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Hitoshi Shinso x Reader

Categoría: romance.

Aclaración: Los personajes no me pertenece. |Guerra.

Advertencia: No.

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Cartas de guerra.

Sus ojos recorrían aquel papel blanco con delicadeza, la tinta se esparcía por éste con firmeza y sin embargo... Aún tenía duda de si sus sentimientos eran transmitidos hacia aquel amor.

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Recordabas sus manos. La calidez que éstas expresaban cuando recorrían tu rostro era tan adictiva que los suspiros que abandonaban tus labios era por el recuerdo de estos mismos. Oh, como anhelabas el volver a tener esas caricias cada mañana cuando el sol salía a iluminar el lago. O como cada noche soñabas con aquel tacto bajo el brillo y compañía de la luna.

Tu cuerpo frágil resguardado en una delgada manta giró en aquella solitaria cama, apretando contra tu pecho aquella camisa blanca con un distintivo aroma ya casi extinto. Tus dedos apretaron suavemente aquella camisa entre tus manos creando más arrugas de las que ya estaban ahí. Tus ojos llorosos se inundaron una vez más mientras aspirabas el olor impregnado en aquella prenda. Tus ojos (c/o) brillantes por las lágrimas se cerraron con fuerza, dejando que aquellas gotas abandonaran estos mismos. Tu rostro que tanto te esforzabas en no mostrar a la gente se ocultó en aquella prenda, hundiéndose en la oscuridad mientras la luna recalcaba su luz y tú le dabas la espalda.

Cuando un sollozo salió de lo más profundo de tu garganta tus ojos salieron de la oscuridad, apreciando aquel papel que se extendía en la pequeña mesa que había en aquella grande y fría habitación. La tinta negra que le hacía compañía realzaba aquella noche, llamándote con aquel brillo reflejado en la botella.

Todo tú abandonó aquella cama, y tu cuerpo finalmente se levantó en medio de la noche. Dejaste que el frío suelo abrazara tus dezcalzos pies mientras que con temblorosos pasos te dirigías a aquella mesa, dejaste que la camisa que reposaba en tus manos se acomodara en tus hombros con completo aprecio, dejándote caer en aquella silla con cuidado.

Sin tardar ni unos segundos más, tu mano tomó aquella pluma entre tus dedos. Tus ojos se cerraron mientras suspirabas melancólica, dejaste que cada uno de los sentimientos que afloraban tu pecho se extendiera por tu mente y finalmente estallaran en un mar de lágrimas y pensamientos que querían ser entregados a costa de todo.

Tus dedos finalmente se dignaron a escribir.

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Balas, explosiones, gritos, sangre y piel desgarrándose.

Era lo único que invadía sus oídos. El miedo palpaba y recorría cada centimetro de su cuerpo con tanta libertad que llegó a pensar que éste msimo ya habitaba hace tiempo su cuerpo y mente. Cerró sus ojos con fuerza cuando una explosión aturdió todos sus sentidos, dejando que su mente se expandiera en un sin fin de recuerdos memorables que no quería perder en aquel sangriento lugar.

Su mente voló... En el peor lugar que pudo encontrar.

Sus parpados se abrieron con cuidado, dejando que los rayos solares que se adentraban por aquella ventana acariciaran sus iris. Olió con tranquilidad aquel aroma de las lilas que adornaban la pared a la que él se encontraba cerca, apreció por un pequeño momento la vista que había fuera de aquel pequeño restaurante, donde siempre venía a beber café. El suspiro que abandonó sus labios logró que sus cabellos morados revolotearan ante el involuntario movimiento de su cuerpo y finalmente decidió volver su vista a aquella taza que reposaba en sus manos. Acarició con la yema de sus dedos aquella porcelana tibia gracias al líquido que reposaba en ésta y cuando sus papilas gustativas habían decidido saborear aquella adictiva bebida la campanilla de la entrada de aquel lugar sonó, dando bienvenida a una persona.