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Las sábanas de seda se sienten suaves contra su piel, el olor de su colonia inunda sus fosas nasales, haciéndola querer más y más. Se retuerce contra el colchón buscando más de su toque, ese toque que manda una corriente de electricidad por todo su cuerpo. Abre sus ojos encontrándose con completa oscuridad y es conciente de la bandana que tiene en sus ojos. Roza su rostro contra la almohada, el olor de su novio esta impregnado allí lo que forma una sonrisa en sus labios.
—¿Estás lista amor? —el rizado susurra en su oído, dejando salir una bocanada de aire caliente contra este.
La pelinegra traga con dificultad, asintiendo con su cabeza repetitivamente. Ella no lo puede ver, pero puede escuchar que el rizado está sonriendo y no se equivoca. Tiene una sonrisa pícara de oreja a oreja. Con cuidado de no poner su peso contra su cuerpo se coloca encima de ella, lo suficientemente cerca para que ella pueda sentir su presencia. Toma el tazón de la mesita de noche, dejando salir una bocanada de aire cuando las yemas de sus dedos hacen contacto con los cubos de hielo.
—Joel. —ella susurra, retorciéndose contra las sábanas.
—Tranquila amor, ya te daré lo que quieres. —mete uno de los cubos de hielo en su boca, jadea por el sabor a champán de este.
Deja que el hielo se derrita un poco en su boca antes de sacarlo y ponerlo contra su cuello. La pelinegra jadea a la sensación, mordiendo su labio inferior con desesperación. El rizado pasa el cubo de hielo por toda su garganta, lamiendo su piel después. Deja que el hielo se termine de derretir en sus labios.
—No lo lamas amor. —él dice con voz ronca al notar que ella estaba a punto de pasar su lengua por sus labios. —de eso me encargo yo. —y sin decir nada más pone sus labios sobre los suyos.
La lengua del rizado lame el labio inferior de la pelinegra, haciendo que ella abra su boca. Él aprovecha a meter su lengua en su boca, explorando esta. El sabor del champán se puede sentir vagamente en el beso y eso lo excita demasiado. Ella jadea al sentir la erección de su novio rozando el costado de su pierna. Abre sus piernas para dejarlo saber qué es lo que quiere. Joel se aparta de ella, recorriendo su cuerpo con la mirada y sonriendo cuando mira sus piernas separadas.
—Estamos un poquito desesperada, ¿no es así? —traza la piel de su estómago, bajando lentamente hasta el hueso de su cadera.
—Joel, por favor. —se mueve contra la caricia.
—Dime que quieres... —sube sus dedos hasta sus senos, deteniéndose para esperar su respuesta.
—Ah. —ella trata de hablar, pero un gemido sale de su garganta en vez.
—Dime mi amor. —susurra contra sus labios. —dime que quieres. —
—Tu lengua... —lame sus labios. —quiero tu lengua. —traga un gemido.
—¿Dónde quieres mi lengua? —le acaricia el cabello, excitándola aún más.
—La quiero en todos lados, por todos lados por favor. —susurra con la voz entrecortada.
Joel no dice nada por unos segundos, trata de pensar en cómo aumentar el placer. Toma uno de los cubos de hielo y deja gotear el agua en su erecto pezón.
—Oh. —la pelinegra suelta un ronco gemido, arqueando su espalda.
El rizado toma su pezón con su boca, lamiendo alrededor, saboreando el champán en su cuerpo. Muerde, succiona y lame con precisión, mandando escalofríos por toda su espalda. Toma un cubo en su mano, pasándolo por su estómago hasta llegar a su vientre. La pelinegra enreda sus dedos en sus rizos, guiando sus movimientos. Él baja por su cuerpo antes que el agua se consuma en su piel.
—Ahmmm.... —ella se deleita con cada toque.
Joel se acomoda entre sus piernas, poniendo el tazón con los hielos casi derretidos al costado de su cuerpo.
—Amor, separa las piernas un poquito más. —delinea su muslo.
Ansiosa ella hace lo que él le pide, acomodándose en las almohadas. Joel delinea su vulva, lamiendo sus labios con anticipación. Sonríe maliciosamente al notar la reacción de la pelinegra. Deja caer un hielo casi derretido allí, seguido por su boca.
—Oh. —ella lo toma de la cabeza, enterrándolo más entre sus piernas.
Joel abre su vulva con sus dedos, lamiendo su clítoris suavemente. La pelinegra arquea su espalda, moviendo sus caderas contra su boca. El rizado juega con su entrada, circulando esta con la yema de su dedo. Lo hace unas cuantas veces antes de introducir uno de ellos.
—Oh god. —enreda sus piernas alrededor de su cuerpo, tratando de acercarlo aún más.
Entra un segundo dedo sin dejar de succionar su clítoris. Mueve estos al ritmo de su lengua, sabiendo que pronto la hará llegar al clímax.
—Hm... —muerde su labio inferior. —por favor. —jadea al sentir que sus dedos están evitando su punto rico.
Joel se detiene de golpe, haciendo que ella frunza el ceño. Él está seguro que, si pudiera ver sus ojos, los estaría poniendo en blanco. Pone el tazón en la mesita de noche, todos los hielos ya están derretidos. Escupe en su palma, llevándose está a su erección. Se masajea con suavidad de arriba hacia abajo hasta que pre-semen sale por la punta. Riega este por su longitud para usarlo como lubricante.
—Joel. —ella balbucea, retorciéndose contra las sabanas.
—Sh, amor. —él se acomoda encima de su cuerpo, dejando la mitad de su peso sobre ella. —se lo que quieres y te lo voy a dar. —acomoda su erección en su entrada.
La pelinegra mueve sus caderas contra él, queriendo tenerlo adentro de ella por fin. El moreno no la hace esperar más, se introduce en ella de una sola estocada. Gime al sentir esa deliciosa sensación alrededor de su erección, tan caliente, tan apretada. Aunque ella no lo pueda ver, toma sus mejillas para juntar sus labios. Joel mueve sus caderas a la misma vez que su lengua entra en su boca.
—Oh sí. —ella se deja llevar por el éxtasis.
El rizado aceleras sus embestidas al sentir las uñas de su novia enterrándose en sus hombros y espalda. Ella lleva sus manos hasta sus nalgas y ahueca estas, empujándolo más profundo. Cada deliciosa embestida golpea su punto rico, formando un delicioso hormigueo en su vientre.
—Quiero montarte. —ella susurra contra sus labios. —por favor... —
Joel no la deja terminar de rogar cuando la toma de la cintura, poniéndola cerca de su cuerpo y dándoles vuelta sin que su palpitante erección se salga de ella. Él se acomoda contra las almohadas, asegurándose que ella esté cómoda también. Acaricia su rostro sin quitar la venda de sus ojos, traza sus labios, embistiendo contra ella.
—Hm. —ella sonríe porque sabe lo que significa.
La pelinegra toma impulso para moverse en su erección. Gime al sentir como es abierta por esta, grita al sentir como su punto rico es golpeado repetitivamente. Ella sigue montando su erección como si no hubiera un mañana hasta que siente su orgasmo formarse en su vientre otra vez. Se mueve contra él mientras que su cuerpo es poseído por una deliciosa corriente que la golpea como una oleada. Descansa su frente en su hombro, dejando que el moreno use su cuerpo a su antojo. Joel la toma de las caderas, embistiendo más fuerte contra ella, buscando su propia liberación. Ella aprieta su erección, haciéndolo llegar al tan ansiado clímax. Sigue moviéndose mientras se descarga en ella, dejando un chupetón en su hombro.
Cuando los dos bajan de la nube del éxtasis Joel le quita la venda de los ojos y la mira fijamente a ellos. Una sonrisa se forma en sus labios al ver lo sonrojada que esta. La pelinegra deja un beso en sus labios mientras se acomoda a su lado. Joel se acuesta también, dejando que ella se acueste en su pecho.
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Espero les haya gustado porque a mi me ENCANTO cómo me quedo 😈
Denle mucho amor ♥️🙏🏼
𝖆𝖘𝖍 ◟̽◞̽
11/03/2018
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𝖔𝖓𝖊 𝖘𝖍𝖔𝖙𝖘 • 𝕵𝖔𝖊𝖑 𝕻𝖎𝖒𝖊𝖓𝖙𝖊𝖑 • +𝟷𝟾
FanfictionSolo entra, lee y disfruta 😉 PROHIBIDA SU COPIA TOTAL O PARCIAL, ADAPTACIONES O ALGÚN OTRO TIPO DE PLAGIO. ©2018IAMASTRIID