38. Intentarlo

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Tiene razón, hace un año quisimos probar algo diferente y salió terrible la práctica. En la teoría estaba todo elevado, pero ejercer el acto fue lamentable. De hecho, Maik se culpó por lastimarme y decidimos no volver a intentarlo. Fue algo que planeamos los dos, no había necesidad de culparse.

—No empecemos —me quejo —fue solo un mal intento.

—Sí, supongo —expresa desanimado.

"¡Aguafiestas, solo tienes que partirla en dos, tan difícil no es!"

—¡¡Cállense!! —Me sobresalto al oír eso en mi cabeza —Ustedes no ayudan —digo por lo bajo a regañadientes.

Maik me mira y se ríe.

—¿Qué te dicen?

—¡Ya te aclare la otra vez, que no quieres saberlo! —grito sonrojada.

—¿Qué tan malo puede ser? —Mueve los hombros.

"Tan malo como saber que tu entrepierna aún está activa".

Bajo la vista hacia el pantalón de Maik, y luego la subo a mirarlo a los ojos, río nerviosa.

—¿Tienes... calor?

Gira su vista al frente.

—Un poco —expresa avergonzado.

—¿Y ahora qué? —pregunto confundida —¿Me visto?

"¡Claro que no!"

"¡Aprovecha que no se le ha ido el calentón todavía!"

Habría un silencio incómodo, si no fuera porque las voces hablan todo el tiempo en mi cabeza, pero en algo tienen razón. Como dice la célebre frase «tropezón no es caiga» ¡Se puede volver a intentar!

Agarro su rostro con ambas manos y lo beso.

—Eliza —dice apartándome sorprendido.

—Hay que intentarlo —expreso sintiendo mis mejillas arder.

—Pero no quiero lastimarte —aclara afligido.

—Lo que pasó es porque no tenemos práctica en esa área, eso es todo, no lo compliquemos tanto.

"¡Eso, imponte!"

"Saca el macho que llevas dentro".

"Ah no, ya eres uno ja, ja".

Ruedo los ojos ante sus comentarios y Maik me mira raro, así que le sonrío.

—Bueno, supongo que hay que buscar un lubricante o algo que podamos usar —digo ya que sigue callado —¿Maik?

—No sé si tenemos ese tipo de cosas en esta casa.

Alzo una ceja.

—Pues si no lo tienes tú, seguro lo tiene Rein.

—No digas eso —expresa avergonzado.

"No nos gusta a donde va esta conversación".

Frunzo el ceño.

—¿Me vas a decir que Emmet y Rein no usan el cuarto de vez en cuando?

"¡Ag, lo sabíamos!"

—No voy mentir, he encontrado preservativos en el tacho, pero no quiero hablar de la sexualidad de mi hermano ¿Es necesario?

"¡Nosotras tampoco queremos escuchar sobre eso!"

—Sí, porque hay que conseguir lubricante —le respondo a Maik ignorando a las voces —. Si nos dirigimos a comprar, entre que vamos y venimos se nos va a ir toda la calentura.

—¿No crees que ya de fue?

Me río nerviosa.

—Claro que no.

Dile eso a tu entrepierna y a la mía.

Crisálida #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora