Joel la toma de las caderas, guiándola a la ducha mientras se comen a besos. Se golpean con algunas cosas en el camino, pero eso no hace que se dejen de besar. Al llegar a la ducha, el rizado con dificultad enciende el grifo del agua, dejándola correr hasta que salga tibia. Joel sube y baja sus manos por sus costados, acariciando cada centímetro de su piel. Unos segundos después, él los empuja bajo del agua, dejando que esta corra por todo su cuerpo. Ella se retuerce contra su erección, haciendo que salga un gemido de sus labios.
—Mi amor. —Joel susurra contra su boca, rosando sus narices juntas.
Ella sonríe contra sus labios, mientras se mueve contra él. Joel la toma de las caderas, acariciando su piel. De un movimiento rápido, la deja contra la pared, empinando su trasero contra su erección. Pone una de sus manos entre sus piernas, separando estas. El rizado pone sus labios en su cuello, succionando la piel debajo de su lóbulo.
—Joel. —ella susurra haciendo su cabeza para un lado para que él la siga besando.
—Hmm... mami. —succiona otra marca en su cuello.
Empuja su pecho contra los azulejos de la ducha, haciendo que estos se pongan erectos por la fría cerámica. Un ronco jadeo sale que sus labios al sentir las yemas de su novio recorriendo su cuerpo hasta llegar a su vientre. Traza su propio nombre en la piel de su novia antes de bajar a su vulva y delinear esta. La pelinegra se retuerce contra él, sintiendo una corriente de electricidad por todo su cuerpo.
—Oh. —ella se retuerce contra la pared y contra él al sentir los dedos de su novio en su clítoris.
—¿Te gusta eso, amor? —Joel dice en voz ronca contra su oído, acariciando su clítoris más rápido.
—Oh fuck. —ella enreda sus dedos en su cabello, enroscando los dedos de sus pies del placer. —dame más, dame más. —sigue repitiendo desesperada.
Joel baja por su cuello, sonriendo contra su piel. Con su otra mano, baja hasta una de sus nalgas, ahuecando esta. De un movimiento toma su erección en su mano, guiando esta a la dulce entrada de su novia. Deja de besar su cuello, pasando la punta de su erección contra su vulva.
—Dámela ya. —ruega con la voz llena de lujuria.
El rizado entra en ella de una sola estocada, haciéndola gemir fuerte al sentir la cabeza golpear su punto dulce. Joel la toma de las caderas, empinando mas su trasero mientras sale de ella lentamente. Golpea en ella una y otra vez, dejando que el agua tibia caiga sobre ellos. Baja una de sus manos por su muslo derecho, subiendo su pierna, dejándola sobre la esquina de la tina. El rizado entra en ella más profundo, haciéndola ver estrellitas.
—¿Te gusta eso? —sigue golpeando en ella, dejándola sin aliento.
El rizado levanta la cabeza, dejando que el agua caiga en su rostro. Una sonrisa se forma en su rostro cuando una idea se le viene a la cabeza. Toma la cabeza de la ducha, quitándola del soporte.
—No abras tus ojos. —Joel ordena contra su oído, poniendo la cabeza de la ducha contra su clavícula.
Un delicioso escalofrío corre por su cuerpo al sentir el agua caliente sobre ella. Baja la cabeza de la ducha por su cuerpo hasta llegar a su vientre.
—Oh. —jadea, lamiendo su labio inferior mientras su novio separa sus labios vaginales. —Ahhhhh. —se retuerce contra su pecho, sintiendo como el golpea su punto rico y el agua tibia hace presión contra su clítoris. —¡Oh dios! —deja salir una cadena de gemidos y gruñidos por el placer tan inmenso que su cuerpo esta sintiendo.
El rizado sube y baja la cabeza de la ducha sobre ella, mientras sus penetraciones se vuelven mas descontroladas y rápidas. Como pasó en la mañana, Joel se vuelve un desastre de gemidos, gruñidos y maldiciones que la dejan saber a ella que él esta a punto de correrse otra vez. La pelinegra aprieta su erección, sintiendo su orgasmo explotar en su vientre, el cual se expande por todo su cuerpo como oleadas de placer.
—Oh. —el rizado gruñe contra su oído, corriéndose adentro de ella.
Joel se sigue moviendo contra ella mientras que termina de correrse, envolviendo sus brazos alrededor de su torso. Deja caer su mentón en su hombro, besándole la mandíbula hasta llegar a sus labios.
—Dios. —ella susurra contra él. —eso fue... —se da la vuelta con una gran sonrisa en su rostro. —perfecto. —deja un besito en sus labios.
—Tú eres perfecta. —la mira con los ojos brillantes y una sonrisa boba en sus labios.
—Te amo. —la pelinegra se para de puntitas para besarlo.
—Yo te amo mas. —le sonríe, poniéndola debajo de la ducha para poder bañarse.
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Si me pasa algo así, me baño todos los días 😏
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