«mamada»

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Coco, espero te guste mi hermosa pervertida 😉

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Ser el dueño de su propio negocio es más agotador de lo que Joel Pimentel esperaba, ha tenido que lidiar con inversionistas, que de una forma u otra se quieren aprovechar de el por ser nuevo en esto. Con un bufido se deja caer en su silla acolchonada, cerrando los ojos, dejando salir una bocanada de aire. ¡Bendito dios!, ¿Cómo siempre terminaba metiéndose en situaciones como esta? Su fiesta de auto compasión fue interrumpida cuando escucha su puerta ser abierta con cuidado. Sabe que no es su asistente, ya que Christopher siempre es ruidoso cuando entra a su oficina. Parpadea unas cuantas veces antes de sonreír a la pelinegra que esta parada en el marco de la puerta con una pose sensual. Ella lo mira coquetamente, mordiéndose su labio inferior pintado de rojo y una ceja arqueada. El rizado copia su expresión facial, dándole una sonrisa de lado con una ceja levantada.

—¿Todo bien, amor? —pregunta en un exquisito acento, acomodándose el cuello de su camisa blanca de vestir.

—No. —lame sus labios mientras su mirada recorre el cuerpo de la pelinegra de la cabeza a los pies, deteniéndose en sus senos por unos segundos. —pero, ¿qué harás para hacerlo mejor? —

La pelinegra se pone derecha en su postura y camina sensualmente hasta llegar al escritorio del moreno. Pone sus dos manos en la madera, inclinándose un poco hacia enfrente, dejándole una buena vista de sus bronceados senos.

—Pídeme lo que quieras. —susurra, pasando su lengua por su labio superior.

Con una gran sonrisa en el rostro, el moreno hace su silla para atrás, palmea su pierna derecha dándole una orden silenciosa para que ella se siente allí. De un movimiento ágil ella queda sentada en las piernas del moreno, sus brazos sobre sus hombros y sus labios a centímetros de los de él. Las manos traviesas del moreno viajan por su espalda a través de la camisa de vestir, dejando escalofríos a su paso. Cuando sus manos hacen contacto con sus nalgas ella sonríe ampliamente, moviendo sus caderas para hacer fricción contra su abdomen. El deja caer una palmada sonada en su nalga derecha, haciéndola gemir de placer.

—Quiero que me montes. —le susurra al oído, dejando salir una bocanada de aire caliente contra su piel.

—Mm... —succiona fuerte la sensible piel de su cuello, haciendo un leve chupete.

Pasa su lengua cálida por la piel lastimada, mandando corrientes de electricidad por todo su cuerpo. Los movimientos de la pelinegra sobre su erección se vuelven constantes, haciendo que él deje escapar roncos gemidos de sus carnosos labios. La calidez de su boca succionando su piel hace que cierre los ojos, apretándolos fuertes hasta que ve lucecitas de color. Esa boquita está haciendo maravillas en su cuello y quiere que su polla también sienta eso.

— Olvida eso. —dice entrecortado. —quiero que me des una mamada. —jadea cuando ella succiona más fuerte ante su pedido. —quiero sentir esa cálida boquita en mi polla, quiero que te ahogues en ella, que la chupes como si fuera tu dulce favorito. —

La pelinegra deja salir un gemido contra su piel de tan solo imaginarse haciéndole eso al rizado. Con manos ansiosas deshace el nudo de su corbata, quitándosela de un jalón y dejándola por un lado. Une sus labios con los de él mientras que sus dedos desabotonan sus botones uno por uno. Abre su boca para que la lengua del rizado entre en ella y la bese como a ella le gusta.

Deja de besarlo en los labios para bajar por su mandíbula, succiona unas cuantas veces mientras baja por su cuello hasta llegar a su pecho. Sus ojos avellanas no se despegan de él ni por un segundo mientras ella baja por sus abdominales. Traza estas con su lengua, sintiendo el sabor salado en su paladar que tanto ama, el sabor de su hombre. Succiona con malicia su vientre mientras que sus manos se encargan de deshacer el cinturón y el botón de su pantalón de vestir. Baja el zíper lentamente, haciendo que el sonido se escuche por toda la oficina. Con una sonrisa en sus labios pone una mano debajo de sus bóxeres, tomando la dura erección en esta. Joel cierra los ojos al sentir tan rica sensación, echando su cabeza para atrás en el respaldar de su silla. Mueve sus manos de arriba hacia abajo lentamente haciendo que él mueva sus caderas contra ella. Se lame los labios, haciendo trabajar a sus glándulas salivales. Abre su boca, tomando todo la longitud del rizado en ella.

—¡Oh! —Joel agarra su cabello azabache en una coleta, empujándola más contra su entrepierna.

Ella abre más su garganta, ahuecando sus mejillas dejando que el moreno tome su placer en esta. Mueve su cabeza de arriba hacia abajo succionando con entusiasmo. Siente el pre semen en su paladar y gime fuerte, mandando una vibración a su erección. El agarre en su cabello se aprieta haciéndola que abra los ojos, no sabe a qué horas los cerró, se encuentra con la mirada del rizado mirándola con lujuria.

—Lo estás haciendo tan bien, gatita. —acaricia su mejilla, sintiendo su erección sobre esta.

Ella le sonríe con los ojos brillosos, dejando que su polla salga de su boca con un pop. Joel alza una ceja, ladeando su cabeza. La pelinegra sonríe, dándole un guiño antes de envolver sus labios en la punta. Cuando su lengua hace contacto con la sustancia salada ella succiona más fuerte. Nota como el abdomen del rizado se contrae y sabe que su orgasmo está a punto de explotar. Sigue moviendo su cabeza de arriba hacia abajo hasta la mitad de su erección, su mano se hace cargo de masturbar lo restante y acariciar sus bolas.

—¡Oh! —Joel jadea con desesperación cuando su orgasmo lo golpea como una oleada.

La pelinegra lo sigue succionando hasta que ni una gota más sale de él. Espera hasta que el rizado la vuelva a ver para tragarse su corrida porque ella sabe que eso le gusta. Con cuidado guarda su ablandada polla en sus bóxeres, subiendo el zíper y cerrando el botón y el cinturón. Joel la sube a sus piernas nuevamente, acariciando su mejilla. Ella se apoya en esa caricia como una gatita hambrienta. Abotona su camisa y recoge la corbata para acomodársela de nuevo.

—Ya estas como que aquí no pasó nada. —le da un guiño, acomodando su saco.

—¿Cómo si nada pasó? —cuestiona con el rostro enrojecido. —solo tienen que verme el rostro y se darán cuenta que me has hecho llegar, muñeca. —

—¿Estas relajado? —cuestiona, acariciando sus rizos.

—¿Qué harías si te digo que no? —

—Te la chuparía de nuevo. —sonríe tiernamente.

—Ve a casa. —le da una suave nalgada. —y espérame con solo una de mis camisas de vestir puesta, tu camisa favorita. —

La pelinegra le da un beso en los labios antes de levantarse y salir de la oficina, las miradas de los empleados están encima de ella, pero no le importa. Camina por el pasillo como si se hubiera ganado la lotería, y con un hombre como Joel Pimentel está segura que si lo hizo.








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Yo también me le pongo de rodillas y no para rezar 😜

Denle mucho amor ♥️🙏🏼

𝖆𝖘𝖍 ◟̽◞̽

11/29/2018

𝖔𝖓𝖊 𝖘𝖍𝖔𝖙𝖘 • 𝕵𝖔𝖊𝖑 𝕻𝖎𝖒𝖊𝖓𝖙𝖊𝖑 • +𝟷𝟾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora