14. Células muertas

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La tarjeta de Leik Misteik brilla, siento que lo llamé con el pensamiento. Un humo rojo aparece alrededor de un árbol y rápido guardo el papel cuando lo veo, está en cuclillas, agachado en una de las ramas.

—¡Ah, el demonio pervertido! —grita Aradia señalándolo.

—Tus panties son naranjas con ositos, no combinan —expresa Leik y me doy cuenta que de repente uno de sus ojos no lo tiene en el rostro —¡Pero igual es tan adorable!

Veo como el ojo rueda por debajo de la falda de Aradia y ella chilla.

—¡No seas irrespetuoso! —le grito y me sonríe.

—Hola, Eliza —Mueve los dedos saludándome y al parecer sabe que soy yo, aunque esté en forma de hombre —. Tienes un problema ahí —Señala su panza, refiriéndose a la mía.

Salta del árbol y agarra su ojo, mueve su cola de flecha, entonces tres atacantes se tropiezan, lo que nos da ventaja con la cantidad de personas.

—Mierda —me quejo —¡Ace se escapa con el libro! —grito porque sigo forcejeando con alguien y no puedo pasar.

—Yo me encargo —El demonio chasquea los dedos y se pone el ojo que le falta en su cara, desaparece en un humo rojo, entonces salta encima del adivino, el cual cae al suelo —¿Me das esto guapo? Gracias —Le saca el grimorio y Ace se muerde el labio.

Leik le hace un guiño y se levanta de sobre él, dando un salto, entonces vuelve hacia donde estamos.

—¿Quién perdió esto? —Le pega con el libro al tipo que forcejea conmigo —Tú no —Lo mira viéndolo desmayarse.

—¡Vienen más! —Le pega Seyn a otro.

—Esto parece una película de zombies —opina Jovan —. No existen, ¿verdad? —pregunta nervioso.

—Depende —Se ríe el demonio.

—¿Y ahora qué? —Miro a todas partes viendo que vuelven a rodearnos.

—Hay que acabar con la fuente de energía —Alza un dedo estando animado —que bueno que me alimento de esta.

—¿Y cuál es la fuente? —Levanto una ceja.

—Tú, obvio.

Cierto, yo tengo a las voces principales en mi cuerpo.

—Espera —Reacciono —¡¿Vas a matarme?! —Despues de todo dijo acabar.

—¡Para nada! —Se ríe —Además, no puedo matarte, eres un chico.

—¿Ah? —Lo miro confundida —¿Y eso que tiene que ver?

—Que soy un íncubo, mató mujeres no hombres, aunque solo si me pasó de la raya. Como sea —Hace girar su mano —no puedo quitarte energía ya que eres hombre, pero las voces no tienen género y están en ti, solo hay que probar —Chasquea los dedos y aparece delante de mí, de repente me agarra de la cintura.

—¿Qué crees que haces? —Frunzo el ceño.

—Acabar con el ataque —Mira a un costado viendo que vienen más personas.

En mi distracción, al yo observar también en esa dirección, Leik une sus labios con los míos y me sorprendo. Siento como la energía de las voces se mueve por mi cuerpo y de alguna forma llega a su boca. Las personas que nos atacaban comienzan a desmayarse, cuando cae la última, el demonio me suelta rápido, parece más él el sorprendido.

—Oh ¡Wow! Eso fue... —Hace una pausa para opinar —rarísimo, pero me gustó —Se ríe —. Queridas voces, ustedes son energía que se crea de manera constante y yo me alimento de energía, combinamos muy bien —Alza las manos —¡Estoy muy emocionado!

"Iugh, ya nos dió náuseas y no tenemos estómago".

"¿Qué vomite?"

"Votación: ¡¡Sí!!"

De repente Leik se tapa la boca, pero no puede combatir lo que quiere salir y entonces un líquido negro es expulsado, y se derrama por toda su mano hasta llegar al suelo, que lo mancha incluso aunque cubrió sus labios. Tose un poco más y me doy cuenta que lo que ha caído son las células muertas de las voces, ya que él se las comió. Sin embargo, aún así, esos seres pudieron salir de ese cuerpo, a pesar de que lo decían desde mi mente.

Estoy atónita con la situación, pero al menos ya se han calmado en mi cerebro, se estaban quejando mucho, ya me daban jaqueca.

Crisálida #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora