La luz en la noche sigue parpadeando, ni un alma pasa por aquel cuarto. Aquella sustancia negra que parecía muerta, comienza a moverse y a tomar forma. Se escucha un corazón latiendo, la capa negra que la recubre empieza a romperse, una araña del tamaño de una mano adulta, sale de allí dentro. El enorme bicho camina despacio hasta saltar por la ventana.
En las sombras del callejón, pueden verse más arácnidos, pero más pequeños, los cuales se acercan a el mayor. Una silueta se forma en la pared, mientras el insecto se rompe y crece aún más.
El hombre encorvado, comienza a erguirse. Se acomoda los huesos que terminan de unir cada extremidad y avanza desnudo por el callejón. Sus iris negros, en contraposición con su piel tan clara, observan detenidamente el lugar, su vista veloz ve a su objetivo caminando en la calle. Una sonrisa maliciosa se forma en su rostro y avanza hasta su presa.
Un grito desgarrador se escucha en aquel callejón y la víctima muere sin piedad, simplemente por una razón absurda. El ser a quien llaman "las voces" avanza por la vereda dejando el cuerpo muerto de un individuo, solo por la falsa necesidad de ropa. Se detiene a mirarse en un vidrio de una casa y todas opinan igual. No les gusta ese atuendo. Sonríen con ese solo cuerpo y comienzan a cambiar, más rápido que cualquier cambiaforma. Su cabello crece, las curvas se forman y la ropa masculina que tenía se transforma en un vestido, convirtiéndose por completo en una fémina. Ya que en realidad no necesitaba robarle a nadie, puede crear su propia materia.
—Estúpidos —Se ríen y un eco se escucha en toda la calle —nunca hizo falta un bebé, solo necesitábamos el arma que ocultaba Blake —La mujer se pone unos lentes oscuros en aquella noche fría —. Que fácil es engañar a los de un solo cerebro —Otra carcajada se oye en el lugar mientras se dirigen a hacer su próxima maldad.
Continuará...
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