2. En el tiempo

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Cuando era pequeña me hacía ilusiones de las cosas más simples. Cómo por ejemplo, esperando a mi papá. Su pasión para con su servicio militar fue, es y será lo único que le importa. A medida que fue pasando el tiempo, caí todavía más bajo, hasta que aprendí de la peor manera.

Niñez.

Me levanto de mi cama contenta, corro cuando el ama de llaves dice que hay visitas pero me desilusiono cuando veo a Jovan.

—Vine a jugar —Sonríe mi amigo alzando un juego de mesa.

—No tengo ganas —Me enojo y corro a ver la ventana.

Toda la mañana me quedo esperando a mi papi, aunque no llega.

—¿Vamos a jugar ahora? —pregunta Jovan otra vez al pasar la hora de comer.

—Bueno —Me siento a su lado y me refriego el ojito.

—No te preocupes, seguro tenía que hacer cosas de grandes.

—Sí —Asiento.

Adolescencia.

Tercer año de secundaria, un nuevo chico se incorpora al instituto, al parecer no se llevaba bien con sus compañeros en su otra escuela. No lo conozco, dicen que es lindo, pero la belleza es relativa y lo sé porque me hacen cumplidos de ese tipo solo por conveniencia.

Obvio, soy la hija de un militar, quieren llevarse bien conmigo. Son todos unos falsos, menos Jovan.

—Quiero presentarte a Darren —dice mi amigo señalando al chico de cabello negro y ojos oscuros —. Él dice que estás en su estándar —Se ríe.

Oh lo de lindo no era mentira. Muevo mi pelo y me le acerco.

—Que superficial, pero supongo que si tú dices que soy guapa debo creerlo.

—Yo soy perfecto —Agarra mi mano y la besa —y tú primor, eres casi tan perfecta como yo.

Me río ante su ego.

—Supongo que eso es un halago.

—Lo es.

—Muchas personas me hacen cumplidos porque mi padre tiene un rango a su favor, ¿qué te hace diferente de ellos?

—Que a mí no me importa tu padre, sino tú.

Se me acelera el corazón y nos quedamos mirándonos por bastante tiempo.

—Ya paren tórtolos —Se ríe Jovan —estoy aquí aún.

Etapa universitaria.

Darren me engañó, otra vez. Lo vi, con esa rubia. Debí haber terminado con él hace rato pero no puedo.

Tiro una piedra al río furiosa.

—¡¡Muérete, imbécil! —grito para quitarme la frustración.

—¿Qué te pasó preciosa? —Oigo detrás y me giro viendo a Joel.

—¿No eres el amigo de Seyn? —Alzo una ceja.

—Seyn no tiene amigos —Se ríe y camina hasta ponerse a mi lado —¿Qué te sucede? Quizás pueda ayudarte.

—Mi novio me pasa —me quejo y vuelvo a mirar al río —. Se cree muy inteligente, pero no oculta bien sus infidelidades —Tiro otra piedra —¡Lo odio! —Detiene mi mano cuando voy a lanzar otra —¿Qué?

—No vale la pena, aunque si quieres vengarte, hay mejores formas —Se acerca a mi rostro y me alejo.

—No digas estupideces.

—Eres una chica linda, inteligente, mereces algo mejor.

Sonrío.

—Te escucho.

Malditos halagos y mi necesidad de atención, me llevó a un error, uno gordo. Joel no resultó ser el chico que creí que sería. El tiempo lo demostró.

Era un loco, cuando intenté dejarlo, me golpeó hasta casi la muerte. La parte bonita de mi vida comienza después de esta mierda. Tuve que quedarme en el hospital, fui sincera con Darren y al final nos convertimos en amigos, luego conocí a Maik.

Maik es todo para mí, es el único hombre que me ha tratado con respeto, solo puedo pensar cosas buenas de él y...

Actualidad.

"Esta parte de la historia se volvió aburrida".

"Aunque entendimos un poco más porque razón traicionaste a Darren".

"Diríamos que sentimos lástima por ti, pero sería mentira".

"Hasta nos pareció gracioso".

"Aunque omitiste toda las partes de magia".

"¡¡Aburrida, despierta!!"

Abro los ojos confundida, me duele el cuerpo y me siento en la cama. ¿Ace seguirá en el comedor? Mejor primero voy al baño. Bajo del colchón descalza, hay algo diferente, pero cómo estoy semidormida, no le presto mucha atención.

Entro al baño y me mojo la cara en el lavabo, cuando palpo mi rostro me quedo quieta. Que raro. Alzo la vista al espejo, ya que siento mis facciones distintas. Me quedo tildada observando el vidrio.

Hay un chico en mi baño. Que guapo. No, espera. No hay ningún hombre aquí. No pienso en lo que no tengo y en lo que sí, lo primero que me preocupa es mi vientre. Entonces al tocarlo, mi lado de madre se encuentra en estado de shock.

Me sobresalto hacia atrás, cayendo en la realidad, y me choco con la puerta, sin dejar de mirarme al espejo.

Ese hombre soy yo y mi bebé... Sin pensarlo grito alarmada al borde de las lágrimas.

—¡¿Dónde está?!

Crisálida #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora