41. Sin corazón

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"Se acabó el juego, hora de parir".

Al darme cuenta de las trampa de las voces, estas dicen algo que me descoloca, entonces controlan a Xia que me agarra por detrás y forcejeo con sus brazos, pero me paralizo cuando sube su prótesis afilada hasta mi cuello.

Ace observa la escena desde el vidrio, hasta que veo que lo golpea, se corta todo el brazo, pero agarra el de Xia, haciendo que me suelte.

—¡¡Corre!! —me grita —¡¡No puedo enfrentarme a las voces por mucho tiempo!! —Un tatuaje negro se forma en su mano y cierra los ojos que a su alrededor se forman dibujos.

Le hago caso y salgo corriendo lo más rápido que puedo.

"¿Crees que puedes escapar de nosotras?"

"Es inevitable huir".

Antes de que una puerta se cierre, salto cruzándola. No puedo salir, pero puedo buscar a Blake. Su oficina está en el piso de arriba.

"Un científico idiota no puede ayudarte, que tonta".

—¡¡Sí, puede!! —grito.

"Ni te percataste de que el tiempo ha volado, menos lo harán los demás, ríndete".

Teniendo en cuenta de que Blake fue quién modifico sus moléculas una vez, hay una oportunidad, pero claro, primero debo convencerlo.

"No seas ilusa, ese ser no tiene corazón".

"Literal ja, ja".

"Se va a morir antes de poder ayudarte".

Ignoro sus fallidos intentos de detenerme y llego a donde se encuentra la oficina del vampiro. La puerta es enorme, parece estar cerrada de manera hermética. Golpeo fuerte lo que parece ser de acero y grito para llamarlo. Rato después la puerta corrediza se abre automáticamente.

—¿Blake? —Avanzo por la habitación oscura.

La oficina es enorme, hay varias mesas con frascos, tecnología avanzada y líquidos extraños. Al final del camino veo su escritorio, a un costado en el suelo, el vampiro se levanta del piso y frunce el ceño.

—¿Qué quieres? —expresa molesto.

A pesar de que no hay ni luces en el lugar, puedo notar que desde su pecho hasta llegar a su cuello, casi su cara, su piel está cortada, como si se hubiera desintegrado, puedo verle el hueso de su garganta. Por lo que tengo entendido, todo lo destruido que tenía, solo se veía en su torso, al parecer el tumor se ha extendido.

—Pues... —Intento responder y me observa de mala manera al quedármele viendo —. Perdón, no fue a propósito —Río nerviosa.

—¿Qué quieres? —repite y agarra una botella con sangre, se la bebe, se cura, pero la piel se vuelve a abrir —Estoy ocupado.

—¿En el suelo? —Alzo una ceja —¿Qué te pasó? Hace poco estabas bien, te vi bien, o sea no te pasaba eso —Señalo su condición.

—Soy bueno fingiendo —Toma otro poco de la botella y la apoya en el escritorio —. Me da asco la lástima ¿Vas a seguirme mirando como si fuera un engendro o me vas a aclarar qué haces aquí? —Bufa.

—¡Las voces intentan secuestrarme!

—Que novedad —Se ríe.

—¡No seas malo!

—No soy muy sociable, como verás —Señala el lugar cerrado y luego frunce el ceño —. Y si viniste a encontrar ayudar, no la bosques aquí, no soy un samaritano.

—Lo sé, pero...

—Pero nada, déjame en paz —Se gira hacia la ventana —. Creí habértelo aclarado, no me involucren en sus cosas, tengo mis propios problemas.

—¡No tengo tiempo, necesito tu arma! —le aclaro intentando contarle sobre mi idea.

Se da la vuelta al volver a observarme, alzando una ceja.

—¿Disculpa? ¿Qué arma?

—La que le disparaste a Rein, me han dicho que servía para robar partículas, la magia de las voces —le recuerdo.

—Sí ¿Y? Necesitas un hechizo, esa sustancia no va a quitártelas así sin más, no es fiable juntar magia con ciencia, has visto lo que le ocurrió a Rein cuando le dispare —Se ríe.

—Tengo que intentar, puedo impedir que lo hagan, que elijan cuando cambiar, puedo evitar que hagan lo que quieran.

—O morir —aclara.

—¿Qué te importa de todas formas?

Sonríe.

—Tienes razón, además nunca terminé ese experimento —Se acerca a un mueble y saca el arma que contiene el líquido —quizás pueda obtener lo que no conseguí antes —Me apunta y me sobresalto.

Ya no puedo arrepentirme.

La puerta se abre de repente, entonces llegan Ace y Xia a la gran oficina. Blake se lo piensa un segundo, así que de repente les dispara a ellos también, siento el impacto y a las voces gritar. No solo a las que están dentro de mí.

Crisálida #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora