Aizawa Shota x Reader.

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Categoría: Romance.

Aclaración: Los personajes no me pertenecen | AU! sin quirks.

Advertencia: No.

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El hermoso sentimiento no lograba desaparecer. La flor más pura y hermosa era deseada con tanto fervor, que cuando fue arrancada se trato con una delicadeza inhumana.
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Era tan reconfortante y pacifico que  lo sentía más como un sueño a una realidad. No había una imagen clara a su alrededor, simplemente... Sabía que existía hasta cierto punto. Se sentía flotar en un inmenso océano sin fin que era desconocido. Sin embargo no había señal de peligro, al contrario, era como si todo a su alrededor le protegiera de todo el daño y la maldad del mundo externo. No podía moverse por cuenta propia, como si su cuerpo fluyera con aquel universo paralelo. Pensó que había muerto, pero sus dudas se disiparon por completo cuando su escuchó el latir de su corazón era tan sereno y tranquilo que el no relajarse se le hizo una tarea imposible. Se sentía a salvo, aunque la oscuridad reinara aquel nuevo mundo. Su mente y cuerpo parecía que conocían perfectamente aquel lugar, como si hubiera sido su hogar en un largo periodo de tiempo. Se dejó llevar ante el movimiento de su alrededor... Por que aunque fuera un tanto desconcertante no le alteraba, se dejó llevar ante las nuevas sensaciones y calmó su mente dejándose arrastrar por aquel paraíso lleno de paz.

Finalmente Aizawa abrió sus ojos. Miró a su alrededor sereno aunque su corazón latiera con intranquilidad.

Ya no había paz, no había nada de aquellas sensaciones tranquilizadoras... Simplemente estaba de vuelta en aquella cueva fría y solitaria. Ahora la oscuridad no era acogedora y protectora, era fría y hostigadora.

Sin embargo ahora había algo distinto, pues aquel lugar que siempre estaba hundido en un profundo negro ahora dejaba relucir una luz que jamás había estado ahí. Shota entendió que ahora era libre.

El de cabellos azabache soltó un bostezo demostrando su cansancio, levantándose de aquella fría roca plana para dirigirse a las afueras de la cueva que llamaba hogar. Sin perder tiempo empezó su metamorfosis y para cuando esta estuvo completa, extendió sus alas en busca de su alimento.se aseguraría de comer aquellas criaturas marrones con cuernos hasta saciar su apetito, Pues hace doscientos años que no probaba bocado.

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Aizawa no odiaba la soledad, nunca lo había hecho. Se había acostumbrado hace tiempo a ella y realmente jamás le tomaba importancia a las extrañas sensaciones que invadían su cuerpo. No las entendía y realmente no le importaban demasiado, pues nunca nadie le había explicado que significaban y sino lo habían llegado a matar le dejaban en claro que no eran peligrosas, por lo que no debía darle importancia.

Por esa misma razón cuando sus ojos oscuros se encontraron con los de aquella gallina detuvo el fuerte apretón que intentaba darle a la gallina en su pescuezo. La miró de cerca frunciendo su ceño con extrañeza. Nuevamente aquella extraña sensación que le invadía en la cueva le estaba invadiendo ahí. Sin soltar al animal dirigió su mirada a su estómago, frunciendo su ceño cuando no vio ni una marca de herida. No había nada ahí, con su mano desocupada golpeó el centro de su abdomen, esperando a que la sensación desapareciera. No hubo excito, se seguía sintiendo extraño.

Era parecido a... Como si tuviera un gran agujero en el centro de su panza.

Shota lo entendió. Abrió su boca acercando la cara de la gallina dispuesto a darle un mordisco, pensando que el hambre era el causante. Pero se detuvo. La gallina había hablado un idioma desconocido para él, y cuando la había escuchado la sensación se había incrustado en su pecho y le dolía.

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