Fue por eso que cuando recibió la carta donde no solo se disculpaba mil veces sino que le pedía una oportunidad para verlo que no pudo evitar echarse a llorar. Jimin no dijo nada, solo lo abrazó hasta que pudo tranquilizarse.
Por mucho tiempo dudó en responderle. Unos días, en realidad. Sabía que a Namjoon no le parecería bien y de todos modos no era correcto; podía ser la mujer que lo había traído al mundo pero también seguía siendo aquella que lo había condenado a la vida que tenía entonces. Aquella que había obligado a un chico de catorce años a hacerse responsable de su hermanito enfermo.
Ninguna disculpa podría cambiar el hecho de que era una mujer horrible e irresponsable. Era verdad que muy probablemente había cambiado, pero eso no alteraba el pasado en lo más mínimo ni mucho menos lo curaba de la enfermedad que lo aquejaba. Incluso consciente de todo aquello no pudo sacársela de la mente hasta que terminó por llamarla.
No esperó en lo absoluto que atendiera el teléfono otra persona.
—¿Quién es? —preguntó una voz infantil al otro lado. Parecía acusarlo de algo por el tono agresivo de su voz.
—Soy Kim Taehyung, ¿se encuentra la señora Taehyun?
—¿Por qué quieres hablar con mi mamá? Ella está casada con mi papá, ¿sabes?
—Hyunsun, ¿qué haces con mi teléfono? ¿Quién llama? —interrogó una voz. Sonaba distante, así que podía asumir que la persona estaba algo lejos.
—Un señor, Taehyung. Quiere hablar contigo —contestó la menor. Por su tono casi pudo adivinar que la niña estaba haciendo un puchero.
—No es un señor, es tu hermano mayor. Te lo dije el otro día —señaló ella y por el ruido, fue evidente que le quitó el teléfono. Tae sabía que tenía hermanastros, pero haber hablado con su hermanita se le antojó extraño—. ¿Tae? ¿En serio eres tú?
Tardó un poco en contestar, pero al final lo hizo. Jimin sostuvo su mano con fuerza durante todo el tiempo que estuvo al teléfono pero la verdad, no necesitó el apoyo moral tanto como pensó que sería. Su madre había cambiado demasiado. Incluso la forma tan cálida en la que le hablaba era distinta, cuando recordaba de su niñez que tenía suerte si ella miraba en su dirección o le llamaba hijo.
Ella habló mucho y entre otras cosas, le comentó que ya no tomaba tanto como antes y que también había dejado el tabaco. Obviamente podía estar mintiéndole, pero algo en su interior le decía que estaba siendo muy honesta en lo que decía. Aún le tenía rencor y en definitiva no iba a perdonarla tan fácilmente, pero no era tan terco como para no ver los cambios y reconocerlos.
Si alguien le hubiera dicho que la mujer al teléfono no era su madre, lo hubiera creído.
Al final colgó, asegurándole que pronto iría a verlo si acaso se lo permitía, además de que le había hecho mil promesas sobre enmendar sus errores. No llegó a preguntarle por qué no los había buscado antes, pero algo le decía que no le hubiera gustado la respuesta.
Fue así que de alguna forma u otra terminó en una piscina a casi diez mil kilómetros de distancia de Corea del Sur, con una pequeña sentada en su regazo y la imagen de su novio enseñando a nadar, entre risas, a otro niño más pequeño que la primera.
—Taetae, ¿por qué no entras con Jiminie?
—Ahora mismo no tengo ganas y Jimin está ocupado —explicó simplemente. La verdad era que simplemente no quería tener que quitarse la cánula y lo demás, aparte el calor del lugar lo sofocaba un poco y le costaba respirar incluso con el tanque—. ¿Por qué no vas con ellos, Hyunsun?
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OPERATION: Decode | JinNam {Binary Code #2}
RomanceDos años después de escapar de Noir y dedicarse a formar una vida normal y alejada de los riesgos del hacking y las misiones, la calma de Namjoon y Seokjin se ve interrumpida por lo que a simple vista parece ser un virus de computadora. || Segunda p...